35 'Aquarius'

Enfoque de Domingo | Inmigración en el Estrecho

Mientras se celebra la llegada del buque de inmigrantes rechazado por Italia, la provincia está desbordada por la avalancha de pateras

En 2017 hubo 1.248 desembarcos

Inmigrantes en el círculo de silencio de Cádiz, que se realiza mensualmente en varias ciudades de las dos orillas. / Julio González
Pedro Ingelmo

17 de junio 2018 - 06:00

"¿Qué hace que los medios os centréis en un acontecimiento y no en otro que puede ser igual o más dramático?", me pregunta Carlos, un experimentado técnico de inmigración en una de las salas de reuniones de Tierra de Todos, el cuartel general del secretariado de Migraciones del Obispado de Cádiz. "Recuerdo -prosigue Carlos- el caso del niño Samuel, que apareció muerto en la orilla. Fue terrible. Pero yo ya he enterrado a unos cuantos niños de los que nadie sabía sus nombres", dice sombrío.

Una ola de orgullo solidario ha recorrido España desde que Pedro Sánchez anunciara que nuestro país se haría cargo de los 629 inmigrantes a bordo del Aquarius, el buque fletado por Médicos sin Fronteras y SOS Mediterranee que han rechazado Malta e Italia. Todas las comunidades ofrecieron cobijo al pasaje. Todas, menos una: Andalucía. "Andalucía tiene un Aquarius cada semana. ¿Cuántos llevamos desde el jueves? Hemos superado los 600", contabiliza Gabriel Delgado, secretario de Emigración del Obispado desde el año 93. Cuando hablamos aún no se conocía la avalancha del viernes: 682 en un día, 57 pateras, algunas embarcaciones de juguete. Una flota en toda regla. Y muertos. Cuatro como mínimo. La noticia apenas tiene relevancia en los periódicos nacionales.

Han pasado treinta años desde las primeras muertes detectadas en el Estrecho. Aquel naufragio inaugural se produjo un 1 de noviembre de 1988.Desde entonces han muerto no menos de 25.000 seres humanos en esa singladura. "Hablan de un efecto llamada. ¿Qué llamada es esa? ¡Más de 25.000 muertos!", se indignan en Tierra de Todos.

Marruecos aprieta o suelta según sus intereses. Estas vidas son sus 'triunfos' para negociar con Europa. Ahora suelta y las pateras se lanzan en tropel. Parece que esta avalancha es su recibimiento al nuevo Gobierno español. Pero Carlos quiere ser prudente, de modo que matiza como escudo contra el discurso no muy mayoritario pero sí muy agresivo de 'que se queden en su casa': "No se trata de que vengan muchos, se trata de que vienen mal".

Desde aquel año 93 en que Gabriel se hizo cargo del secretariado de Migraciones, han cambiado las cosas. La provincia entonces carecía de la mínima infraestructura para la atención a los recién llegados. La Iglesia y Cruz Roja fueron la fuerza de choque. Veinticinco años, decenas de miles de inmigrantes y nunca sabremos cuántos ahogados después existe una red de atención inmediata que, salvo momentos de desbordamiento, ofrece una digna atención humanitaria según desembarcan. El problema viene después.

Javier Gil es coordinador de Cruz Roja en la provincia y no hay semana que no asista a un nuevo desembarco. Su tarea es ofrecer mantas, primeros auxilios... Luego los recién llegados serán llevados a comisaría. Los que pidan asilo internacional, los menos, van por un cauce distinto. Los menores también. Las mujeres tienen seguimiento especial porque muchas son víctimas de trata. Y luego, los demás. Unos serán internados en un CIE y otros quedarán libres con un documento. El documento es una orden de expulsión. "Como Cruz Roja tenemos centros de acogida, pero a veces hay que improvisar lugares que no son los más adecuados". El centro Elcano en Cádiz o albergues municipales han sido solución de emergencia en este junio desbordado.

Vamos camino de igualar las cifras del año pasado, que ya fue duro. 22.103 inmigrantes llegaron en 1.248 embarcaciones , 8.000 más que el año anterior, 2016, cuando se contabilizaron 14.000. De esos 14.000, la mitad, 7.000, pasaron por centros de internamiento, encerrados sin haber cometido ningún delito, mientras que los demás quedaron en libertad con orden de expulsión. Según el informe del Servicio Jesuita a Migrantes, 9.200 fueron deportados forzosamente. 9.200 en la casilla de salida. Muchos volverán. Y quedan los otros, los 5.000, los que se quedan, hombres con o sin proyecto migratorio, menores que desaparecen, mujeres que acaban como esclavas sexuales...

¿Cuál es el futuro de los que se quedan? "Vagar durante tres años en la clandestinidad, condenados a la economía sumergida... Están pero no existen, viven en un limbo jurídico. Firman un papel en un idioma que no conocen que dice que se tienen que ir. Es una situación absurda. Sólo podrán trabajar legalmente si demuestran arraigo, pero no pueden arraigarse porque no pueden trabajar. Su reto es mantenerse en España sin que los expulsen y para ello lo mejor es buscar refugio entre los suyos. Es un escóndete que yo hago como que no te veo", describe Carlos.

