La ITI recoge actuaciones en las lagunas de La Janda y Medina

La Junta asegura que la Inversión Territorial Integrada contiene partidas para restauración en ambos humedales

Una focha común en la Laguna de Medina, en una imagen tomada anteayer.
Juan Marqués Cádiz / J.m. Cádiz

07 de febrero 2016 - 05:01

Si en 1973 Serrat ya se quejaba de que el río ya no era el río, más de cuarenta años después, los humedales en los que desembocan, tampoco. Fue en aquellos primeros 70 cuando la Convención de Ramsar puso de manifiesto el incalculable valor de estos ricos pero frágiles ecosistemas, capaces de depurar y recargar acuífero y proporcionar pescado y cultivos a miles de millones de personas en el mundo. De actuar como escudos costeros, como esponjas frente a inundaciones y sequías y como retardantes del cambio climático. Pero esto no se ha traducido siempre en políticas de protección, regeneración y conservación. Al menos no en las suficientes ni en las más eficaces, según Ecologistas en Acción. Cinco humedales gaditanos figuran entre los 11 andaluces y los 26 españoles que la organización considera gravemente amenazados. Por eso reclaman para ellos medidas extraordinarias de protección.

LAGUNA DE MEDINA

Si exceptuamos la de La Janda, que merece mención aparte, se trata de la laguna más grande de la provincia y la segunda de Andalucía, después de Fuentedepiedra (Málaga). Protegida bajo la figura de reserva natural, este excepcional refugio jerezano para aves en peligro de extinción, como la malvasía, no pasa por su mejor momento. Las causas: una superpoblación de carpas comunes que está acabando con la vegetación, problemas de colmatación y actos vandálicos contra equipamientos, denuncian los ecologistas. "Las carpas llegaron por los canales de riego y se han reproducido en tal medida que aquello es ahora una bomba ecológica que varias campañas de erradicación no han conseguido desactivar", explica Ángel Barroso, coordinador de la organización en la provincia.

El informe de Ecologistas en Acción difundido con motivo del Día Mundial de los Humedales alerta de que los Parajes Naturales de los ríos Palmones y Guadiaro (en Algeciras y Los Barrios, y San Roque, respectivamente) están en peligro de extinción como consecuencia de la erosión antrópica. Las llanuras de inundación se han rellenado con materiales permeables y se producen continuas extracciones de agua para construcciones urbanísticas. En noviembre de 2013, la Junta de Andalucía aprobó su declaración como Zonas Especiales de Conservación (ZEC) y los planes de ordenación de los recursos naturales de estos espacios. A las marismas del Palmones se incorporaban 55 nuevas hectáreas, correspondientes al cordón dunar costero y a zonas de influencia mareal. Y al estuario del Guadiaro se sumaban otras ocho entre el puente de Sotogrande y la línea de costa. Verdemar-Ecologistas en Acción tacha de inadmisibles estas ampliaciones desde los puntos de vista ecológico, hidrológico, social, paisajístico y económico. Y acusan a Obras Públicas de haber ejecutado en Palmones proyectos en zonas inundables incompatibles con los planes contra avenidas y de no actuar contra las usurpaciones de terrenos en el estuario del Guadiaro.

Su particular forma cuadrada delata un origen artificial. De hecho, como las de Bonanza, fue excavada para la extracción de arenas destinadas a los cultivos de esta zona de Sanlúcar. Con una extensión de 17 hectáreas incluidas dentro del Parque Natural Entorno de Doñana, en sus aguas conviven varias especies de aves amenazadas, como la malvasía, la cerceta pardilla, la espátula o la garcilla cangrejera. "El gran problema aquí es la contaminación de nitratos y fosfatos, sustancias muy tóxicas procedentes de los cultivos intensivos que padece el acuífero. Los fertilizantes se filtran a la laguna provocando un crecimiento desenfrenado de las algas, una indigestión de alimento, que acaba asfixiando al ecosistema". Así resume Ángel Barroso el proceso de eutrofización que padece la laguna. Otros peligros que la amenazan son la salinización debida a la evaporación y al ingreso de sales del acuífero en época de lluvias y la caza furtiva, según consta en el informe de los ecologistas.

Son cuatro, también artificiales, y están muy cerca de la de Tarelo y de la Colonia Agrícola Monte Algaida, donde residen unas 5.000 personas. Acoge a poblaciones nidificantes de malvasía cabeciblanca, avetorillo común, carricerín común, calamón común y ruiseñor bastardo, entre otras especies. Padece los mismos problemas que Tarelo, además de la extracción ilegal de aguas para riego, caza furtiva, residuos agrícolas y usurpación de terrenos perimetrales. Los ecologistas piden para ella una protección eficaz.

La Inversión Territorial Integrada (ITI 2015-2020) contempla inversiones para erradicar definitivamente las carpas comunes de la Laguna de Medina y todo un apartado para la restauración de la laguna de la Janda, adelantaron a este periódico fuentes de la Delegación del Gobierno andaluz en Cádiz, si bien no precisaron montos ni partidas. Respecto al problema de superpoblación de carpas en la laguna de Medina, la Junta asegura que en la ITI se ha incluido una solución planteada en una reciente reunión de expertos y especialistas. Sobre la laguna de La Janda, el Gobierno andaluz informa de que ya ha habido contactos entre miembros de la Delegación y los alcaldes de los municipios implicados.

Con más de 4.000 hectáreas, que en época de inundaciones se convertían en 5.000, la laguna de La Janda fue el mayor humedal de España y el más rico desde el punto de vista ecológico y de biodiversidad de Europa. Incluso más que el Parque Nacional de Doñana.

Como tantos otros en España, el humedal se desecó a finales de los años 50 en lo que los ecologistas de la Asociación de Amigos de la Laguna de La Janda califican como uno de los mayores desastres ecológicos de Europa. Actualmente está dedicado -paradojas de la vida- a un cultivo que necesita de mucha agua: el intensivo del arroz, después de que fracasasen el girasol, el algodón, el maíz y el sorgo. En cualquier caso, las presas en los cursos del Almodóvar y el Barbate y un aliviadero con salida a las marismas de este último río la han hecho desaparecer. Salvo en años de lluvias torrenciales, que recupera el esplendor perdido. Hoy es un humedal artificial cuyas aguas se regulan.

Los terrenos siguen siendo de dominio público hidráulico, pero los explota una cooperativa agrícola propiedad de la familia Mora-Figueroa gracias a una concesión de 99 años desde su desecación que compromete su regeneración, según denuncian los ecologistas.

La organización conservacionista ve en La Janda un verdadero paraíso para cientos de miles de aves en su viaje de y a tierras africanas que carece de protección legal. En ellas se reproducían especies hoy desaparecidas o muy escasas -algunas en pleno proceso de reproducción- como el águila imperial ibérica, la grulla común, la focha moruna, el avetoro, el morito, la lechuza mora o el torillo andaluz.

Ecologistas en Acción pide para La Janda una figura de protección acorde con sus valores ecológicos, en paralelo a la regeneración del humedal, que arrancaría por regularizar el aporte natural de los ríos que la alimentan y el cierre de la compuerta a la Marisma del Barbate.

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