Hueco para los recuerdos de astilleros caídos en el camino
La desaparición de la antigua Izar, en diciembre de 2004, dio paso al nacimiento de la actual Navantia. Fruto de aquella última reconversión, la actividad naval pública quedó reducida casi exclusivamente a la construcción militar, pero también supuso una drástica reducción de los centros de trabajo.
La presión sindical, social y política de entonces consiguió que los tres astilleros de Cádiz permanecieran dentro del grupo público. Otros no corrieron la misma suerte. Fueron los casos, entre otros, del astillero de Sestao, en el País Vasco; o del valenciano de Manises, o el de Sevilla que, primero se privatizó, y por último cerró sus puertas tras una larga lucha obrera.
Pero no todo de esos astilleros se ha perdido. El Museo El Dique ha ido recibiendo en estos años diverso material procedente de esas factorías. Su director, José María Molina, explica que cuando se culminó el trabajo de reforma de la nave del taller de forja (en la que se han colocado los paneles con los nombres de todos los barcos), se guardó un hueco para esos recuerdos de otros astilleros que quedaron en el camino de la reconversión.
"Se consiguió recuperar el espacio, se pintaron las columnas y cuando ya quedó despejado el taller, nos planteamos la posibilidad de utilizarlo para algo más". Así, se decidió colocar varias estanterías específicas al fondo de la nave de forja con todo el fondo documental de Sestao, más de 45.000 planos del astillero, además de fotografías. Y, como curiosidad, el responsable del museo El Dique recuerda que en el fondo de placas de cristal fotográfico de Manises aparece una imagen inédita en otros astilleros: la de fábricas llenas de mujeres trabajando durante la Guerra Civil. También asegura Molina que "las fotos de aquí siempre son de mejor calidad que las de allí, y llegamos a la conclusión de que es por la luz".
"De Sevilla tenemos unas 300 cajas y unos 40.000 negativos fotográficos. Ahora se está terminando una tesis doctoral sobre ese material. También nos ha llegado mobiliario", explica José María Molina. De Manises, en Valencia, por el momento no ha llegado nada, aunque el director del museo explica que "estuvimos allí clasificando material y no sabemos si la empresa lo dejará allí o lo traerá a Puerto Real".
En el taller de forja hay otras piezas: un torno de gran calibre que viene de la antigua fundición Vigorito, o un martillo pilón de Cádiz. El museo El Dique abre sus puertas para quienes fueron compañeros de camino en la historia del sector naval.
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