Campanadas de la discordia en Chipiona

Las quejas de un hostal próximo a la Parroquia de la O provocan la supresión de dos llamadas a la primera misa de los domingos por "contaminación acústica"

Una vista del campanario de la Parroquia de Nuestra Señora de la O que figura en la galería fotográfica de su página web.
F. Javier Franco Chipiona

18 de junio 2016 - 05:01

Desde hace un mes las campanas de la Parroquia de Nuestra Señora de la O de Chipiona no anuncian tantas veces la misa de las nueve de la mañana cada domingo. Las llamadas de las ocho y media y las nueve menos cuarto ya no suenan. Sólo lo hacen a menos cinco. Las quejas de un hostal muy próximo a la céntrica plaza Juan Carlos I, donde se encuentra la Iglesia Mayor de la localidad, han llevado al Obispado de Asidonia-Jerez a tomar la decisión de anular la actividad del campanario a esas horas dominicales.

La polémica está servida en la villa del moscatel. La supresión de las primeras campanadas del domingo es motivo estos días de las conversaciones de muchos chipioneros. En la calle y también en las redes sociales. El hostal quejoso quiere dejar claro que nunca reclamó la eliminación de las llamadas a misa, sino una reducción en el "impresionante" volumen del sonido que generan las campanas, que son automáticas desde hace más de diez años. Las nocturnas fueron eliminadas tiempo atrás y las que suenan el resto del día no motivan protestas, pero las primeras de cada domingo, a tan tempranas horas de la mañana, son otra historia.

Cuando hace algo más de una década la Parroquia sustituyó las campanas manuales comenzaron a registrarse las primeras quejas del hostal y vecinos del entorno, pero, según han señalado a este medio fuentes del establecimiento, "como no pasaban a internet", su repercusión era nula. Con el uso de la red para las reservas, la situación cambió. Las valoraciones negativas de los clientes del hostal "se fueron amontonando". Los huéspedes incluso "abandonaban" el establecimiento en plena estancia a causa del "ruido".

Las peticiones del hostal a la Parroquia caían en saco roto y la protesta pasó a Horeca, la patronal provincial de hostelería, que las puso en conocimiento de la Junta de Andalucía. El pasado mes de marzo, una inspección de la Administración autonómica dio lugar a un informe de "contaminación acústica" que ponía de manifiesto un volumen de las campanadas que cuadruplicaba los niveles permitidos. Ante el correspondiente requerimiento de la Junta, el Obispado acabó optando por cortar por lo sano y las suprimió.

La polémica generada en la población ha tenido en las redes sociales su vertiente epistolar, protagonizada por Jesús Ruiz, uno de los trabajadores del hostal, y Juan Luis Naval, el cronista oficial de Chipiona. El primero, sobrino del sacristán de la Parroquia, asegura haber contado personalmente los toques de cada llamada del domingo, "porque me han despertado muchas veces". Asegura que son 148 "campanazos". "Nunca se ha pedido que quiten las campanas, sino que moderaran su volumen, porque desde que es un motor eléctrico el que las hace repicar, el sonido, más que agradable, es ensordecedor", afirma en su escrito particular.

Por su parte, el cronista oficial de la Villa responde que "como defensor de nuestras tradiciones, mi interés está en que no se pierda el sonido de las campanas de la Parroquia. No entro en que suenen más fuerte o más flojo". Además, discute que, efectivamente, el hostal reciba tantas quejas de clientes molestos por las campanadas echando mano de Booking.com, una de las páginas web de reservas: "de 193 valoraciones, sólo cuatro mencionan las campanas y, sin embargo, valoran el alojamiento con un 8,8, un 10 y un 7".

La controversia ha llegado incluso a la plataforma digital change.org, donde días atrás se activó la petición Mantengamos nuestra parroquia. Salvemos las campanas de Chipiona. "Unos pocos están intentando acabar con nuestras tradiciones (...) Nuestra voz ha de ser oída y, cuando llegue el momento, presentaremos nuestro clamoroso rechazo a este atentado contra nuestra cultura e idiosincrasia", argumenta frente a la "injusta denuncia" de Horeca. Las firmas serán entregadas a la Junta, el Ayuntamiento y la patronal gaditana.

Y, a todo esto, ¿qué dice el párroco? Antonio Castillo, que aclara que la Iglesia no promueve esa campaña, afirma que la decisión del Obispado persigue "molestar lo menos posible" con las campanadas, precisando que técnicamente es "imposible" bajar su volumen. "Son unas campanas, no unos altavoces", apostilla.

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