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Cádiz/A quesazo limpio. Así estalló ayer en la Sierra de Cádiz una guerra que llevaba varias semanas larvándose y que enfrenta a dos colectivos queseros de la comarca. Y la consecuencia de esta guerra es que una de estas entidades anunció ayer a bombo y platillo su decisión de boicotear la Feria del Queso que se celebrará en Villaluenga del Rosario dentro de apenas nueve días. Pero en la localidad payoya no se han amedrentado y, lejos de suspender el evento, ayer por la tarde ya se estaba negociando con otras queserías de la provincia para que cubrieran las plazas que queden vacantes.
El origen de esta guerra del queso está en los trámites que ya ha iniciado la Asociación de Queserías Tradicionales de Villaluenga para intentar conseguir una Indicación Geográfica Protegida (IGP), una marca de calidad que otorga la Unión Europea y que, en caso de conseguirse, daría de manera indiscutible más publicidad y más renombre aún a un queso payoyo que en las últimas décadas ha dado un salto espectacular en los mercados nacionales.
Pero estos trámites en busca de la IGP no han gustado para nada a la Asociación de Productores de Quesos de la Sierra de Cádiz (Quesica), que ayer comunicó públicamente que no acudirá a la Feria del Queso de Villaluenga, a celebrar el 1 y el 2 de abril, pero que sin embargo sí estará presente en la Exposierra de Villamartín, que se desarrollará una semana después, en concreto del 6 al 9 de abril. Este boicot se produce, según este colectivo de queseros, porque la IGP que persigue Villaluenga "afecta directamente a los intereses generales del gremio del queso en la Sierra de Cádiz" que, según recuerdan los directivos de Quesica, sigue peleando para conseguir una Denominación de Origen Protegida (DOP) que se empezó a tramitar hace ya 14 años.
Los queseros de la Sierra aglutinados en Quesica y que dicen representar al 80% de la producción de la comarca, afirman con rotundidad que desde Villaluenga "buscan realzar exclusivamente sus quesos en detrimento del resto de productos queseros de la Sierra". "Es algo similar a una pretensión de monopolio, intentando aprovecharse del trabajo realizado durante años, con el fin de quedar ellos solos como únicos referentes", subraya Quesica en un comunicado que fue hecho público ayer.
Para este colectivo la diferencia entre una IGP y una DOP es evidente "porque mientras la primera no exige que todas las fases de fabricación de un producto se realice en la misma zona geográfica, en la Denominación de Origen Protegida eso sí sucede, porque el vínculo con todas las fases del producto es mayor ya que se controla desde la elección de la materia prima hasta el resultado final".
Salvo que la situación se logre reconducir en los próximos días, en la Feria de Villaluenga, donde se reunirán 30 queserías andaluzas, no estarán, por ejemplo, fábricas de renombre como El Bosqueño, Pajarete, El Gazul o La Pastora, de Grazalema. Este revés está intentando ser paliado desde el Ayuntamiento payoyo, que ayer ya negociaba con otras queserías de la provincia (de Algodonales, Rota y San José del Valle, entre otras) para cubrir las plazas que queden vacantes.
Y aunque Quesica aglutina a unas 15 fábricas de queso de la comarca, al final las ausencias en Villaluenga serán de "cinco o seis" productores queseros, según los cálculos que maneja el alcalde de Villaluenga, Alfonso Moscoso, quien no podía disimular ayer su "sorpresa e incluso enfado" tras conocerse este boicot.
El regidor payoyo lamentó que se anuncie este plante ahora, a poco más de una semana del inicio del evento, "cuando hemos tenido que dejar fuera a unos 60 productores de queso de Andalucía para darle cabida a los de Cádiz". Y sobre todo rechaza los argumentos esgrimidos por Quesica "porque la IGP que persigue Villaluenga no es excluyente, porque no afecta a la DOP, porque son dos caminos distintos, y porque de conseguirse beneficiaría también a toda la comarca". Y pone como ejemplo el mundo de los vinos "donde conviven la Denominación de Origen de los Vinos de Jerez, la IGP de los Vinos de Lebrija y la IGP de los Vinos de la Tierra de Cádiz".
Moscoso dejó caer que en este boicot a la feria quesera de su pueblo puede haber unos intereses ocultos que nada tienen que ver con los comerciales "porque no soy capaz de entender que una fábrica de quesos no quiera venir a un evento que tiene un carácter regional, que es pionero en Andalucía, que reúne cada año a unas 20.000 personas, que es el mejor escaparate del queso artesanal desde hace nueve años y en el que las ventas de quesos son altísimas". Por ello asume el plante conocido ayer como "una ofensa personal", algo que considera injusto "porque soy un alcalde que vive, siente y piensa para el queso, porque lo llevo en el alma".
Villaluenga del Rosario cuenta en la actualidad con cinco fábricas de queso que suman casi medio centenar de personas contratadas y que mantienen a unos cien ganaderos.
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