"La Fiscalía de Cádiz está mareando la perdiz en el caso de Ricardi"
Derechos Humanos recurrirá al Fiscal General del Estado si el Ministerio público gaditano no aligera la investigación y pedirá al Supremo la revisión de condena
"Esto es sostenella y no enmendalla. La Fiscalía de Cádiz está mareando la perdiz en el caso de Rafael Ricardi". Rafael Lara, portavoz de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, dejó claro ayer que el colectivo va a llegar hasta el fondo en la defensa de Rafael Ricardi Robles, el portuense condenado por una de las violaciones cometidas en varios municipios gaditanos entre 1995 y 2000 (se denunciaron diez), que la Policía Nacional desde hace mes y medio achaca a dos jerezanos de amplio historial delictivo, a los que apunta como los exclusivos autores.
Lara, que ofreció una rueda de prensa junto a la abogada del colectivo, Antonia Alba, que ha asumido ahora la defensa de Ricardi y una de las hermanas del condenado, Milagros, desveló el convencimiento de la asociación de que las investigaciones que se han reabierto sobre el caso, a la luz de la teoría policial de la total inocencia del portuense. están yendo "demasiado lentas. Y Ricardi ya lleva 13 años en la cárcel". Por ello anunció que, en caso de que el Ministerio público gaditano siga "con esa actitud pantanosa", recurrirán al fiscal general del Estado.
El primer paso lo van a dar la semana próxima, comunicando al Tribunal Supremo su intención de interponer un recurso de revisión de condena. Hay que recordar a este respecto que Ricardi, apodado El Caballito por la peculiar manera de andar que le dejó como herencia un accidente de moto sufrido en su juventud, que le dañó la columna vertebral, fue condenado por la Audiencia Provincial de Cádiz en octubre de 1996 a dos penas de 18 años, con un límite máximo de cumplimiento de 30 (aunque como fue juzgado por el antiguo Código, los trabajos en prisión le redimen pena) como el autor material de la violación de una joven en Valle Alto, en El Puerto, y el cooperador necesario en la otra violación, cometida por otro individuo, no identificado entonces. Un año después, el Supremo desestimó el recurso de casación interpuesto.
Tanto Lara como Alba, tras estudiar con detenimiento todo el expediente del caso, dejaron entrever su convencimiento de que Ricardi fue el cabeza de turco con el que se intentó acallar la gran alarma que en su día se generó en la Bahía cuando comenzaron a registrarse las violaciones.
La abogada, en este caso, ha realizado un exhaustivo informe, del que ayer dio copia a los periodistas, en el que trata de desmontar todos los a su juicio meros indicios, que no pruebas directas, que llevaron a Ricardi al banquillo de los acusados, y de allí a la cárcel. Un informe en el que se desmienten no pocos de los fundamentos de derecho que motivaron el fallo condenatorio del portuense, trasladado hace justo una semana a la cárcel de Puerto 3, desde la de Topas, para prestar declaración ante el nuevo giro policial del caso.
Así, mientras en la sentencia, que este diario adelantó hace ya semanas, se recogía que la víctima en un momento dado de la agresión (que se prolongó durante varias horas), había logrado arrancar la capucha a uno de sus violadores (de ahí que se dijera que la identificación que hizo de Ricardi fue "inequívoca" dado que había luna llena y lo reconoció por un defecto físico que padece en un ojo, un estrabismo severo), en el informe que han hecho en Derechos Humanos se recogen extractos de las declaraciones que la joven hizo primero en Comisaría, y luego ante el juez, no aludiendo nunca al despojamiento de la capucha, diciendo que vio sólo los ojos a sus agresores. Y que uno tenía un defecto. Desde la asociación, a la luz de la documentación del caso, se sostiene que la víctima reconoció a Ricardi en una foto que le facilitó la Policía, tapándole el resto del rostro, así como también en una rueda de reconocimiento, pero en la que sólo el portuense padecía un defecto en un ojo. También se critica el modo en que la joven reconoció la voz de Ricardi: a través del "simple método" de hacer leer un texto a varias personas, entre ellas el condenado, "que nos consta que no sabía leer ni escribir". "La Policía actuó de manera muy chapucera al principio, aunque en una segunda fase, han empezado a actuar con coherencia", dijo Lara, quien felicitó al comisario provincial, José María Deira, por reconocer "el posible error cometido".
Más llamativo aún es el asunto ya célebre del informe primitivo de ADN de 1995. Lara no se mordió la lengua al asegurar que las conclusiones del mismo que se recogen en la sentencia que condenó al portuense "son mentira". "El informe no descartara el ADN de Ricardi y sin embargo el juez sentenciador concluyó que la muestra contenía todos los alelos correspondientes al semen del acusado y eso es mentira", sentenció el portavoz de la APDH-A.
Por último, hicieron hincapié en que hace ya ocho años, tal como avanzó este diario, un nuevo informe de Toxicología descarta "rotundamente" la presencia de muestras de ADN que impliquen a Ricardi, del que fueron informados tanto la Audiencia como la Fiscalía. Y otro dato vital para Derechos Humanos: que tras ser encarcelado Ricardi, las violaciones continuaron.
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