La Guardia Civil se incauta de 716 kilos de cocaína y 3.840 de hachís

La 'Operación Adiós', que se inició en diciembre pasado, se salda con 56 detenidos, entre ellos un agente de la Benemérita, un Policía Local y tres militares

Imagen del chiringuito en Zahara de los Atunes propiedad del principal sospechoso de la red dedicada al narcotráfico y ahora desarticulada.
P.m. Espinosa Cádiz

11 de septiembre 2014 - 05:01

La Guardia Civil ha dado por cerrada la Operación Adiós, puesta en marcha en diciembre de 2013 y que ha finalizado con la detención de 56 personas en las provincias de Cádiz, Córdoba, Sevilla y Valencia. Todas ellas formaban parte presuntamente de una organización criminal con ramificaciones en Sudamérica y Marruecos que se dedicaba a introducir en nuestro país cocaína y hachís en grandes cantidades. De hecho, en el marco de la operación, y en varias redadas, se han decomisado 716 kilos de cocaína y 3.840 kilos de hachís.

La banda contaba con la colaboración de un agente de la Guardia Civil destinado en el cuartel de Torreplata, la de un agente de la Policía Local de Barbate y la de tres militares del cuartel de Camarinal, dos de ellos hermanos y otro de ellos un cabo de dicho acuartelamiento, donde se realizaban los alijos en caso de no poder realizarlos en la playa de Zahara.

La operación se inició tras tener conocimiento la Benemérita de la presencia de una organización de narcotraficantes asentada en la zona de Barbate y Zahara de los Atunes que estaría intentando introducir alijos de hachís por esa zona de la costa gaditana.

Tras las investigaciones llevadas a cabo, los agentes interceptaron un primer alijo en la playa de Zahara de los Atunes, donde se incautaron 1.650 kilos de hachís en un garaje de la localidad de Torreplata, y se procedió a la detención de una persona y la intervención de un vehículo. Asimismo, se tuvo conocimiento de que la organización responsable del alijo podría contar con la cobertura de algún miembro de las Fuerzas de Seguridad.

Posteriormente se identificó a Jesús R.M., como el líder de la red, y a su vez propietario de un conocido chiringuito en Zahara, lugar que llegó a acoger reuniones entre miembros de la banda.

Esta persona se encargaba de controlar todas las operaciones de tráfico de drogas que se llevaban a cabo en la zona de Zahara de los Atunes. Asimismo, contaba con el apoyo de José Manuel B.G., que controlaba las actividades ilícitas que se desarrollaban por la zona de Barbate.

Estas dos personas constituían la cúpula de la organización, teniendo como único objetivo el tráfico de drogas, para obtener un beneficio económico abundante y suficiente para sufragar sus gastos y poder mantener un alto nivel de vida, siendo conocidos como delincuentes de guante blanco.

La Guardia Civil también pudo concretar que la organización se dividía en dos ramas con un mismo fin de traficar con droga, si bien todo el hachís entraba por Barbate y sus pedanías (Zahara o Los Caños de Meca) con embarcaciones semirrígidas, mientras que la cocaína se intentaba introducir con el modus operandi del Gancho Perdido siempre a través del puerto de Algeciras. Conforme fue avanzando la investigación también arreciaron las sospechas de que la organización contaba con apoyo entre las fuerzas de seguridad en todo el entorno.

En la madrugada del 17 de mayo, los miembros de la organización llevaron a cabo un alijo por la costa de Caños de Meca, que fue abortado tras la actuación de la Guardia Civil, y donde se procedió a la incautación de 2.100 kilos de hachís en 70 fardos, y a la intervención de una embarcación. Toda la planificación de este alijo frustrado se llevó a cabo en el local zahareño propiedad del cabecilla de la organización, estando presente en esa reunión el policía local de Barbate, que proporcionaría la cobertura policial en Caños de Meca.

Los sucesivos golpes que la Guardia Civil asestó a la organización, hizo que algunos de sus miembros intentaran un pequeño alijo por la costa entre Barbate y Zahara de los Atunes, siendo incautados 90 kilos de hachís y la embarcación, así como la detención del ocupante de la misma.

Por otro lado, los agentes averiguaron que el líder de la organización había contactado con una organización colombiana para que le proporcionara una elevada cantidad de cocaína. La rama de la red dedicada a la cocaína pretendía introducirla manipulando contenedores de carga en el muelle de Algeciras procedentes de Sudamérica mediante el sistema conocido como gancho perdido, y que consiste en introducir en el interior de contenedores de carga la cocaína oculta en mochilas que posteriormente recuperan sustituyendo el precinto aduanero.

En la reunión de planificación que se mantuvo entre los cabecillas de la organización y los colombianos, el guardia civil involucrado en la red se encargó de darles cobertura policial.

Tras ellos, los agentes tuvieron conocimiento de que la cocaína había llegado al puerto de Algeciras, por lo que inspeccionaron dos contenedores en los que se ocultaban 603 kilos de cocaína.

Además de ello, y gracias a la colaboración policial entre las unidades dedicadas a la represión del narcotráfico, se localizó otro contenedor cargado con 113 kilos de cocaína.

Con todas estas evidencias, se procedió a realizar de manera simultánea y coordinada 29 registros domiciliarios en las provincias de Cádiz, Sevilla y Valencia, donde se intervinieron armas de fuego, así como unos 32.000 euros en efectivo, más de 100 móviles, una decena de vehículos, entre ellos dos Mercedes y dos BMW, y abundante documentación.

El hecho de que uno de los investigados, finalmente detenido y en prisión, fuese miembro de la Benemérita hizo más difícil si cabe la operación.

Los detenidos fueron puestos a disposición del Juzgado nº 2 de los de Barbate, que decretó prisión provisional para la mayoría.

En la operación han participado agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Cádiz.

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