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Cruz Roja ha puesto en marcha en la provincia el proyecto CRECE, con el que pretende reducir la soledad no deseada entre colectivos vulnerables (como las personas mayores, las mujeres víctimas de violencia de género y las personas sin hogar) desde una perspectiva comunitaria, en colaboración con entidades y administraciones de las localidades implicadas, con actividades que prevengan y retrasen la institucionalización de las personas y refuercen su autonomía.
“Las personas necesitan, cada vez más, recurrir a instituciones como residencias o centros de días porque sufren soledad no deseada, pero en muchos casos aún no tienen limitada su autonomía. El proyecto pretende crear redes de apoyo en cada comunidad que ayuden a reducir el sentimiento de soledad, de manera que las personas sean capaces de cubrir sus necesidades en el mismo entorno comunitario, y así prevenir y retrasar esta institucionalización de las personas”, explica Cristina Rubiales, trabajadora social de Cruz Roja.
El proyecto CRECE está financiado con fondos Next Generation de la Unión Europea, a través del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, y se está desarrollando en 51 localidades de 15 provincias de España. En la provincia de Cádiz concretamente está presente en Arcos, Medina Sidonia, Algeciras, Chiclana y San Fernando. Supone un proyecto innovador y experimental desde el punto de vista social, y una oportunidad de diseñar y testar nuevas respuestas que ayuden a paliar situaciones de soledad no deseada. El proyecto incluye una investigación en esta materia y contará con una evaluación externa que permitirá conocer el impacto real del proyecto en la vida de las personas.
Mediante el proyecto CRECE, Cruz Roja suma fuerzas y colabora con entidades sociales, con la ciudadanía, con el comercio local, con asociaciones vecinales y con la administración pública para evitar que las personas que sufren soledad no deseada vean mermada su empleabilidad, su estado de salud y su autonomía, y por tanto que puedan permanecer en su entorno el mayor tiempo posible y aporten su valía a la sociedad.
Cruz Roja trabaja desde hace años para favorecer entornos inclusivos, en los que se asegure la participación de todas las personas en igualdad de oportunidades, que ayuden a reducir el riesgo de exclusión, y donde se favorezca la creación de redes de protección. Ejemplo de este trabajo son los proyectos ERACIS de intervención en barrios desfavorecidos o el programa ‘Siempre Acompañados’, que se desarrolla en Jerez junto a Fundación la Caixa, el Ayuntamiento y una extensa red de organizaciones y agentes sociales. Ahora con CRECE, la Organización humanitaria vuelve a innovar con esta manera de intervención social más integradora, cuyo objetivo es que el impacto de las acciones se mantenga en las comunidades cuando el proyecto finalice.
CRECE sumará, complementará y ampliará las respuestas que desde Cruz Roja se dan a las diferentes necesidades detectadas en las personas que acuden a sus asambleas locales desde una perspectiva comunitaria, en colaboración con entidades y administraciones, y promoviendo nuevas actividades que aborden la soledad no deseada, reduzcan el riesgo de institucionalización y apoyen la desinstitucionalización de estos grupos sociales.
Todo ello repercutirá en la población con la disminución del sentimiento de soledad no deseada, la mejora en la autonomía, la aplicación de capacidades y el empoderamiento, la defensa de los derechos de las personas a permanecer en el entorno en el que viven el mayor tiempo posible, y el aprovechamiento de la tecnología incorporada a las nuevas formas de cuidado. Además, en los jóvenes y las mujeres, permitirá ofrecer más alternativas y participar en actividades que amplíen su red social con personas con intereses similares, y sentirse acompañados en su desarrollo personal, profesional y laboral.
Actualmente, CRECE se encuentra una fase de “mapeo” y análisis de la realidad de las comunidades con las que se va a trabajar, para ofrecer una respuesta adecuada a cada entorno y cada ciudad. Al mismo tiempo, Cruz Roja se está reuniendo con diferentes agentes sociales de cada localidad, tanto privados como públicos, para establecer posibles sinergias, así como para recoger ideas y sugerencias sobre la manera en la que implementar el proyecto. El objetivo es empezar a realizar actividades con las comunidades durante la primavera.
En ocasiones, la institucionalización provoca sentimientos de desarraigo, tristeza y abandono, o de pérdida de control sobre la propia vida. Estos sentimientos, ya de por sí preocupantes, tienen consecuencias aún más graves en el caso de las personas socialmente aisladas, así como en aquellas que sufren una soledad no deseada.
“Cambiar el modelo de cuidados implica repensar el modelo de sociedad en que vivimos, significa entender que el bienestar individual y el bienestar colectivo están estrechamente vinculados y son interdependientes. Debemos dirigir nuestra mirada hacia la búsqueda de un nuevo modelo de cuidados, y este solo puede construirse sobre un sistema fuerte de servicios públicos y apoyo comunitario, centrado en las personas”, explican desde Cruz Roja.
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