"España volverá a situarse en la senda del crecimiento en 2023"
Nadia Calviño | Vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía
La responsable de Economía del Gobierno insiste en la "oportunidad histórica" que se le presenta al país ante la llegada de fondos europeos, pide "remar todos juntos" y apuesta por aprovechar la recuperación para reducir de paso la desigualdad social
"La vacunación ha sido un gran éxito colectivo que demuestra la fortaleza de nuestro sistema público de salud"
"Los indultos se han aprobado porque no podemos volver atrás. Y creo que la mayoría de los españoles comparte este sentimiento”
Cádiz/Nadia Calviño (La Coruña, 1968) es mucho más que la cara amable del Gobierno que preside Pedro Sánchez. A diferencia del tópico más famoso que persigue a sus paisanos gallegos, con esta economista del Estado y alta funcionaria de las instituciones europeas siempre se sabe si sube o baja las escaleras. Correcta en el trato y enemiga de las controversias dialécticas inútiles, esta enamorada de los veranos chiclaneros analiza durante esta entrevista en la hemeroteca de Diario de Cádiz el nuevo curso político que arrancará en apenas diez días y en el que tendrá un papel esencial como vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía.
–¿Cuáles son las prioridades del Gobierno de España para el nuevo curso político?
–La primera prioridad es seguir progresando en la vacunación. España es un país líder en este ámbito, lo que supone un gran éxito colectivo que constata la fortaleza de nuestro sistema público de salud pero también el compromiso y la confianza de los ciudadanos. Ésa debe ser la prioridad porque hemos descubierto este año que salud y economía van de la mano. En segundo lugar, hay que conseguir hacer bien la transición de las medidas extraordinarias que hemos puesto en marcha para responder a la pandemia hacia esta nueva fase expansiva que ya se ha iniciado. Y en tercer lugar, hay que impulsar el plan de recuperación. Es una oportunidad histórica y extraordinaria para que nuestro país no sólo tenga una recuperación fuerte sino también para impulsar una modernización que nos ponga a medio plazo en una senda de crecimiento más sostenible desde un punto de vista financiero, medioambiental y también social.
–Esta semana han llegado los primeros 9.000 millones de euros provenientes de los fondos europeos. ¿En qué va a visualizar el ciudadano de a pie esas inversiones?
–Esta transferencia de 9.000 millones que llegó este martes evidentemente es una noticia muy positiva porque confirma el apoyo de la Unión Europea a nuestra agenda de reformas y de inversiones, pero no hemos estado esperando a que llegasen los fondos europeos para empezar a hacer realidad el Plan. Hemos avanzado mucho con las reformas y desde el 1 de enero, gracias a que se aprobaron los Presupuestos Generales del Estado, hemos podido empezar ya a poner en marcha las inversiones. Por poner un ejemplo, hemos transferido ya 7.300 millones a las comunidades autónomas para que puedan empezar a invertir en proyectos de eficiencia energética y renovación de edificios, de recuperación de ecosistemas, de mejora de saneamientos, de políticas sociales y lucha contra la violencia de género... A la vuelta del verano vamos a tener también una conferencia sectorial para asignar los fondos para digitalización. Es decir, que estamos avanzando para que a partir de la segunda parte del año ya se aceleren las inversiones y lleguen cuanto antes a los ciudadanos y a las empresas.
–En el pasado también recibimos ayudas de la UE. ¿Cree que hemos aprendido de los errores, ahora que empiezan a resurgir sectores como el de la construcción o el turismo?
–La salida de esta crisis ya está siendo muy distinta a la de la anterior crisis financiera, precisamente porque hemos aprendido las lecciones del pasado. Sobre todo, que tenemos que conjugar crecimiento, reducción de la desigualdad y modernización estructural. No se trata de objetivos alternativos. El plan de recuperación ofrece a Andalucía y a toda España una oportunidad extraordinaria para abordar este proceso de modernización. Imagínense que los 140.000 millones de euros que vamos a recibir de ahora a 2026 equivalen más o menos a lo que España ha recibido en fondos estructurales desde que nos unimos a la Unión Europea, hace 30 años. Y todos somos conscientes de lo que hemos podido conseguir gracias a esos fondos como, por ejemplo, la inversión en infraestructuras. Así que imaginemos lo que podemos conseguir si utilizamos bien estos recursos.
–¿Qué plazos maneja el Gobierno para poder recuperar todo el empleo y la economía perdidos desde el estallido de esta pandemia? ¿Y cuáles son los riesgos que pueden llevar al fracaso?
