Cádiz, diez años en el limbo

Casi ninguno de los proyectos que se plantearon en la primera década del siglo para la provincia son hoy realidad. La Junta titubea sobre si seguir con el desarrollo de algunos de ellos

Proyecto del hospital provincial presentado hace una década para los antiguos terrenos de CASA
Proyecto del hospital provincial presentado hace una década para los antiguos terrenos de CASA
Pedro Ingelmo

27 de julio 2019 - 21:42

Si nos situamos en el año 2009 en la provincia de Cádiz, dos años después del golpe moral que supuso la espantada de Delphi, un año después del inicio de una crisis que nadie podía suponer tan larga ni que dejaría tantas cicatrices, todavía los políticos seguían hablando de grandes proyectos. Gobernando Zapatero en Madrid y José Antonio Griñán en Sevilla se prometió que no se abandonaría a Cádiz. Llegaría dinero, infraestructuras y planes de reindustrialización. Llegaría la modernidad.

De haberlos creído y haciendo una proyección incluso pesimista, se pensaría que diez años después, en 2019, es decir, ahora, es seguro que la Bahía tendría un nuevo hospital provincial que no estuviera en mitad de una avenida; una ciudad de la Justicia que evitara que ésta se administrara en edificios antiguos y dispersos o en oficinas de nuevo cuño nunca pensadas para ello en los bajos de un estadio; un polígono en Las Aletas que atrajera nuevas empresas, muchas de ellas dedicadas a energías renovables; una autovía que uniera las dos Bahías; una estación de tren convenientemente adecuada para recibir y despedir un tren de alta velocidad; un tranvía que uniera Cádiz con Chiclana; un aeropuerto con capacidad para atraer turistas no sólo de Europa, sino de otros mercados en los que hace tiempo que se hubiera trabajado para convertir el destino en competitivo... De hecho, en ese Cádiz ficticio hace años que estaría funcionando un hospital en La Janda y, por supuesto, nadie se acordaría del nudo de Tres Caminos y de sus atascos.

Diez años después la modernidad no ha llegado, casi nada de esto existe (el hospital de La Janda, sí, inaugurado hace unos meses cuando se proyectó hace veinte años). El pasado fin de semana un espectacular atasco en Tres Caminos nos hizo mirar la hemeroteca. La foto era la misma. No es que todo siga igual (en Cádiz hay un estadio nuevo y un nuevo puente y algunas carreteras han mejorado), pero tiene un efecto simbólico.

Una reflexión del presidente de los empresarios de la provincia, Javier Sánchez Rojas, ha servido de voz de alarma para que no se sigan cometiendo los mismos errores. En un encuentro sobre el futuro de la industria aeronáutica en la provincia, recordó que hace tres años se llegó a un acuerdo entre instituciones, pero también entre dos gigantes como Navantia y Airbus, para crear en la Bahía el Centro de Fabricación Avanzada. Nada podía parecer más sencillo. Era un elemento en el que se podría llevar a cabo el I+D+i con rúbrica de la provincia. Navantia cedió la nave y ahora hacía falta el personal altamente cualificado y la maquinaria. Sólo eso. Luego se ejecutaría en el Trocadero el edificio definitivo. Tampoco nada de esto pasó. Ni el equipo altamente cualificado ni la maquinaria. Del nuevo edificio no hay ni proyecto.

Pero sí que sucedió en Sevilla, al igual que sí sucedieron otras muchas cosas, del mismo modo que sí sucedió una ciudad de la Justicia en Málaga o incluso hasta ocurrió lo que parecía imposible:Granada consiguió el AVE. El CFAparecía poca cosa entre todas las deudas con Cádiz. Pero tampoco.

El CFA era responsabilidad de la agencia Idea, pero los nuevos gestores de la agencia Idea aún estudian para lo que sirve la agencia

Era responsabilidad de la agencia Idea culminar un elemento clave en lo que se ha dado en llamar el astillero 4.0. Los nuevos responsables de la agencia Idea, recién aterrizados, escucharon la crítica cuando aún desde Sevilla, el nuevo gobierno de la Junta, quiere saber para qué sirve la agencia Idea y todas las demás agencias creadas en la última etapa socialista.

De hecho, mientras se siguen levantando alfombras, la primeras palabras del nuevo gobierno sobre inversiones en la provincia, canalizados con el impulso de los llamados fondos ITI, de naturaleza europea, no eran muy alentadoras. A falta de menos de un año para concretar financiación de los proyectos, no se había ejecutado ni un 25% de los mismos.

El discurso que llevan los nuevos gestores, según los socialistas, es poner las cosas peor de lo que están para luego erigirse en sus salvadores. El caso más flagrante sería el del tranvía de la Bahía, que se lleva desarrollando desde hace quince años y que cuenta con fondos europeos que desde la Junta se afirma que corre riesgo de que se tengan que devolver. Al mismo tiempo, el tranvía, incompleto, ya que no se sabe de qué manera llegaría a Cádiz, parece entrar en su fase final. Aunque pocos lo dicen enm alto, todos los dicen en bajo: en realidad, el tranvía nunca fue una buena idea. Pero hay demasiado dinero detrás y dos ciudades patas arriba para reconocer que algo pensado hace tanto tiempo no sea demasiado operativo.

Sobre los fondos ITI, hace dos años, las palabras alentadoras de la presidenta de Diputación, que lo sigue siendo, Irene García, y del actual viceconsejero de presidencia y entonces presidente provincial del PP y delegado del Gobierno para Andalucía, Antonio Sanz, hablaban más bien de la asunción de un fracaso: no podíamos dejar pasar la oportunidad de los fondos ITI como habíamos dejado pasar tantos otros trenes. Por entonces llevábamos perdidos ocho de los diez años de la década perdida. En esos dos años, a la vista de los hechos y de la opinión de quienes desde el sector privado acuden a las periódicas reuniones, no se ve la luz al final del túnel.

En los últimos veinticinco años en la provincia se han ejecutado dos grandes obras en materia de infraestructuras. Una fue la autovía Jerez-Los Barrios, un vínculo imprescindible en logística que se iba a culminar con una Ciudad del Transporte en Jerez que se hizo, pero que tampoco ha sido el éxito que se vendía. Pero aún así era una infraestructura que, llevada a cabo de finales de los 90, ya llegaba hasta tarde. El Campo de Gibraltar, a día de hoy, sigue funcionando con su propio pulmón a espaldas de la provincia y la vinculación del gran puerto de Algeciras con el pequeño puerto de Cádiz, que se consuela con los cruceristas, es tan distante como la distancia que hay entre uno y otro por la N-340.

La otra gran infraestructura fue el segundo puente de Cádiz, para muchos un proyecto faraónico e innecesario, para otros un elemento clave para el desarrollo del alicaído puerto de Cádiz, cuyos proyectos también diseñados hace una década, tampoco han culminado. Lo cierto es que los presupuestos anuales de una obra y otra se comieron casi la totalidad del dinero destinado a infraestructuras en la provincia. Que se venda como un logro sacar adelante una carretera tercermundista como era la que unía Paterna con Medina ya es contar mucho de los niveles en los que nos movemos.

Mientras, el hospital provincial parecía que se iba a reactivar, pero la Junta duda; se marea la perdiz con la Ciudad de la Justicia; Las Aletas ya no se llama Aletas y parte de cero... Una década perdida.

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