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La provincia de Cádiz inició 2021 con una tasa de paro del 27%, dos puntos más que en el cuarto trimestre de 2020, según revela la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística. Es once puntos superior a la media española y constituye el peor dato desde el cuarto trimestre de 2018, además de colocar a Cádiz como la provincia con el registro más negativo en lo que a tasa de paro se refiere, sólo superada por la Ciudad Autónoma de Ceuta (28,5%).
El número de parados se elevó en más de 8.000 personas respecto al anterior trimestre, superando la cota de 150.000 desempleados, lo que supone también el peor registro desde el último trimestre de 2018.
La ocupación también presenta una evolución negativa. La provincia de Cádiz destruyó más de 24.000 empleos en el primer trimestre de 2021, en relación con el cierre de 2020. con lo que el número de personas con trabajo se redujo de 430.600 a 406.200. Este dato revela la estacionalidad del empleo generado en la provincia de Cádiz, donde se concentra el pico de la actividad en el tercer trimestre año, sin tener continuidad en los meses siguientes. Hay que remontarse al cuarto trimestre 2013, en plena crisis del euro, para encontrar un trimestre con mayor destrucción de empleo. En ese ejercicio, se perdieron 27.000 puestos de trabajo en un solo trimestre.
La población activa -que comprende a los ocupados y a los desempleados que buscan trabajo- pierde casi 17.000 integrantes respecto al tercer trimestre y desciende hasta las 556.000 personas. Esto lleva a que la tasa de actividad -la relación entre la población activa y el conjunto de la población- caiga dos puntos, hasta el 53,4%.
La tasa de empleo -la relación entre el número de ocupados y la población en general de más de 16 años, activos o no- también retrocede tres puntos en relación al trimestre anterior, hasta el 38,9%, el peor dato desde el primer trimestre de 2018 siete puntos por debajo de la media española. Es la más baja de toda España, donde la media está en el 48,4%,
Por su parte, la población inactiva -que comprende a la población mayor de de 16 años que no trabaja ni busca empleo, como estudiantes, pensionistas, incapacidades o amas de casa- integra a 19.000 personas más, hasta los 485.000, 5.000 personas más que en el primer trimestre del año pasado. Hay que recordar que la cifra inactivos se disparó por encima del medio millón en el segundo trimestre de 2020, coincidiendo con el confinamiento.
En el tercer trimestre de 2020 se registró una el mejor dato de ocupación desde el verano de 2008, lo que demuestra no sólo que la economía se reactivó con fuerza tras el confinamiento, sino la reincorporación de trabajadores afectados por un ERTE. Un tercer factor a tener en cuenta es que a partir de noviembre la Junta de Andalucía aplicó nuevamente restricciones a la movilidad y a la hostelería, lo que afectó especialmente a unan provincia tan dependiente del turismo como Cádiz.
Precisamente, hay que recordar que el INE no considera desempleados a a los afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). El INE sigue las especificaciones de Eurostat, el órgano de estadística de la UE, que estipula que los suspendidos de empleo se clasifiquen como ocupados cuando existe una garantía de reincorporación al puesto de trabajo, una vez finalizado el periodo de suspensión, garantía que está recogida en los reales decretos aprobados durante la pandemia. También se clasifican como ocupados los trabajadores afectados por un ERTE con reducción de jornada.
Estos datos son diferentes a los registros del Servicio Andaluz de Empleo, que arrojaron en marzo un fuerte descenso del desempleo en la provincia. Sin embargo, no son comparables ya que la metodología es diferente. Mientras la EPA se basa en una encuesta y es una media trimestral, los datos del paro del SAE sebasan en los inscritos en las oficinas de empleo y las cifras de afiliados a la Seguridad Social.
Hay que recordar que la EPA del segundo trimestre del año pasado arrojó una sorprendente bajada del desempleo por la metodología que aplica el Instituto Nacional de Estadística, ya que muchos desempleados fueron registrados como inactivos durante el confinamiento al no cumplir las dos condiciones básicas para que se les considere parados: la búsqueda activa de empleo, algo imposible en muchos casos al estar las empresas cerradas; y la disponibilidad para trabajar, inviable para muchas personas debido a que tuvieron que hacerse cargo de dependientes, fundamentalmente menores.
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