–Todos los organismos prevén que España recuperará en 2022 el nivel de PIB previo a la pandemia y que volveremos a situarnos en la senda del crecimiento en 2023. Es decir, que nos recuperaríamos en unos tres años, en comparación con los más de 10 años que tardamos en recuperarnos de la crisis financiera de 2008. Por eso siempre digo que la salida de esta crisis ya está siendo muy diferente de la anterior y esto es gracias a las medidas que venimos adoptando desde marzo de 2020 para proteger las empresas, el empleo, las rentas de las familias y a los ciudadanos más vulnerables. La respuesta de Europa también ha sido muy diferente a la que se dio en la anterior crisis financiera. Y España ha jugado un papel muy importante en ello. No hemos sido observadores sino actores del plan de recuperación europeo.
En cuanto a los riesgos, hay que tener en cuenta que esta recuperación es un plan de país. No sólo depende de lo que se haga desde el Gobierno. Las comunidades autónomas tienen un papel muy importante que jugar, y los ayuntamientos y las empresas grandes y pequeñas, los agentes sociales y el conjunto de la ciudadanía española. Por eso es fundamental que rememos todos en la misma dirección, que haya un compromiso claro por parte de todas las instituciones y también de todos los agentes económicos y sociales para aprovechar esta oportunidad extraordinaria.
–La recuperación económica debe pasar evidentemente por la creación de empleo y el mantenimiento del que hay. En este sentido, ¿el Gobierno prevé prorrogar los ERTE? ¿Hay estimaciones de cuántos de estos trabajadores en ERTE pueden acabar en un ERE?
–Hace poco hemos recibido una buena noticia y es que el número de trabajadores en ERTE sigue reduciéndose y ya está por debajo de los 300.000, con menos de 200.000 de esos trabajadores en un ERTE a tiempo completo. Eso demuestra que los ERTE han sido un elemento muy útil para proteger a los trabajadores y a las empresas durante el periodo más duro de la pandemia pero también para la reincorporación de los trabajadores en la recuperación económica. Uno de los temas que tenemos que trabajar con los agentes sociales ahora en septiembre será precisamente ver cómo hacer la transición desde este sistema que tenemos hacia otro más permanente que nos permita tener un mercado laboral que funcione mejor de cara al futuro.
–Uno de los principales puntos de fricción entre el PSOE y Podemos en el Gobierno es la reforma laboral que aprobó el anterior Gobierno del PP. El ala de Podemos quiere derogarla como sea pero en las filas socialistas parecen ser reacios. ¿No se quiere derogar esa reforma laboral, no se puede, no es el momento, o es que aquella reforma en el fondo no era tan mala?
–El Gobierno es estable, está alineado y tenemos muy clara nuestra agenda de reformas, que está centrada en la recuperación económica. A partir de septiembre vamos a dedicarnos intensamente a lograr un acuerdo con los agentes sociales para que antes de final de año tengamos un marco adecuado para poder crear empleo de calidad y aprovechar esta recuperación. Ese es el mejor camino para lograr un crecimiento que, además, reduzca la desigualdad.
–¿Y ve a patronal y sindicatos en la misma sintonía?
–Los veo en una posición muy positiva. Tenemos una hoja de ruta compartida con ellos de las cuestiones que vamos a abordar. Por supuesto que las negociaciones van a ser complejas y que las posiciones de partida estarán alejadas, pero nuestro objetivo común tiene que ser llegar a un acuerdo equilibrado que nos permita impulsar la creación de empleo de calidad en los próximos años.
–El nuevo curso político lo pilotará un Gobierno que sufrió muchísimos cambios en la última remodelación. No se trató de ajustar algunas piezas sino que fue toda una revolución en la que cayeron ministros muy cercanos al presidente. ¿Eso no da la impresión de que había muchas cosas que iban mal?
–Creo que el objetivo principal del presidente es contar con un Gobierno reforzado y concentrado en la recuperación económica...
–¿Y el Gobierno anterior no podía hacer eso?
–Es evidente que estos tres años han sido tremendamente intensos, especialmente desde que nos golpeó la pandemia. El trabajo que han hecho todos y cada uno de los miembros del Gobierno ha sido extraordinario y a título personal sólo puedo tener palabras de admiración, cariño y respeto a todos por su entrega y por el gran trabajo que se ha hecho. Pero es bueno contar con gente que venga con una energía nueva, y además gente con una experiencia de gestión comprobada, para encarar la recuperación, aprovechar al máximo el plan de recuperación y lograr en esta fase expansiva corregir los desequilibrios que venimos afrontando.
–¿Las relaciones con los ministros de Podemos son más fáciles desde que no está Pablo Iglesias?
