El Puerto pide pista para despegar
Enfoque de Domingo
La ciudad de los cien palacios afronta su futuro con retos como la rehabilitación del casco histórico y la integración del río Guadalete
Con un gran potencial y una ubicación privilegiada, el objetivo es recuperar el esplendor perdido
Cuentan quienes la conocieron que hubo hace décadas una ciudad en el corazón de la Bahía de Cádiz que destacaba por su empuje y potencial. Esta ciudad vivía sobre todo de la pesca y las bodegas y poco a poco fue convirtiéndose en objeto de deseo de visitantes de otras latitudes, que crearon junto a sus playas algunas de las mejores zonas residenciales de todo el país.
La ciudad fue floreciendo al tiempo que crecía su población, convirtiéndose además en un referente cultural y de ocio por el que pasaba lo más granado de la sociedad y las artes.
Todo parecía ir viento en popa hasta que en algún momento esa proyección se torció, quedando la ciudad prácticamente a la deriva, con un casco histórico con cada vez menos población, unos monumentos sumidos en el abandono y multitud de locales cerrados, quedándose además sin algunos de sus símbolos más queridos -entre ellos el Vapor- como si una especie de plaga bíblica hubiera caído sobre ella. Esta ciudad es El Puerto de Santa María, un enclave estratégicamente situado que tras haber tocado fondo, pugna ahora por resurgir y recuperar el esplendor que un día tuvo.
El devenir de El Puerto en las últimas décadas ha estado marcado, en gran parte, por el progresivo abandono del centro histórico, un conjunto declarado Bien de Interés Cultural que a pesar de su belleza y señorío se está deteriorando a marchas forzadas.
Han pasado ya 25 años desde que los portuenses comenzaran a oír hablar del Plan Especial del Casco Histórico, una herramienta que permitiría a la ciudad gestionar la transformación ordenada del centro urbano hacia nuevos usos, pero sin abandonar la esencia que lo hace único.
El arquitecto José Manuel Morales es una de las personas que más tiempo ha trabajado en este proyecto encaminado a que el casco histórico tenga su Plan Especial, una prioridad que no se entiende cómo está tardando tanto en ver la luz.
Desde aquel primer Pepch redactado por el equipo municipal de Urbanismo en tiempos de Hernán Díaz -un documento que nunca llegó a ver la luz- hasta ahora han pasado más de dos décadas y en este tiempo la situación no ha hecho más que empeorar, con multitud de fincas abandonadas y locales vacíos mientras que la periferia se iba llenando de viviendas ilegales, dibujando un término municipal caótico y sobredimensionado.
Tras el paso de varios equipos de gobierno y un impulso que culminó con una primera aprobación inicial del Plan en el año 2010, y que después se quedó parada, en estos momentos el actual Plan Especial de Protección del Casco Histórico y su Entorno (Peprichye) pasará por pleno en breve para su aprobación definitiva, dotando a la ciudad de una herramienta jurídica indispensable para poder atender las necesidades de recuperación del centro urbano.
José Manuel Morales destaca de este documento, que se impulsó de nuevo durante el anterior mandato municipal, que será una herramienta muy importante para dotar de garantía jurídica la transformación del casco histórico, sobre todo en un momento en el que pende sobre la ciudad, como una espada de Damocles, la más que probable anulación definitiva del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), una anulación dictada por el TSJA y que se encuentra en estos momentos recurrida por el Ayuntamiento ante el Tribunal Supremo.
Como destaca Morales una de las ventajas del Peprichye es que es independiente del PGOU, de manera que seguirá sus propias pautas aún en el caso de una posible anulación del marco urbanístico municipal. No obstante, el arquitecto advierte de la necesidad de que el Ayuntamiento vaya impulsando ya la redacción de un nuevo PGOU, antes de que de nuevo los cambios en la Ley del Suelo y un posible varapalo judicial obliguen otra vez a improvisar.
También advierte este arquitecto portuense que una vez aprobado el Peprichye no será una varita mágica, ya que se hará necesario entonces gestionar dicho documento, con una capacidad efectiva para ejecutarlo que deberá venir de la mano de un refuerzo del área de Urbanismo y un impulso a la Comisión Municipal de Patrimonio que deberá configurase. En definitiva, la aprobación y entrada en vigor del Plan Especial permitirá transformar el espacio público en el casco antiguo, algo fundamental para devolver la vida a la ciudad.
De la misma opinión es el presidente de la Asociación de Empresarios de El Puerto, Pedro Fernández- Lópiz, quien califica la ausencia específica de normativa en el centro como “un problema acuciante. El abandono del casco antiguo y la mala imagen que ofrece están haciendo mucho daño. El Puerto es una ciudad preciosa, con una situación estratégica y un sinfín de posibilidades, pero debe transformarse e implicar en este proceso a toda la población. Todos tenemos parte de culpa en la deriva de El Puerto y todos tenemos que velar por su mejora, tenemos que implicarnos e ilusionarnos. No hay mal que cien años dure”, insiste.
