El poder de la manzanilla
Cambio político en Andalucía
El vicepresidente Juan Marín se rodea del que fue el núcleo fundador de su partido local en Sanlúcar: su concuñado y su ex empleada en la joyería
Fue Iván Martínez, el concejal de Jaén por Ciudadanos que decidió abandonar la formación naranja, quien acuñó el término del clan de la manzanilla. El clan de la manzanilla hace referencia al grupo sanluqueño del que se ha rodeado Juan Marín en su ascenso hasta la vicepresidencia de la Junta de Andalucía, algo que difícilmente podía pensar cuando coqueteaba con la política en el Partido Andalucista mientras regentaba la pequeña joyería de la familia de la calle Santo Domingo. Más bien un taller relojero. No era Tiffanys aquello.
En Sanlúcar recuerdan a Juan Marín hablando en la puerta de su establecimiento con los vecinos que pasaban por la calle. Estaba fundando su pequeño partido local, que curiosamente llevaría el nombre de Ciudadanos Independientes de Sanlúcar antes de que nadie de Ciudadanos de Albert Rivera hubiera tomado contacto con él. Una casualidad astral.
Dentro de la tienda siempre se podía encontrar a Elena Sumariva, licenciada en Derecho. Sumariva era la empleada de Juan Marín. Cuando Marín dio el salto a la política andaluza dejó en Sanlúcar a Sumariva, que fue la candidata de Ciudadanos a la alcaldía. En la famosa foto de Navidad de Juan Marín con Teresa Rodríguez y Maillo en la estación de Renfe de Jerez poco antes del arranque de la nueva legislatura, la cuarta persona es ella, Elena Sumariva. Ahora Marín la ha vuelto a llamar: es la nueva secretaria general de Relaciones con el Parlamento.
El otro sanluqueño de relevancia en esta legislatura es Sergio Romero, diplomado en Turismo. También está desde los orígenes con Juan Marín y se embarcó en su proyecto del partido localista mientra lo compaginaba con su pequeña empresa de captación turística. Cuando Marín entró en el Ayuntamiento, Romero se convirtió en asesor turístico. “No quiero que otros hagan política por mí”, dijo en una entrevista. Ya fue parlamentario en la anterior legislatura. En ésta ha ascendido. Será el portavoz parlamentario.
Pero de todo el grupo sanluqueño que ha desembarcado en la Junta el más relevante es el concuñado de Juan Marín, Manuel Buzón, conocido en Sanlúcar por haber regentado la tienda de informática Eurosystem. Buzón y Marín están casados con las hermanas Ulric Romero y ese nexo les hizo inseparables, grandes amigos que no faltaban las noches de los sábados al popular bar de tapas Balbino, siempre juntos.
Cuando Marín alcanzó una concejalía con su micropartido en 2007 apuntalando alcaldías del PSOE como teniente de alcalde entregó a Eurosystem un total de once contratos de su área. No es que fuera una cantidad exorbitante, 16.000 euros, pero fue suficiente para que IU denunciara que tenía un trato de preferencia con su concuñado. Pero si eso existió, desde luego mucho más sería lo que haría su concuñado por él. Sin Buzón, Juan Marín no sería hoy vicepresidente de la Junta.
El fontanero
Buzón fue clave en el ascenso de Juan Marín porque fue quien le presentó a Vicente Castillo, la persona que catapultaría al novato político sanluqueño a la política regional consiguiendo derrotar al hombre que todos daban por hecho que sería la figura de Albert Rivera en Andalucía, el granadino Luis Salvador, con más experiencia política al venir del PSOE.
Vicente Castillo no es de Sanlúcar, pero veranea allí desde hace años. Castillo, jiennense de nacimiento, lleva más de diez años junto a Albert Rivera y es su hombre en Tarragona, pero también la persona a quien Rivera encomendó, junto a Fran Hervías, viajar por toda España para crear una estructura de partido. Y Castillo conocía a la persona adecuada para que hiciera ese trabajo en Andalucía: su amigo Manuel Buzón, al que conocía de sus veraneos. Así se convirtió el propietario de la tienda de informática en el 'fontanero' de Ciudadanos Andalucía. La vida se mueve por casualidades.
Juan Marín acaba de nombrar a Buzón como asesor en su macroconsejería. En este caso asesor es un eufemismo. De hecho, Buzón será el número dos del equipo de la vicepresidencia, casi un jefe de gabinete en la sombra. No tiene nada de extraño si se tiene en cuenta todo el trabajo realizado por Buzón para su concuñado estos años. En nadie confía tanto Marín como en él. El tándem Marín-Buzón ha funcionado al gusto de Rivera. Marín, encantador en las distancias cortas, es la imagen. Buzón, más pragmático, es el ‘poli’ malo.
Y es que la tarea de Buzón no ha sido pequeña. Ha tenido que apagar los fuegos, que no han sido pocos, dentro de la estructura de un partido bastante más convulso de lo que aparenta. Una prueba de ello fueron las explosivas declaraciones de Isidro Gordillo, ex del PP y uno de los primeros afiliados de Ciudadanos en Sevilla. Afirmó en una entrevista que “Buzón ha ido poniendo a dedo a todos los delegados provinciales, dándoles una pequeña soldada de la que vivir. Juan Marín solo es un muñeco manejado por Buzón, aquí se hace lo que a Manolito le salga del alma”. Gordillo, que no deja de ser un outsider, ya está fuera del partido.
El diario La Razón sacó unas grabaciones en las que Buzón daba instrucciones a un miembro de su partido de la Diputación de Sevilla. Le explicaba que del dinero público que llegaba al grupo de Ciudadanos sólo se podía gastar en un 70% y el otro 30% tenía que ir a la caja común. Aunque se quiso hacer un escándalo de esto, no es lo relevante, ya que no hay nada de ilegal en ello si luego las auditorías son correctas. Lo relevante es que Buzón, secretario de organización, estaba en todos los detalles del partido en Andalucía.
Y estaba en lo pequeño y en lo grande. Buzón fue el artífice del pacto con Susana Díaz y ahora lo ha sido del de Juanma Moreno Bonilla. Posiblemente, si se le pregunta a Rivera quién es su hombre en Andalucía no diría Juan Marín, sino Buzón. Ha sacado al partido de numerosos marrones, en especial la rebelión de lo que fue Contigo somos Democracia, un intento de nuevo partido formado por desencantados de Ciudadanos. Aquello, como se ha visto en las autonómicas, no hizo herida.
En alguna ocasión le han dicho a Marín que qué buena cantera de políticos hay en Sanlúcar, lo que suena más a sarcasmo que a ironía. Hoy el clan de la manzanilla, encabezado por el regente de la joyería y el de la tienda de informática, ya manda en Sevilla.
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