Avelino se cambia de pijama
Historias de Cádiz-Herzegovina (Capítulo 3)
El alcalde de San Fernando y tres de sus ocho concejales andalucistas decidieron una mañana de octubre de 1985 que era un buen momento para pasarse por sorpresa del PA al PSOE
Aquella operación se considera aún el mayor caso de transfuguismo habido hasta ahora en la provincia de Cádiz
El alcalde vino a decir que sólo si se pasaba al PSOE llegarían inversiones a La Isla
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San Fernando/En febrero de 1986, en la cabalgata del Carnaval de Cádiz triunfaban los tipos coloridos, las coplas y sobre todo el popurrí de la chirigota Las momias de güete pa guá los niños, primer premio del concurso del Falla de ese año. A pocos kilómetros de allí, y a esa misma hora, un hombre arrasaba en la cabalgata de San Fernando pero de una manera muy diferente, con su sola presencia, sin un tipo que destacara por ser muy llamativo y sin tan siquiera abrir la boca. Aquel individuo había optado por ponerse un traje, colocarse una barba blanca y lo único que hacía era arrastrar un perchero en el que había colgado un número nada desdeñable de chaquetas. Ah, y un letrero en el que sólo se podía leer un nombre propio: Avelino.
A ese vecino de La Isla no se le ocurrió mejor manera para, a su modo, recordar lo que había sucedido en esta localidad gaditana apenas cuatro meses antes. Y lo que sucedió aquel octubre de 1985 fue sencillamente el caso más flagrante de transfuguismo político que se ha vivido en toda la provincia de Cádiz desde la reinstauración de la democracia a finales de los setenta hasta la actualidad.
En 1985 Diario de Cádiz aún se imprimía en formato sábana. Es más, este centenario periódico gaditano fue el último de toda España en reconvertirse al llamado formato tabloide, que es el que impera aún hoy. Pero habría que esperar aún unos años, en concreto hasta enero de 1990, para que ese proceso de transformación del sábana al tabloide se llevara a cabo. Por eso en 1985 el Diario era aún gigantesco y las noticias que presidían su primera página impactaban precisamente por sus dimensiones.
Eso fue lo que sucedió con la edición del sábado 5 de octubre de 1985. La noche anterior el director del Diario, Luis Alberto Balbontín, consideró que los acontecimientos políticos vividos ese viernes en San Fernando tenían mucha enjundia y que se merecían abrir la primera página del periódico que se estaba terminando de elaborar. Y con una apertura a cuatro columnas –de una anchura total de siete– lanzaba un titular que no podía ser más directo: "El alcalde de San Fernando se pasa al PSOE". Toma ya.
Piensen por un momento en el alcalde o alcaldesa de su ciudad. Da igual que sea de una localidad grande o de un pueblo pequeño, y da igual también si es del PSOE, del PP, de IU o andalucista. E imaginen ahora que una buena mañana ese regidor o regidora comunica que ya no está a gusto en el partido con el que se presentó a las últimas elecciones municipales y que, en lugar de irse para su casa, decide seguir en política pero pasándose a la formación política que hasta ese momento lideraba la oposición. Y eso se hace destituyendo de toda responsabilidad municipal a quienes eran tus compañeros en el gobierno y redistribuyendo esas delegaciones entre los que venían siendo tus adversarios políticos.
En democracia ha habido muchos casos de transfuguismo en la provincia de Cádiz, pero lo que no es habitual es que eso suceda cuando ese político en cuestión está en el ejercicio de sus competencias, y más aún siendo alcalde. Y cuando ese dirigente se cambia de bando se le suele tachar de chaquetero, de ahí lo del perchero repleto de chaquetas de la cabalgata.
Pero en San Fernando Avelino Arias Soto no es que cambiara de chaqueta. Más bien se podría decir que lo que hizo el regidor isleño fue cambiarse de pijama, porque la decisión de dejar el PA para pasarse a PSOE parece que la tomó esa misma noche. Nadie se lo esperaba y por eso el impacto mediático fue tan brutal.
