"Llevaba 28 años esperando que cada víctima fuera la última"

Teresa Decarlini. Viuda del doctor Suar Muro

M. Muñoz Fossati / Cádiz

21 de octubre 2011 - 01:00

Un escueto y sencillo "bien, bien" es la respuesta de Teresa Decarlini a la previsible pregunta del periodista: "¿Qué le parece el comunicado de ETA anunciando el cese de la violencia?". Teresa es la viuda de Alfredo Jorge Suar Muro, médico de la prisión de El Puerto, asesinado por los terroristas el 14 de octubre de 1983, la primera víctima de la banda en Andalucía y la única en la provincia de Cádiz.

"Bien -repite-, porque desde el atentado que costó la vida a mi marido, llevo 28 años esperando que cada muerto de ETA fuera el último: 28 años. Así que yo, a partir de ahora, doy por bueno todo lo que se haga, siempre que no haya más muertos y que no se deje libres a los terroristas. Eso de que salieran todos a la calle no me haría mucha gracia, la verdad".

"Que no haya más muertos, no me hace falta ni que pidan perdón; perdonar es muy complicado", añade al teléfono, a la vez que expresa su "alegría moderada" por la noticia y lamenta la "sangría que ha sufrido España durante todos estos años". Teresa, que junto a su marido llegó a España huyendo de la dictadura argentina, justifica sus precauciones: "Veo a la gente muy contenta con la noticia, pero yo le daría un poco de tiempo, porque no es la primera vez que anuncian algo parecido, y más ahora, que quizá quieran aprovechar este momento político especial. Espero que no se estén riendo de todos nosotros, porque sería doblemente triste. Confiemos, confiemos, porque estamos hablando de casi 1.000 muertos".

Respecto a la generosidad que la sociedad puede mostrar con los terroristas, Decarlini tiene claros los límites: "Todos no pueden salir de la cárcel sin cumplir la condena, tal vez los que no tengan delitos de sangre, pero hay casos como el de De Juana Chaos, que tiene decenas de muertos a sus espaldas y está campando a sus anchas. Yo no creo que esto sea una guerra, pero son ellos los que usan esa palabra, y si ha habido una guerra, tiene que haber vencedores y vencidos, y sería justo que los vencedores fuésemos nosotros. Lo contrario no estaría bien: me estoy acordando ahora de Irene Villa, de Ortega Lara... de miles y miles de afectados, incapacitados, familiares... Lo más importante son las víctimas, y que no queden ellos como vencedores".

Teresa cuenta lo que ella ha constatado como un sentimiento común a todas las víctimas: "Que no haya más muertos, porque cada atentado de ETA era como si volvieran a matar a un familiar tuyo". Ha tenido una acumulación de sentimientos en la última semana, puesto que el viernes pasado se rememoró el vigésimo octavo aniversario del asesinato de su marido. "Ha sido todo muy seguido", dice.

Con todas las precauciones, se atreve a expresar un "enhorabuena a todos los españoles". Y sobre si su vida va a cambiar a partir de ahora, dice: "Mi vida cotidiana, no, pero mi vida interior sí. Porque, si cumplen lo prometido, me desaparecerá esa angustia permanente de si iban a matar de nuevo". Una angustia de 28 años.

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