Galería del crimen | Capítulo 22
Por el honor de nuestra vecina
Desescalada Cádiz
Cádiz/En los dos últimos meses, los profesionales sanitarios de la provincia de Cádiz han luchado cara a cara, día a día, contra un virus desconocido hasta la fecha en unas condiciones extremas, tanto por la capacidad infecciosa del Covid-19 y el riesgo de colapso al que se enfrentaba el sistema sanitario como por la falta de material de protección adecuado para el desempeño de su principal función: salvar la vida de los pacientes contagiados.
Las semanas más duras fueron pasando, la famosa curva se fue aplanando y los profesionales sanitarios, al igual que el resto de la población, entraron en la denominada nueva normalidad con las esperanzas puestas en recuperar su actividad en unas condiciones, al menos, más estables.
Sin embargo, nuevos problemas los estaban esperando. En el Hospital Universitario de Puerto Real, los enfermeros denuncian que no hay un servicio de microbiología permanente las 24 horas mientras que en los hospitales de Cádiz y Jerez sí disponen de él. "En el Clínico nunca lo ha habido, pero ahora, más que nunca, es el momento de que lo haya".
Enfermeros del Clínico explican que el microbiólogo que hace las pruebas de detección de Covid-19 está en servicio hasta una determinada hora de la tarde-noche. "A partir de la ocho de la tarde aproximadamente, si surge una operación de urgencia, los sanitarios debemos tratar al paciente en cuestión como Covid positivo, lo sea o no. Lo tenemos que hacer así por protocolo, pues ya no hay nadie en activo para realizar la PCR".
Este modo de proceder, según enfermeros del centro hospitalario puertorrealeño, entraña dos problemas. "De una parte, supone un desgaste tremendo para el personal que interviene en la operación. Todos nos tenemos que vestir con los EPI, esto es, con dos batas, botas, calzas, gafas estancas, dos mascarillas, dos guantes, un casco y la funda del casco. Es agotador operar así durante cinco o seis horas en un turno de noche y que a la mañana siguiente el resultado del test del paciente salga negativo. Nos equipamos para nada".
De otra parte, los profesionales consultados critican que el uso innecesario de los EPI supone un sobrecoste para el presupuesto sanitario, ya de por sí escaso. "Estos equipos no se pueden reutilizar y son tremendamente caros como para ir malgastándolos. Por eso, consideramos que sería más lógico e incluso más económico ampliar el contrato del servicio de microbiología".
Enfermeros del Clínico de Puerto Real aseveran que la Unidad Quirúrgica del centro ha solicitado un microbiólogo permanente de guardia y que su petición ha sido rechazada.
Las limpiadoras del Hospital Universitario puertorrealeño también se suman a esta queja, ya que tienen que desinfectar exhaustivamente el quirófano donde se ha tratado al paciente sin PCR confirmado como si de un caso positivo se tratase. En el servicio de noche, en el que sólo hay tres limpiadoras, esto implica un sobresfuerzo, pues se desinfectan a fondo paredes, techos y todos el material del quirófano como si allí se hubiese tratado a una persona contagiada, cuando en muchas ocasiones no es así.
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