–La verdad es que llevo tres años intentando abstraerme del ruido ambiente, porque creo que no aporta nada para mejorar la vida de los ciudadanos, que es para lo que realmente estamos aquí. La crispación, el enfrentamiento y las controversias artificiales no aportan nada positivo. Estoy muy centrada en esto, en desplegar una política económica que permita a nuestro país crecer y crecer bien. A eso dedico mi energía y a nada más.
–Pero siempre hay dirigentes con los que uno se lleva mejor que con otros...
–Claro, pero desde el punto de vista profesional yo he trabajado muy bien con el conjunto del Gobierno en estos tres años y he podido desarrollar mi función como responsable de política económica. Y esa política económica que hemos seguido desde 2018 es la misma que vamos a desarrollar en los próximos años, centrada en una agenda positiva, progresista, feminista, europeísta, mirando al futuro y pensando sobre todo en los jóvenes.
–En el tema de la repatriación de menores en Ceuta Podemos ha arremetido contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a quien ha denunciado incluso ante la Justicia. Y la respuesta desde el PSOE ha sido muy tibia. ¿Tienen ustedes órdenes de no criticar a los dirigentes de Podemos en pro de la estabilidad del Gobierno?
–El Gobierno tiene muy claras las prioridades. La línea de acción la marca el presidente y todos estamos alineados. Como decía, no tiene sentido contribuir al ruido y las falsas controversias.
–¿A qué cree usted que se debe que haya tanta tensión política como se aprecia últimamente? Parece que hay partidos a los que les viene bien el griterío, abonar la crispación.
–Es verdad que hay una crispación preocupante. Además, he detectado una creciente desconexión entre, por un lado, algunos grupos políticos que están constantemente alimentando la división, con ataques personales y un tono inaceptable, y, por otro lado, una sociedad madura, cohesionada, que lo que quiere es mirar al futuro con ilusión y con esperanza para tratar de dejar un mundo mejor para sus hijos. Ése es el objetivo para el que yo trabajo. A esos partidos yo les diría que estamos en un momento muy importante para la recuperación de este país, tenemos una oportunidad extraordinaria, y yo les invitaría a que sean parte de este éxito colectivo en lugar de centrarse en una posición negativa que no lleva a nada bueno.
–Algunas comunidades autónomas, entre ellas Andalucía, piden el mismo trato que el País Vasco o Cataluña en materia de financiación. ¿Qué responde usted?
–España es un país muy rico y muy diverso... pero también complejo. Y por eso tenemos que hacer un esfuerzo especialmente importante para escucharnos, comprendernos y tener empatía entre nosotros. En este sentido yo creo que las reuniones de presidentes autonómicos, que bajo la presidencia de Pedro Sánchez han sido ya 18, son muy importantes para vertebrar el país. Ahí he visto cómo ha ido mejorando la interlocución y la comprensión entre todas las autonomías. Hay que seguir alimentando este tipo de foros de encuentro para tener marcos de diálogo para seguir construyendo el país desde esa diversidad que yo veo como una riqueza.
–Pero los nacionalismos, sobre todo en el País Vasco y en Cataluña, parecen tener cada vez más fuerza y más influencia en la gestión del Gobierno. ¿Qué modelo de país defiende usted? ¿La España de las autonomías es un modelo fallido y sería mejor uno federal?
–No, no. Los redactores de la Constitución fueron extraordinariamente lúcidos y acertaron en tratar de recoger esa España diversa en un texto en el que nos pudiéramos encontrar todos. En España tenemos una cierta tendencia a mirarnos a nosotros mismos y pensar que somos distintos, pero en todos los países hay ese tipo de tensiones regionales. Todos tienen sus propias complejidades. Creo que la historia democrática de la España de las autonomías es un ejemplo de éxito y es la base para construir el futuro.
–¿Cree usted que la opinión pública ha entendido los indultos a los líderes independentistas catalanes? ¿Un Gobierno del PSOE con más estabilidad o incluso con mayoría absoluta habría aprobado también esos indultos?
–Este es un tema en el que personalmente he reflexionado mucho, precisamente porque me preocupa mucho la crispación, el enfrentamiento entre los ciudadanos, los extremismos y el auge de esas posiciones muy polarizadas que llevan a un conflicto y que no han traído nada bueno en nuestra historia. Y mi conclusión es que no podemos volver atrás, al choque de trenes sin solución, a la vía muerta en la que estábamos cuando llegamos al Gobierno. Y creo que este es un sentimiento compartido por una gran parte de la sociedad española, que comprende que tenemos que construir el futuro sobre la base de la concordia, el reencuentro de los ciudadanos, y una buena imbricación de Cataluña en el conjunto de España.