Otra de las cuestiones fundamentales para que El Puerto pueda mirar al futuro es la integración efectiva del río Guadalete en la ciudad, unos planes de los que sobre el papel se viene hablando también desde hace décadas pero que a la hora de la verdad no terminan de arrancar.
La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz tendrá mucho que decir al respecto, impulsando de una vez el desarrollo de la margen izquierda -para la que se presentó hace poco el proyecto de un nuevo paseo marítimo, con terrenos también para uso terciario- y la construcción del esperado paseo a lo largo de la margen derecha -en este caso una iniciativa liderada por el Ayuntamiento con fondos de la Edusi- con el objetivo de crear un itinerario peatonal que abarque desde la entrada a la ciudad, por el Parque Calderón, hasta la playa de La Puntilla.
Es inconcebible que en una ciudad con tanto potencial como El Puerto se siga hablando a estas alturas de proyectos tan elementales. No es algo que se pueda achacar, en concreto, a ningún equipo de gobierno, aunque todos tienen su parte de culpa. Todos los gestores políticos que han ido pasando por el Ayuntamiento en estos años han ido dando patadas adelante a proyectos e inciativas que no se acometieron cuando se pudo, en tiempos de vacas gordas. Ahora, inmersos en una gran crisis y con una administración municipal que necesita de una reorganización estructural imprescindible para seguir funcionando, será sin duda más difícil que toda la teoría ya sabida se ponga en práctica, pero aún así es necesario no cejar en el empeño y dar los pasos obligatorios para que El Puerto pueda recuperar su atractivo. Los mimbres ya los tiene.
Pedro Fernández-Lópiz (Asociación de Empresarios):“Hay que casar el patrimonio histórico con la capacidad inversora”
Para Pedro Fernández-Lópiz, presidente de la Asociación de Empresarios de El Puerto, la recuperación de la ciudad pasa por la implicación de todos, desde el ciudadano de a pie hasta los gestores políticos, pasando como no por los empresarios. “Esta ciudad tiene un gran potencial y muchas posibilidades de futuro pero necesitamos tener ilusión, una meta. Hay que empujar a la gente para que quiera colaborar en la recuperación. Debemos casar el patrimonio histórico con la capacidad inversora y fomentar la actividad económica, atrayendo a las empresas. Las ciudades deben transformarse para estar vivas”.
José Manuel Morales (Arquitecto): “Hemos perdido mucho tiempo”
José Manuel Morales lleva más de 25 años trabajando muy de cerca en el Plan Especial del Casco Histórico. Desde el primigenio Pepch, en tiempos de Hernán Díaz -un documento que se guardó sin más en un cajón- hasta el actual Peprichye -a punto ya de pasar por pleno para su aprobación definitiva- la ciudad ha perdido muchos trenes. “Hemos perdido mucho tiempo”, afirma, aunque es optimista y cree que el documento servirá para transformar el espacio público, “que es lo que da vida a una ciudad. El Puerto tiene unas posibilidades impresionantes y hay muchos inversores aguardando la aprobación del Plan para tener una garantía jurídica”. Aún así, también advierte: “El Plan solo no vale, ahora hay que saber gestionarlo”.
El parking de Pozos Dulces, ejemplo perfecto de una gestión nefasta
Si hay en El Puerto un proyecto que se ha enquistado, convirtiéndose en un problema para los sucesivos equipos de gobierno es el aparcamiento subterráneo de Pozos Dulces, la tarjeta de visita de la ciudad para quienes acceden desde Cádiz o Jerez y que lleva ya siete años con las tripas de la Ribera al descubierto. Esta iniciativa -junto a la de otro subterráneo en la Plaza de Toros, que finalmente se descartó- nació durante el mandato de Partido Popular y Partido Andalucista, siendo alcalde Enrique Moresco, en medio de un gran rechazo ciudadano. Eran los tiempos del levantamiento del barrio de Gamonal, en Burgos, también por la construcción de un parking y en El Puerto cundió el ejemplo, coincidiendo además con el impulso de nuevas formaciones políticas que enarbolaban la bandera de la lucha ciudadana. Esa lucha, más que contra el parking en sí, era contra el modelo escogido para su construcción, un préstamo con fondos europeos que según sus detractores hipotecaba el futuro de esos terrenos públicos. El siguiente alcalde, Alfonso Candón, no aceleró las obras por miedo al rechazo ciudadano con unas elecciones en puertas, siendo la lucha contra los parkings bandera de la izquierda en esos comicios. Cuando el tripartito encabezado por el PSOE quiso retomar el proyecto todo se complicó y la falta de financiación ha herido de muerte al proyecto. El actual gobierno ahora anuncia que probablemente se tapará el agujero sin hacer el parking, un desastre que es el ejemplo perfecto de una nefasta gestión política continuada.
25 Comentarios