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"Los premios no dan trabajo, sino la creatividad personal"

Javier León, animador en 3-D

Sin salir de San Fernando. El diseñador isleño trabaja para la industria de animación de todo el mundo desde su casa en la calle Real

Foto: Román Ríos
Manuel M. Fossati

18 de marzo 2018 - 01:38

Hace nueve años, Javier León acababa de trabajar para Alejandro Amenábar en su película Ágora, recreando en 3-D la biblioteca de Alejandría. Venía de colaborar con Javier Fesser en Camino y de diseñar el duende del Rasca de la ONCE. Lo entrevisté para este periódico, y poco después ganó un Goya por los efectos especiales de la película de Amenábar. Entonces trabajaba solo con su ordenador "en la habitación más pequeña" de su casa en San Fernando. Sus méritos le han proporcionado trabajo, mucho trabajo, tanto que le han obligado ya a varias mudanzas a locales más grandes y a crear una mediana empresa. "Tenía más trabajo y contraté a una persona, luego más y contraté a otra", dice, y así Javier León es ahora Leon Studio, trabaja para grandes corporaciones de todo el mundo, y emplea a una decena de profesionales. No obstante, tras pasar por Barcelona y Nueva York entre otros lugares de trabajo, ya no ha querido salir de la Isla. De momento (ya tiene decidido su traslado a un sitio mucho más grande en La Isla), su empresa está en el bajo de una clásica casa con grandes cierros en la calle Real. Allí, en medio de una tenue luz iluminada por varios ordenadores encendidos, trabaja con su equipo.

-Esto es impresionante con tanto ordenador, pero sin embargo he tenido que llamar con los nudillos. No tiene timbre... ni rótulo.

He hecho trabajos importantes, pero lo mejor es que quienes eran mis ídolos ahora son mis amigos"

-Pero eso es porque no tenemos un trato al público, ni va a venir nadie a buscarnos aquí. No necesitamos anunciarnos ni poner un rótulo. Preferimos pasar desapercibido. Cuando teníamos el local en Camposoto pusimos vinilos en las ventanas, los vecinos se preguntaban qué hacíamos ("llegaron a llamar a la Policía", apunta María, la mujer de Javier). Además eso está muy relacionado con mi forma de ser. Soy bastante introvertido, yo estoy aquí trabajando y para qué tiene que saber el de enfrente a qué me dedico yo, cuando además el de enfrente no va a venir aquí a comprar.

-Pero de fuera de aquí sí que vienen a comprarle.

-Sí, y por eso este año tenemos planes de crecer bastante, mucho más, en función del ritmo que llevamos. El plan es irnos a unas instalaciones más grandes, siempre en San Fernando. Es que la dimensión de esto ha ido creciendo tanto durante todo este tiempo, que ha habido un momento en el que hemos tenido que subcontratar. Por ejemplo ahora mismo tenemos gente trabajando en Suecia y en Estados Unidos para nosotros. Lo cual es un poco al revés de lo normal. En un momento de máxima actividad de producción, podemos llegar a ser 25. De estar solo en la habitación más pequeña de mi casa a estar coordinando a 25 personas en diferentes países hay una evolución. Así que nos vamos a ir al polígono Puente de Hierro.

-Explíqueme cómo se consigue una carrera como la suya.

-Bueno, es una evolución fácil de contar. Nosotros trabajábamos en proyectos puntuales que nos llegaban. Ese trabajo lo ven otras empresas y llegan más proyectos, y acabamos trabajando en todo lo que tiene que ver con esta industria. Y cuando vamos a posicionarnos en el mercado, sobre todo en Estados Unidos, los proyectos en los que hemos trabajado son muchísimos. Abarcamos los que les salen a cada una de las productoras. Cuando hoy en día ven nuestro portfolio resulta que hemos trabajado en todo el mundo y la gran mayoría de los proyectos que se han hecho están ahí, así que tenemos una muy buena carta de presentación, hemos abierto la cartera de clientes y el resultado es increíble. Sólo en el mes de enero, hemos doblado la cartera...

-Se va a tener que convertir definitivamente en empresario.

-La realidad es que este año esa buena carta de presentación se ha utilizado para generar más actividad, aunque yo nunca me he considerado especialmente empresario. Es la tercera empresa que tengo, todas han funcionado bien, pero yo creo que el empresario disfruta con una serie de cosas que yo no, yo disfruto trabajando. Mi perfil es de ponerme a dibujar, y eso es lo que yo sé hacer y es lo que me gusta. No desarrollar las empresas.

-¿Se plantea dejar la dirección a otra persona?

-No, eso no funcionaría, o por lo menos dentro de mi forma de ser sería complicado que yo pusiera esto en manos de otra persona. Porque es algo que hemos levantado, no sólo yo sino María (mira a su mujer) y el equipo, porque el esfuerzo de la gente está muy relacionado con el crecimiento de este proyecto. Y a pesar de la posible incompatibilidad entre artista y empresario, este año sí existe en mi cabeza esa apetencia por desarrollar la empresa.

-Puede usted presumir de éxito.

