Kamikaze Barroso

A cuatro días de declarar en la Audiencia, el alcalde agrava sus críticas contra el Rey, al que acusa de formar parte de la trama golpista del 23-F · Utiliza la sala de prensa de la Diputación para proclamar que si no es condenado, "se abrirá la veda contra la Corona"

José Antonio Barroso, en su comparecencia de ayer en la Diputación de Cádiz junto a los libros en los que basa sus acusaciones contra la Corona.
Fco. Sánchez Zambrano / Cádiz

23 de octubre 2008 - 05:01

El alcalde de Puerto Real, José Antonio Barroso (IU), aumentó ayer varios grados sus ataques personales contra el Rey, al que no sólo volvió a llamar "indigno" y "corrupto" sino al que, además, acusó de "formar parte de la trama golpista del 23-F" y de haber mantenido encuentros amorosos secretos "costeados con dinero de los fondos reservados".

Al igual que un kamikaze que no tiene nada que perder, Barroso volvió a mostrarse como un abanderado de lo que él entiende por sentimiento republicano. Pero si en abril lo hizo en Los Barrios a título personal -por cuyas declaraciones ha sido imputado por la Audiencia Nacional- ayer lo hizo como diputado provincial y en la sala de prensa de esta institución en Cádiz.

En su comparecencia, Barroso apareció escoltado por sendos libros en los que, según indicó varias veces, "se demuestra que el Rey es un corrupto". Esas publicaciones "libres y legales" son, concretamente, Juan Carlos I el último Borbón, del militar e historiador Amadeo Martínez Inglés, y El negocio de la libertad, del periodista Jesús Cacho.

El regidor puertorrealeño mostró su sorpresa por que ninguno de estos dos autores haya sido imputado por la Audiencia Nacional por un presunto delito de injurias a la Corona, algo que por el contrario sí le ha sucedido a él. Esto le llevó a afirmar que está siendo víctima de "un intento de linchamiento moral". "Me quieren liquidar sólo por haber cometido el oprobio de arremeter contra una institución legitimada por la Constitución pero que, bajo mi punto de vista, se deslegitima todos los días con su proceder y su comportamiento", añadió.

Con el parapeto siempre de los dos libros mencionados, cuyas afirmaciones y conclusiones cree a pies juntillas, Barroso hizo referencia, entre otras cosas, a la supuesta implicación de don Juan Carlos en la trama golpista del 23-F, a las subvenciones y "regalos" que recibe de países árabes del Golfo Pérsico, y a "escarceos amorosos" que, aseveró, mantuvo el monarca y que fueron costeados con fondos reservados. "¿Por qué nada de esto, que está documentado y de lo que hay pruebas suficientes, ha sido investigado por el Parlamento?", preguntó un José Antonio Barroso que lamentó que los políticos y los medios de comunicación sean "los guardianes de la esencia monárquica" en este país.

Aseguró Barroso que todas estas acusaciones las repetirá el lunes ante el juez Grande Marlaska porque "ni me voy a callar ni me van a callar". Y, puesto a no callarse, subrayó que "me quieren poner como un loco cuando lo que soy es un español que se avergüenza de su jefe de Estado" o también que "quiero que haya una República en este país pero, mientras no venga, quiero un Rey que sea digno y no un indigno como este sujeto", apostilló en referencia a Juan Carlos I.

Reconoció además el dirigente de IU que su imputación y sus posibles procesamiento y condena "no suponen algo bueno para mí", aunque entiende que sí puede ser beneficioso para el sentimiento republicano. Y, como si quisiera convertirse en el primer mártir de una hipotética III República, aseveró que en el caso de que no sea condenado "se abrirá la veda contra la Corona".

Hubo tiempo también para que Barroso dejara claro que no piensa dimitir como alcalde ni aunque sea condenado, tal y como ha solicitado ya el PP local. "De llegar, esa condena no sería por robar, estafar o malversar sino sólo por una opinión política", reflexionó antes de aseverar que sólo dejará la Alcaldía "cuando lo digan los votos o cuando sea inhabilitado".

Y también indicó que sus sentimientos republicanos no entran en contradicción con el hecho de que en 1983 le impusiera al Rey Don Juan Carlos la medalla de oro y brillantes de Puerto Real al cumplirse los 500 años de la fundación de la Villa. "Esa propuesta fue planteada por varios colectivos sociales, aprobada en el pleno y cumplimentarla era una obligación institucional para mí", dijo.

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