Cae la primera nevada del año
Las altas cumbres de la Sierra de Grazalema se visten de blanco con la llegada de la nieve, que deja la carretera CA-9104, la del Puerto de las Palomas en dirección hacia Zahara, cortada al tráfico rodado
La Sierra de Grazalema vivió ayer la primera nevada de este año, que dejó panorámicas de cumbres blancas y alguna carretera cortada al tráfico como la del Puerto de las Palomas, en dirección a Zahara de la Sierra.
La nieve hizo acto de presencia por la mañana, cambiando la imagen habitual de los picos más altos de la Sierra, aunque los copos no llegaron a cuajar en el centro urbano de la localidad de Grazalema, con una altitud de 901 metros. Además de la nieve, la niebla en la zona y el frío fueron los protagonistas en las primeras horas, condicionando la circulación en algunas vías.
La copiosa primera nevada de este invierno obligó a cortar, en ambos sentidos, la carretera CA-9104, la del Puerto de las Palomas, que une Grazalema y Zahara de la Sierra, para evitar posibles accidentes en la vía. El corte se inició a las 12:43 horas y afectó a unos 15 kilómetros. También quedó condicionado el tráfico en la carretera A-372, la del Puerto del Boyar, sobre las 12:22 horas, debido a la nieve, niebla y placas de hielo. La intensa niebla dificultaba la visión de los conductores que transitaban a esa hora. Pese a las restricciones en la vía, no hubo que lamentar incidencias reseñables.
Grazalema cumplió ayer con todos los pronósticos que anunciaban nieve y dio la bienvenida a la misma después de dos años sin ver cuajar los copos. Cabe recordar que la última nevada que se vivió fue en 2010. Las estampas blancas se sucedieron en la Cruz Picacho, el Peñón Grande, la Sierra de San Cristóbal, el Pico del Reloj, el Torreón, entre otros. Con ellas, la emoción de decenas de vecinos. Y es que este fenómeno se ha convertido ya en un auténtico reclamo para atraer visitantes.
También, los picos más altos de las sierras que rodean Villaluenga del Rosario y Benaocaz se vistieron de blanco. Los tejados de las casas en Villaluenga, con una altitud de 868 metros, se cubrieron por la mañana, por unos momentos, con el polvo blanco, pero pronto se borró su silueta ya que la lluvia hizo acto de presencia. "Hemos alcanzado hasta dos centímetros de espesor en el pueblo, pero no ha terminado de cuajar por la lluvia", explicó una vecina de este pequeño pueblo.
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