–Pero la otra parte sí parece dispuesta a volver atrás, porque ya han dejado claro que no renunciarán en su intento de lograr la independencia de Cataluña.
–Insisto: en estos tres años he aprendido a tratar de bajar el tono y huir de reacciones apresuradas sobre declaraciones públicas que se puedan producir en un momento. Lo cierto es que en estos tres años ha mejorado mucho el clima político y la convivencia en Cataluña.
–¿Después de los indultos puede venir una consulta popular o un referéndum de independencia de Cataluña?
–El Gobierno de España tiene una posición muy clara y es el respeto a la ley y a la Constitución. Ese es el marco en el que hemos trabajado y en el que vamos a seguir haciéndolo.
–La histórica subida de la luz se ha convertido en una pesadilla para muchas familias. ¿La solución pasa por reformar el mercado para que el precio deje de estar condicionado?
–Es un tema muy importante, evidentemente, desde el punto de vista económico y estructural pero sobre todo para la economía familiar, para la competitividad de las empresas y la calidad de vida de los ciudadanos. Por eso es un tema prioritario para este Gobierno desde el primer día, tanto que hay incluso una Vicepresidencia para impulsar la necesaria transición energética. Nuestro objetivo es tener cuanto antes un sistema con la energía más limpia y más barata posible y, por eso, en estos tres años hemos avanzado mucho con una hoja de ruta muy clara centrada en mejorar la eficiencia energética de los vehículos, de las casas, de las industrias, y acelerar la penetración de las energías renovables, basadas en sol, viento o agua, que son las más limpias y también las más baratas. Ahora bien, no es posible lograr en tres años compensar los diez años de una política contraria. No tenemos que olvidar que una de nuestras primeras decisiones fue eliminar el impuesto al sol que impuso el Gobierno anterior para desincentivar el autoconsumo de las energías más limpias y más baratas. Tenemos que tomar medidas eficaces a corto plazo para que la subida del precio mayorista no se traslade a la factura eléctrica, proteger especialmente a los colectivos más vulnerables, y también acelerar una transición justa hacia un nuevo modelo energético que sea más sostenible y más barato.
–¿De qué está mas orgullosa de estos tres años que lleva en el Gobierno?
–Por una parte, es un orgullo ver cómo ha mejorado la credibilidad de España y la confianza en nuestro país gracias a una política económica coherente que ha tenido tres hilos muy claros: la responsabilidad fiscal, la justicia social y las reformas de progreso. Y también hemos de estar orgullosos de la respuesta a la pandemia. Creo que España es de los países que han tenido la respuesta más rápida y eficaz gracias a las medidas que pusimos en marcha en marzo del año pasado, como los avales del ICO y los ERTE, con un esfuerzo fiscal sin precedentes en nuestro país. No estaríamos donde estamos, con una fuerte recuperación en marcha, si no hubiéramos tomado las respuestas correctas hace un año y medio.
–La provincia de Cádiz, con la que muchos españoles sueñan durante todo el año para poder pasar aquí algunos días en verano, sigue sin despegar, con una alta tasa de paro permanente y ahora encima con la amenaza de cierre de la planta de Airbus en Puerto Real. ¿Qué cree que le falta a esta provincia que tan bien conoce?
–Con respecto a Airbus, creo que desde el primer momento ha quedado muy clara la posición del Gobierno, que está comprometido con el mantenimiento del empleo y de las capacidades industriales que hay en la Bahía de Cádiz. Esa es la misma posición en la que están también los agentes sociales, en un sector el aeroespacial que, además, es estratégico para nuestro país y que tiene una capacidad de generación de empleo de calidad muy importante. Y en cuanto al futuro de la provincia de Cádiz, yo creo que la clave está en la unidad y el emprendimiento. Unidos somos más fuertes, en todos los ámbitos. Desde el Gobierno tenemos un compromiso claro con Cádiz que vamos a fortalecer aún más en el futuro. Pero la sociedad gaditana y las empresas de esta provincia tienen también que impulsar proyectos modernizadores, ayudar a florar la economía sumergida y aportar ideas e iniciativas para ser protagonistas del futuro de esta tierra.
–Usted y su familia son adictos a los veranos en Chiclana. ¿Qué le aporta la provincia de Cádiz?
–Para mí Cádiz es un trocito del paraíso. Sueño todo el año con los paseos por la playa, que me ayudan a desconectar de verdad. Soy gallega pero, en una parte de mi corazón, me considero hija adoptiva de Cádiz.
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