Enfermero contagiado tras usar las mascarillas defectuosas: "Sobre todo lo que sentimos es una gran impotencia"

Coronavirus en Cádiz

Uno de los sanitarios del Puerta del Mar contagiado con el Covid-19 relata en primera persona cómo se enteraron de que las mascarillas no les protegían y estos primeros días tras confirmarse su positivo

La mascarilla defectuosa.
Una de las mascarillas defectuosas.

"Impotencia. Sobre todo una gran impotencia". Esa es la sensación que tiene uno de los enfermeros del Puerta del Mar que se ha contagiado tras usar una de las 350.000 mascarillas defectuosas entregadas por el Ministerio de Sanidad en diferentes comunidades autónomas. El pasado viernes se confirmó lo que se temía tras desarrollar algunos de los síntomas de la enfermedad: una tos seca persistente. Este martes ha hablado con este diario para relatar sus sensaciones en estos días.

"Nos enteramos del tema de las mascarillas hace un par de semanas más o menos, y ya las habíamos utilizado durante una semana al menos. Las mascarillas van por lotes. Con la falta de material iban cambiando las marcas, igual que las EPIs. Todos los ciclos de cinco días nos daban una mascarilla que nos tenía que durar casi todo el ciclo, porque no había apenas material, y es cuando nos dieron estas con el envase verde de Garry Galaxy. Además nos enteramos por la prensa, porque no es que el hospital las retirara. Empezaron a mandarnos otras mascarillas azules, que son las que usamos ahora, y nos enteramos por los medios de comunicación que había una partida de mascarillas defectuosas que se habían repartido en Galicia, Murcia, Andalucía… al principio tampoco le dimos demasiada importancia, entre comillas claro, pero cuando empezaron a llamarnos de preventiva diciéndonos que nos teníamos que hacer las pruebas es cuando tomamos conciencia de que habíamos estado en un riesgo innecesario".

Este enfermero reconoce que sobre todo la sensación "es de impotencia, porque cuando no es lo de las mascarillas es lo de las batas EPI, que las teníamos que reutilizar tras echarlas a lavar, aunque eso automáticamente el sindicato Satse denunció y se dijo que eso no se podía hacer. Está uno intentando protegerse en todos los sentidos y te dan un material defectuoso. El caso es que ya sea por la ineptitud de alguno o por la avalancha de peticiones de material de todo el mundo la realidad es que te entra una impotencia muy grande. Porque nosotros lo que queremos es trabajar, ayudar a la gente que lo necesita, pero si nos contagiamos nosotros es complicado".

¿Y miedo? ¿Tiene miedo el personal sanitario? "Miedo ya no, miedo al principio, pero ya es que estás tan cansado que casi ni piensas en eso. Es más impotencia que miedo", reconoce.

Le preguntamos cómo fueron los días previos a la epidemia en el Puerta del Mar, cuando el coronavirus aún nos parecía una amenaza lejana que no saldría de Asia. "Cuando los contagios aún estaban en China aquí no nos preparábamos. Nos parecía muy lejano. Wuhan sonaba a fin del mundo. Sí que es verdad que al principio lo que se hizo fue ver cómo estaban las habitaciones de aislamiento y cuando empezaron a llegar los primeros casos a España, que fueron los turistas de Canarias, es cuando se prepararon esas cuatro habitaciones de aislamiento de la planta de infecciosos. Luego llegó la primera paciente una noche y ya al día siguiente empezaron a sacar a los de todas las habitaciones de esa planta para hacer espacio en previsión de que pudieran llegar más. Pero todavía no había esa sensación de que iba a ser una avalancha. Pensábamos que China estaba muy lejos, pero en seguida empezó en Italia y a partir de ese momento fue todo muy rápido".

Y la pregunta ahora es cómo está ese personal sanitario contagiado. "Estamos bien más o menos. Alguno está con más síntomas, pero no hay ninguno grave. También es verdad que ahora se están cogiendo los casos más a tiempo, y nos dicen que en el momento que tengamos tos o fiebre nos vayamos para el hospital para que empiecen a tratarnos del tirón".

De momento a los contagiados han comenzado a suministrarles antibióticos y un antiflamatorio que se utiliza para combatir la malaria y la artritis reumatoide. "Se está demostrando que esa inflamación es la que colapsa los pulmones, que es lo más peligroso de esta enfermedad. Por ejemplo si en las placas que nos hacen aparece una base de neumonía pues rápidamente te ponen un chute de corticoides para intentar bajar la inflamación. No atacan la parte respiratoria, sino sobre todo la parte inflamatoria".

Para finalizar aseguró que "lo que espero es que no me dé muy fuerte y poder incorporarme a mi trabajo cuanto antes".

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