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España en la UE y la UE en España

Enfoque de Domingo. El europeísmo visto desde Cádiz

Miguel Arias Cañete en 2014 / Kiko Huesca
Miguel Arias

17 de marzo 2019 - 15:58

Desde la entrada de España en la Unión Europea en 1986, ambas partes se han visto claramente beneficiadas a través del diálogo, el intercambio y los diferentes proyectos llevados a cabo. Cuando España entró a formar parte de la entonces llamada Comunidad Europea se encontraba en un periodo de transición política. Con el ingreso en la Unión, España abrazó los valores de la Unión recogidos en el Artículo 2 del Tratado de la Unión Europea: la dignidad humana, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos. Durante estos más de 60 años, Europa, basándose en una política de valores donde principalmente se defienden la inclusión, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la no discriminación, no ha cesado en su empeño de mejorar el bienestar de los ciudadanos europeos en diversos ámbitos.

Sin embargo, la entrada a la Unión Europea no solo supuso un apoyo a la transición política española, también supuso un empuje a la transición social y económica que se ha realizado en España, apoyada a través de los muchos proyectos llevados a cabo. Permítanme ponerles algunos ejemplos. En primer lugar, no puedo no mencionar los Fondos europeos, gracias a los cuales la Unión Europea apoya a las regiones menos desarrolladas. España ha sido una de las más beneficiadas de la política regional europea, recibiendo casi 190.000 millones de euros entre 1989 y 2020, permitiendo en particular modernizar nuestras infraestructuras, ejes de nuestra cohesión territorial entre españoles y con el resto de Europa.

En segundo lugar, gracias a los Fondos de Solidaridad vigentes durante el período 2007/2013, la Unión Europea ha incrementado la solidaridad entre los estados miembros gracias al apoyo recibido en la gestión de las fronteras exteriores y en el desarrollo de una política conjunta de asilo y migración. España, frontera de Europa al norte del Mediterráneo, ha podido hacer frente en mejores condiciones a los desafíos que su situación geográfica comporta.

En tercer lugar, a través de la Política Agrícola Común, la Unión Europea ha permitido desarrollar un sistema agrícola seguro, asequible y de calidad que ha garantizado un nivel de vida equitativo para los agricultores. Como botón de muestra, la renta agraria en 1990 era de 13.765 millones de euros y en el año 2018 había alcanzado la cifra de 30.2017 millones de euros.

En cuarto lugar, gracias al Mercado Único Europeo, que entró en vigor en 1993, se ha contribuido a la prosperidad e integración de la economía europea incrementando la oferta de productos y mejorando las condiciones de los bienes y servicios en España, además de haber creado 2,77 millones de puestos de trabajo y haber generado 233.000 millones de euros anuales en intercambios comerciales.

En quinto lugar, gracias a la puesta en circulación del Euro en 2002, se aportó estabilidad a la Unión Europea, fundamental en tiempos de crisis, fomentando los intercambios, ayudando a controlar la inflación y eliminando las tasas de cambio entre los países de la Eurozona.

En sexto lugar, gracias al espacio Schengen, los ciudadanos españoles pueden disfrutar de todos los beneficios que supone poder moverse libremente ya sea para estudiar, trabajar o hacer turismo. 26 son los Estados Miembros que forman parte del espacio Schengen, lo que supone más de 400 millones de habitantes. Además, con el programa Erasmus cada vez más millones de jóvenes estudiantes pueden disfrutar de la experiencia de poder seguir desarrollándose y formándose en otra universidad europea y de esta manera contribuir al intercambio intelectual y vida de las nuevas generaciones.

El papel de España en este proceso ha sido clave para el proyecto europeo. España ha contribuido activamente en el desarrollo de políticas de ciudadanía, de cohesión, de diversión cultural y lingüística, en cooperación judicial o en la lucha contra el terrorismo. No podemos olvidar, el papel clave de España en los tratados de Ámsterdam (1997), Niza (2001) y Lisboa (2009) así como su influencia en las relaciones exteriores, en concreto con América Latina y la zona sur del Mediterráneo, áreas con las que está conectada lingüísticamente, culturalmente como históricamente, siendo España puente de intercambio y facilitando la comunicación con el resto de Europa.

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