Delphi recluta a ex ingenieros de Cádiz para otras plantas
La empresa hizo una oferta general tras el anuncio del cierre de la planta y se llevó a un grupo de trabajadores, pero ahora sigue reclamando servicios particulares a otros
El capítulo Delphi no está ni mucho menos cerrado. El proceso judicial está tan abierto como al principio; la operación de venta de la maquinaria sigue en curso después de que fuera autorizado por la jueza en medio del procedimiento concursal y con todas las deudas aún pendientes por liquidar; y los trabajadores continúan inmersos en cursos de formación a la espera de su recolocación, cuyo inicio se ha anunciado para principios de 2009 -un año y medio después del cierre efectivo y dos de la comunicación-.
Este tiempo ha dado para poco o para mucho, según se mire. Para poco si se considera el lento proceso de captación de empresas, pero para mucho si se mira desde la óptica de la plantilla. En este largo intervalo de tiempo, Delphi ha continuado su proceso de reestructuración mundial, de reducción de costes y de despidos, y también en él están teniendo protagonismo ex operarios de la planta de Puerto Real. Según ha podido saber este periódico, Delphi está reclutando a personal cualificado, sobre todo ingenieros, para desarrollar trabajos específicos en otras fábricas de la compañía en Europa. La multinacional, que cerró la factoría gaditana alegando falta de competitividad por sus altos costes de operación, reclama ahora los servicios de antiguos empleados para otros centros como Barcelona o la misma Polonia, país al que además se ha trasladado "un par" de ex altos responsables de Cádiz, según aseguraron fuentes del entorno de Delphi.
Precisamente, dos de las seis instalaciones polacas, las existentes en las ciudades de Tychy y Krosno, son gemelas de las puertorrealeñas de direcciones y transmisiones (saginaw) y amortiguadores. Ambas se "copiaron" literalmente -el proceso se llama, de hecho, back up, copia de seguridad- en los últimos años anteriores al cierre de la fábrica de la Bahía.
En este reclutamiento de ingenieros gaditanos puede ser determinante la figura de Alberto Rojas, que ascendió a la directiva europea tras su salida de Puerto Real y fue el último verdadero director de la planta, ya que tras su marcha, en febrero de 2006, tomó las riendas el mexicano Gonzalo Herrera, que llegó ese verano para emprender, como finalmente se demostró, el cerrojazo de la factoría.
Esta demanda "a título particular" de profesionales reafirma el interés de Delphi por seguir contando con personal cualificado de Cádiz para actividades como la metalurgia, los controles de calidad o el desarrollo de proveedores. Este personal especializado ya fue objeto de una oferta general que la compañía lanzó tras el anuncio del cierre de la planta y que derivó en la salida de ingenieros y responsables con dirección a Barcelona, Estrasburgo o París, según apuntaron las mismas fuentes.
Con acciones como éstas, la multinacional estadounidense de componentes de automoción demuestra el alto nivel profesional que se alcanzó en la fábrica puertorrealeña, lo que, sumado a la experiencia de un cuarto de siglo en el sector, conferían al centro una posición destacada en el mercado con reconocimiento por parte de los grandes constructores.
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