Seis años antes de ese 1985, en las primeras elecciones municipales celebradas en 1979, el triunfo en San Fernando de la UCD (10 concejales) fue estéril. Como sucedió en muchas ciudades, también en La Isla fructificó aquel histórico pacto de izquierdas entre el PSA (siete ediles), el PSOE (seis) y el PCE (dos). El cabeza de lista de los andalucistas, Fernando Rodríguez Viaña, fue investido alcalde, aunque estuvo muy pocos meses en el cargo. Por incompatibilidad con su profesión optó por renunciar a la Alcaldía siendo relevado antes de que acabara ese 1979 por Avelino Arias Soto, un gallego que llevaba ya unos años en tierras gaditanas y que se había afiliado al PSA.
Avelino sería reelegido tras las elecciones municipales de 1983, aunque su gobierno cambió de color. Pese a llevar más de tres años en la Alcaldía, el candidato andalucista no pudo hacerse con la victoria, que, aunque por un margen muy estrecho inferior a los 250 votos, cayó del lado de un PSOE que en España ya gobernaba con una incontestable mayoría absoluta de la mano de Felipe González y que en La Isla había presentado como alcaldable a Agustín Mendoza. Pero una vez más el ganador en las urnas no sería quien tomara las riendas del gobierno merced al pacto de gobierno suscrito por los nueve concejales andalucistas del PSA y los seis de Alianza Popular (AP), germen del actual PP, que nacería algunos años después. Avelino Arias lograba mantener la Alcaldía para indignación de los nueve concejales del PSOE y del único del PCE.
Pero todo cambió pasado el ecuador de ese mandato corporativo. Un año antes, en 1984, los andalucistas habían celebrado un congreso nacional que había propiciado importantes cambios en la estructura de esta formación, tanto ideológicos como en sus propias siglas, ya que el Partido Socialista Andaluz (PSA) se transformaba en el Partido Andalucista (PA). Los malos resultados cosechados en las elecciones andaluzas de mayo de 1982, en las generales de octubre de ese mismo año y en las municipales de mayo de 1983, y el hecho de que el PSOE se convirtiera en el referente también del andalucismo, estaban claramente detrás de esa decisión.
Y a todo esto había que unirle el afán desmedido por abarcar aún más poder de un PSOE que era prácticamente hegemónico en España y en Andalucía pero que no podía hacer frente a algunos alcaldes de formaciones diferentes que demostraban tener un carisma especial. De ahí que, en lo referente a la provincia de Cádiz, el PSOE tocara a alcaldes como los de Jerez (Pedro Pacheco), Sanlúcar (José Luis Medina), Chipiona (Luis Mario Aparcero) o San Fernando (Avelino Arias), entre otros. Algunos les dieron calabazas a los socialistas, pero no fue ese el caso del regidor isleño.
"Desde marzo o abril de ese 1985 ya se rumoreaba que Avelino estaba pensando en pasarse al PSOE pero él lo negaba siempre, incluso cuando dirigentes del comité nacional del PA vinieron a La Isla alarmados por esos rumores. Por eso cuando todo estalló nos pilló en cierto modo por sorpresa". Quien habla es Alejandro Zapata, uno de los andalucistas históricos de San Fernando y que era concejal del PA el día de autos.
Esta opinión es compartida por Juan Ibáñez, que ya era concejal de AP en San Fernando y que con los años llegaría a ser diputado nacional del PP por Cádiz. "Nosotros estábamos gobernando a gusto con los andalucistas, no había problemas entre nosotros, hasta que de pronto estalló aquella bomba y pasamos a la oposición. Todo fue muy raro y yo creo que sucedió porque el PSOE le prometió de todo a Avelino, aunque luego no cumplieron con nada".
