Coronavirus: Tres factores que pueden provocar una cuarta ola
Cuando la cuarta ola se plantea como algo más de una mera posibilidad, una serie de factores pueden alimentar el recrudecimiento del virus
A estas alturas de la pandemia del coronavirus, hay muchos expertos que empiezan a mirar con cierta preocupación los datos sanitarios diarios sobre la evolución del virus.
Tras el descenso drástico que se vivió a principios del mes de marzo y que elevó la esperanza de la población en una posible recuperación de cierta normalidad en su día a día, el propio consejero de Salud, Jesús Aguirre, se dedicaba a calmar los ánimos, indicando que se había experimentado una estabilización en el descenso y que se había entrado en lo que se ha denominado una fase de meseta.
Los datos conocidos los últimos días apuntaban en este sentido: la bajada de la incidencia se había frenado bruscamente en España, que ya comienza a mirar con recelo cómo el coronavirus vuelve a sacudir de nuevo a algunos países europeos. De hecho, no son pocos los gobiernos que ya han optado por regresar a las medidas más restrictivas del año pasado: París y un tercio de Francia por ejemplo vuelven a estar confinados mientras que Merkel anticipa que volverán a introducirse restricciones ya levantadas en Alemania.
En Andalucía, el sábado tuvimos malos datos. En total, se registraron 1.179 casos de coronavirus, la mayor cifra desde hace dos semanas. También se contabilizaron 34 muertes, número superior a los 31 fallecidos del viernes y a los 22 del sábado pasado. En total, la tasa de incidencia acumulada sube hasta 119,7.
Cuando la cuarta ola se plantea como algo más de una mera posibilidad, una serie de factores alimentan este recrudecimiento:
1. Irrupción de nuevas cepas
Si algo ha demostrado el covid-19 es su capacidad para cambiar. En este tiempo, se han referido la presencia de muchas variantes: la sudafricana, la brasileña, la británica (es ya la responsable del 75% de los contagios en la provincia de Cádiz),... y así varias más. La de Uganda es la última de la que se tienen noticias y ya se han confirmado varios casos en Sevilla, la primera provincia andaluza en la que se ha detectado.
2. Lentitud en las campañas de vacunación
En España menos del 9% de la población está vacunada, y menos del 4% está inmunizada (han recibido las dos dosis). Puesto que el objetivo que el Gobierno se marcó era tener al menos el 70% de la población vacunada en verano, parece más que complicado lograr este fin con el ritmo que se tiene actualmente. De hecho, son muchas las voces desde diferentes sectores que advierten de que, o se aumenta la regularidad o difícilmente se podrá salvar la temporada estival.
A esto tampoco ha contribuido el parón de las vacunas de AstraZeneca a raíz de unas muertes que podrían haber estado asociadas a ellas. Tras el apoyo recibido por la Agencia Europea del Medicamento y de la OMS, España retomará su inoculación a partir del miércoles.
3. La relajación en las medidas de lucha contra el virus
Es un factor que también está asociado con la fatiga de la ciudadanía. Tras un año con restricciones de todo tipo (confinamiento, movilidad reducida, toques de queda, cierres de comercios y bares) una leve mejoría sanitaria ya se usa como excusa para poder distender las limitaciones, una decisión que a veces se torna irresponsable y que en definitiva perjudica a toda la sociedad en la lucha contra un enemigo común en invisible.
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