-Hombre, yo creo que sí, aunque no soy una persona que alardee. Vamos si a mí hace diez años me preguntan no hubiera imaginado que hubiéramos llegado hasta aquí. No estaba dentro de mis expectativas. Ha sido un éxito, claro… lo que pasa es que yo estoy pendiente de seguir trabajando, no alardeo y ni siquiera lo voy comentando. Este verano participamos en el proyecto de la candidatura olímpica de Los Ángeles, y que parte de ese proyecto de Los Ángeles se haga en San Fernando es curioso, y yo muchas veces ni me acuerdo.

-Pero es que lo que ha conseguido es para alardear.

-Sí, sí, si lo comprendo. Hace unos meses estuve nominado a los premios Emmy. Y eso lo tengo para siempre. Para la Academia de la Televisión americana yo siempre seré un nominado a los Emmy. Y probablemente habrá más nominaciones, y para mí eso fue un orgullo enorme que tardé varios días en creerme, pero… yo estoy más pendiente de mi trabajo que de esas cosas.

-Usted también ha demostrado que no hay que dejar el país, sacrificar familia... para triunfar en este mundo de cine y publicidad.

-Yo creo que se puede hacer desde aquí. Vivimos aquí y trabajamos fuera. Hoy mismo tenemos entregas en Canadá, Nueva York, Los Ángeles y el trabajo se hace desde San Fernando y por gente formada aquí. Fue quizá un hándicap cuando empezaba, cuando estaba yo solo, pero ahora mismo nosotros presentamos nuestro portfolio en cualquier empresa de Estados Unidos y alucinan. Somos gente de Puerto Real, San Fernando, Puerto de Santa María… y ahí están, dando un nivel internacional. Eso tiene para mí una parte importante a nivel personal, porque es mi equipo.

-Sorprende también el ambiente de tranquilidad que hay aquí, cuando parecería que es un trabajo asociado con el estrés.

-Porque son mucho más que operarios, son artistas, y es muy importante que esta gente esté bien, que haya un buen ambiente de trabajo, que haya una flexibilidad en la oficina. Eso es importante, nosotros somos un estudio de diseño, no somos una oficina al uso. En nuestras instalaciones se ve que cada vez nos estamos convirtiendo más en taller. Incluso con el tema horario somos flexibles. Yo necesito tener el trabajo a tiempo, no que una persona eche tantas horas al día. La ansiedad y el estrés es muchas veces una pose muy inculcada en el sector de la publicidad. Pero eso no va conmigo. Soy yo el que hace de filtro para que esa ansiedad no se transmita al equipo, porque no es la forma de trabajar en un ambiente creativo.

-La mayor parte de su trabajo está enfocado en la publicidad.

-Sí, y es además lo que más me gusta. Porque tiene un ritmo muy dinámico, con proyectos cortos, cada mes ... si tuviera que estar dos años en un proyecto creo que me aburriría. La publicidad debe de estar en torno al 80% de nuestra producción y el resto se puede distribuir entre cine y lo que vamos a llamar nuevas tecnologías de tiempo real. Eso incluye la realidad virtual y la realidad aumentada, que todavía no están funcionando como se esperaba. Tal vez sea un problema de contenidos. El tema es que no acaban de arrancar.

-¿Con qué trabajo ha disfrutado más?

-Muchos. Realmente hemos conseguido muchas cosas, pero una cosa importante es que hemos trabajado con gente que anteriormente eran mis ídolos. Y eso sigue ocurriendo. Fue muy importante trabajar con Amenábar, con Fesser, con Jean Jacques Annaud, y con Sega, con Coca Cola, con Nike, pero lo mejor es, por ejemplo, trabajar el año pasado en un proyecto con Carlos Grangel que es el diseñador de La novia cadáver, de las películas de Dreamwork, un hombre que era mi ídolo y ahora mismo es mi amigo. Eso es una de las cosas que más importancia tiene para mí dentro de esta evolución.

-Bueno, ahora sí, cuénteme el secreto.

-Pues algo estaremos haciendo bien. Y creo que es mantener lo más alto posible la calidad de nuestro trabajo, que nuestro trabajo se defienda solo. Hemos seguido invirtiendo en proyectos internos del estudio, en proyectos personales míos. Yo siempre hago mucho hincapié en eso, porque creo que los proyectos personales son los que han cambiado la situación del estudio.

-¿Cómo es eso? ¿más que los grandes proyectos o los premios?

-Mira, ahora mismo nuestro último proyecto es un anuncio para Ford, pero hacer este anuncio para esa una empresa enorme, o para Coca Cola, que es el top de la publicidad, realmente no me da nuevos trabajos. Porque en el nivel en el que nos estamos moviendo ¡todo el mundo ha hecho trabajos para Coca Cola! Eso no es suficiente. Pasa lo mismo con los premios. Todo el mundo tiene Oscar, Emmys. Eso no decanta la balanza nunca. ¿Con qué se consigue que se fijen en ti? Con el trabajo personal no comercial. El trabajo que hacemos interno en el estudio, que no es para ningún cliente, o el trabajo que yo hago por mi cuenta para mis cosas es lo que ningún estudio tiene, y es lo que cuando yo lo enseño hace que el trabajo venga aquí. Porque este trabajo es en el que yo pongo mi creatividad, y con el que más disfruto. Y cuando eso se enseña consigue muchos proyectos, más que otros trabajos que la gente haya visto. Eso no me ayuda a diferenciarme. Lo mío es algo nuevo, con lo cual tiene mucho más impacto.

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