Beatriz y Ramón, un matrimonio tranquilo, un final dramático

Crimen en Barbate

Beatriz era natural de Sevilla y Ramón de Ceuta. La pareja tenía un hijo

A Beatriz le habían diagnosticado una grave enfermedad que podría haber sido el desencadenante del crimen

Un cámara graba el portal de la avenida Atlántico donde se produjo el crimen. En la esquina superior derecha, la imagen de los fallecidos, Ramón y Beatriz. / Jesús Marín
P.M.E.

09 de agosto 2021 - 17:41

Ramón y Beatriz llevaban media vida en Barbate. Él había nacido en Ceuta, ella en Sevilla, pero su profesión de docentes les había llevado a la localidad jandeña, donde habían fijado su residencia tras jubilarse, concretamente en el edificio El Atún, en el número 20 de la avenida Atlántico, una de las zonas residenciales de la población situada a la espalda del Paseo Marítimo.

La pareja tenía un hijo y aunque arrastraban problemas de salud de cierta gravedad nada hacía prever que en la noche del domingo Beatriz, presuntamente, la emprendiera a golpes y puñaladas contra Ramón, que poco pudo hacer para defenderse desde su silla de ruedas. Posteriormente, tras dejarlo mal herido y en un gran charco de sangre, Beatriz subió a la azotea del edificio, se encerró por dentro y se lanzó al vacío falleciendo en el acto.

Ramón sobrevivió unas horas. De hecho, cuando los agentes de la Guardia Civil llegaron a su domicilio y se encontraron con un espectáculo dantesco todavía respiraba.

La Benemérita recibió sobre las diez de la noche del domingo el aviso de que una mujer se había precipitado al vacío en la avenida Atlántico. Al llegar comprobaron que el cuerpo de esta persona, de 65 años de edad, estaba tendido en la calle y que había muerto en el acto a consecuencia del fuerte impacto contra el suelo. Los agentes entraron en el edificio junto a compañeros de la Policía Local de Barbate, que también tuvieron un papel protagonista en la historia. Al subir a la azotea comprobaron que la mujer había cerrado por dentro y había dejado un manojo de llaves puesto en la cerradura. Un policía local logró abrir la puerta, oyeron gritos de auxilio en uno de los pisos inferiores, por lo que rápidamente se dirigieron hacia él y tras probar con varias de las llaves que habían obtenido en la azotea lograron entrar. Allí se encontraron a Ramón, de 73 años, tirado en el suelo, gravemente herido, con diferentes heridas por su cuerpo y algunas en la cabeza que hacían que su estado fuera crítico. Los agentes de la Policía Local que lo atendieron, junto a la Guardia Civil, reconocen que fueron momentos de terror, porque con sus propias manos intentaban taponar la sangre que manaba a chorros de las heridas infligidas por arma blanca.

Tras solicitar ayuda a los sanitarios que se encontraban en la calle junto al cuerpo de la mujer esperando que llegara la autoridad judicial para poder procederse al levantamiento del cádaver, estos iniciaron las maniobras de rehabilitación de Ramón hasta que llegó una ambulancia medicalizada que lo trasladó al hospital Puerta del Mar, desde donde pasadas las tres de la mañana se notificó a la Guardia Civil su fallecimiento.

En la mañana de este lunes había una gran incredulidad entre sus vecinos. Algunos comentaban que a Beatriz se le había diagnosticado una enfermedad que se le había agravado en los últimos meses. Quizá por esto la Guardia Civil no descarta ninguna hipótesis, ni siquiera que se haya tratado de un crimen llevado a cabo por la desesperación de no querer dejar a su cónyuge desamparado ante un presumible agravamiento de su dolencia. Eso sí, otras fuentes consultadas comentaban que las heridas que había sufrido Ramón eran mortales pero también dolorosas.

Ramón tenía una minusvalía que le hacía tener que desplazarse en una silla de ruedas. Además, sufría una enfermedad pulmonar que le obligaba a portar siempre un respirador para ayudarlo a tomar oxígeno. No obstante, a sus 73 años parecía que hacía una vida dentro de la normalidad hasta que en la noche del domingo se desencadenaron los incidentes que acabaron con su muerte y la Beatriz, su mujer.

Los investigadores de la Guardia Civil se han hecho cargo de las pesquisas para intentar dilucidar qué pudo llevar a Beatriz a ensañarse de esa forma con su marido Ramón, al que cuidaba cada día.

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