Ellos no tienen el carácter de refugiado que se reclama para el pasaje del Aquarius. Un refugiado tiene muchas puertas abiertas. Miguel Jimeno, responsable de Comunicación de Cruz Roja, explica cómo funciona el hogar para 30 personas que tienen desde hace un año en Puerto Real y por el que han pasado medio centenar de personas de diversas nacionalidades y ahí se incluye, además de subsharianos, venezolanos, ucranianos... "Están en el hogar seis meses, nos hacemos cargo del papeleo y de sus necesidades básicas y luego se les paga el alquiler de una vivienda particular otros seis meses. Ellos pueden trabajar desde el primer momento y, por supuesto, tienen absoluta libertad de movimientos".

Nada de esto lo tiene lo que llamamos un emigrante económico, aunque Maco Dou, senegalés que trabaja en el centro Tartesos como educador social, explica que "vienen de países que no consideramos en guerra, pero donde existen conflictos tribales y persecución política. Sin embargo, los subsaharianos son considerados gente que huye de la pobreza..." "Y entonces les devolvemos a ella", se lamenta Gabriel.

Para Carlos, la solución policial no sirve de nada. "Esto no puede ser un problema exclusivamente andaluz porque no podemos con él. Podemos cerrar una vía y se abrirá otra. Si se dificulta el paso del Estrecho, cruzarán hacia Italia, si cierran la vía de Italia, irán a Grecia... No se puede vallar el Mediterráneo entero. Europa no puede cerrar los ojos".

Mención aparte merecen mujeres y niños. En lo que llevamos de año se han interceptado más de 300 embarcaciones y nos aproximamos a los 8.000 inmigrantes con todo el verano por delante. Pues de esos casi 8.000, en torno a 1.500 son niños. Desde la delegación de Gobierno hay preocupación. "Detectamos un movimiento constante de motos acuáticas que trasladan menores. Es el viaje más caro, sus padres pagan entre 4.000 y 5.000 euros". Para las mafias los niños son un buen negocio.

"Los centros de menores están saturados -afirma Carlos-. Los menores vienen para ayudar a sus familias y aquí los cogen y quieren llevarles al colegio. Por tanto, se escapan". La fuga forma parte de su 'proyecto migratorio'. Un menor no puede ser deportado, pero tampoco puede perder el tiempo. Cádiz siempre encabeza el ránking de desapariciones activas. En 2018 son 1.517. Por hacer una comparativa, en Madrid,son 280. En el diferencial de esa operación están los inmigrantes, buena parte de ellos niños.

Pero a lo que más teme la gente que se dedica a trabajar con esta marea humana es a los tratantes de mujeres. "Llegó una patera con unas veinte mujeres y unos treinta hombres. Nos llevamos a las mujeres y la única preocupación de esos hombres eran dónde estaban las mujeres. No querían perder de vista su mercancía", expone crudamente un miembro de Cruz Roja. Ana, coordinadora de asistencia social de Tierra de Todos, ac ude a cursos sobre detección de estos casos. "No es fácil. Hay que trabajar con indicios, como la procedencia, Nigeria por ejemplo, o vienen con dos móviles para ser localizadas por el enlace. Antes venían muchas engañadas, pensaban que el dinero era sólo para el viaje, ahora saben que vienen para un trabajo, pero, en muchos casos, no qué trabajo". "Otras veces sí -relata con amargura Gabriel-. tratas de evitarlo, pero te hundes cuando te dicen: ¿Y vosotros me vais a pagar la deuda, qué vais a hacer para proteger allí a mi familia?".

Gabriel habla con tristeza del intento que hicieron hace más de diez años de contar con un programa para mujeres con riesgo de caer en redes de trata. "Tuvimos un centenar de mujeres, pero fue frustrante, la mafia tenía mucho más poder que nosotros. Al final, las perdíamos". El Papa creó en el año 2014 el conocido como Grupo santa Marta. Formado por expertos contra el esclavismo, es una respuesta a estas redes. Las cifras que barajan son escalofriantes. Unas 23.000 mujeres se encuentran en España en esta situación.

Nos quedamos en silencio. "Bueno, contadme un final feliz ¿no?", digo por continuar. Carlos sonríe: "Hace poco vino un marroquí de unos 40 años que había estado aquí veinte años atrás. Me tratasteis muy bien y me pagaste el billete, me recordó. Nos contó que tenía casa con la hipoteca pagada, una mujer, tres hijas y una empresa en Alicante que iba bien, que tenía seis chavales trabajando para él, que todos habían pasado por lo que él había pasado. Nos dijo que quería hacer por ellos lo que nosotros hicimos por él. Me alegró el día. Había salido adelante. De hecho, salen muchos adelante". "Y algunos nos invitan a sus bodas y otros ponen nuestros nombres a sus hijos. A veces, entre tanta oscuridad hay algo de luz", concluye Gabriel.

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