De los nueve concejales que tenía el PA, cuatro decidieron pasarse al PSOE, en concreto Francisco Muñoz Mainé, Antonio Pagán –ambos eran independientes–, Rafael Sánchez Prieto y el propio Avelino Arias. Fieles al Partido Andalucista se mantuvieron Alfredo Díaz San Ignacio, Andrés Ruiz Pizones, Juan José Soto, Juan Muriel y un Alejandro Zapata que aún hoy, casi 40 años después, afirma convencido que el PSOE "nos tocó a todos para que nos pasáramos a su lado y a algunos, como a mí, nos ofrecieron hasta un puesto de trabajo en la Diputación, pero no cedimos". De manera automática todos ellos pasaron a la oposición mientras Avelino Arias cerraba su gobierno repartiendo las delegaciones entre los ediles del PSOE, los tres ex del PA que se habían ido con él y él único representante del PCE, Ignacio Vera, que se sumaba también al cambio político.
Para justificar su fichaje por el PSOE Avelino Arias utilizó fundamentalmente dos argumentos. El primero era por el cambio ideológico que había experimentado el PA, que no sólo había perdido la S de socialista sino que, según entendía él, había virado de la izquierda hacia el centro. "Mantengo mi compromiso más firme con la ideología socialista", dijo. Pero también afirmaba el alcalde que se cambiaba de bando para poder hacer cosas en San Fernando. "Tengo muchos proyectos para la ciudad y para que se puedan hacer tiene que ser de la mano del PSOE", afirmó al mismo tiempo que aseguraba que no negoció "ni cargos ni prebendas" con la dirección socialista.
Desde el otro lado la reacción fue lógicamente de indignación total. Los que hasta ahora habían sido compañeros de Avelino lo pusieron de traidor para arriba. El más contundente fue Antonio Ortega, que en esas fechas era secretario de Organización de la ejecutiva nacional del PA: "Desde Caín la Historia ha estado llena de Avelinos Arias", dijo con contundencia. Y automáticamente el alcalde era expulsado del Partido Andalucista.
Mientras todo eso sucedía en las filas del PSOE se frotaban las manos. Se sabe que esas negociaciones con Avelino fueron iniciadas en La Isla por José Luis Sordo, un referente histórico del socialismo local, y continuadas en clave provincial por José Luis Blanco, que era el secretario general del PSOE de Cádiz. Pero la operación se cerró en Madrid, en la sede socialista de Ferraz, y no fueron pocos los viajes que el alcalde isleño dio a la capital de España para negociar tanto una serie de proyectos de futuro para San Fernando como también su situación personal, que debía pasar inexorablemente por su afiliación al PSOE.
La única mujer que había entonces en la Corporación isleña era la socialista María Jesús Castro que recuerda que, por lo general, la agrupación local del PSOE recibió con los brazos abiertos a Avelino y a sus tres compañeros escindidos del PA. "Hombre, también hubo críticos, gente que lamentaba que se le pusiera una alfombra a unos dirigentes que entendían que no eran socialistas de toda la vida, pero ese rechazo era minoritario. La verdad es que teníamos muchas ganas de gobernar porque teníamos muchos proyectos de futuro para La Isla", opina la hoy ex senadora y miembro de la ejecutiva federal del PSOE.
Curiosamente todos los que le conocieron, incluso sus adversarios políticos, hablan maravillas de las cualidades humanas de Avelino Arias, fallecido en 2007 y a quien dibujan como un político de raza, una persona muy cercana a la gente, muy vinculado al asociacionismo isleño, paternalista incluso pero que quizás no tenía entre sus fuertes la gestión.
A la conclusión de su primer pleno como alcalde socialista Avelino Arias vio cómo desde las filas andalucistas se le acercaba Alejandro Zapata, quien no dudó en arrojarle una corona de laurel que había comprado para la ocasión mientras le gritaba: "¡Roma no paga traidores!". Empezaba ahí a fraguarse la venganza del andalucismo e incluso hubo dirigentes de este partido que levantaron la mano para ir en la candidatura a las elecciones municipales de 1987 simplemente para derrocar a Avelino. Lo terminarían logrando, aunque tuvieron que esperar a la moción de censura que fructificó en agosto de 1989 y que aupó a la Alcaldía a Antonio Moreno.
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