Medio Ambiente pone en marcha la campaña para el tratamiento y control de la oruga procesionaria del pino

Las altas temperaturas y la sequía que acompaña al municipio son las principales causas de la presencia del insecto

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Un trabajador realizando el control y tratamiento de la oruga procesionaria
Un trabajador en la campaña de control y tratamiento de la oruga procesionaria / D.C.

La delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Chiclana ha iniciado las labores para el tratamiento y control de la oruga procesionaria del pino, una actuación que se prolongará durante las próximas cuatro semanas en los diferentes espacios de titularidad pública del término municipal de Chiclana, más concretamente, en parques públicos, masas forestales, arboledas situadas en el viario urbano y en centros escolares, en el caso de estos últimos, durante el horario no lectivo.

A diferencia del año pasado, el delegado municipal de Medio Ambiente, Roberto Palmero, ha señalado que en esta ocasión “los trabajos para minimizar los problemas que puede provocar la presencia de este insecto, sobre todo en las zonas residenciales, se han iniciado con mayor antelación que en otras ocasiones”. Asimismo, señala a las “altas temperaturas aún presentes en estas fechas y a la situación de sequía y ausencia de lluvias que sufrimos”, como principal causa de la prematura presencia y mayor proliferación de este insecto.

Además de la utilización de productos fitosanitarios de bajo impacto y escasa toxicidad, desde la delegación de Medio Ambiente se están implementando otras herramientas que posibilitan el control y la eliminación de la oruga procesionaria, así como de otros insectos. Es el caso de la colocación de cajas nido para el fomento de la presencia de aves insectívoras como herrerillos o carboneros en las áreas arboladas de la ciudad. “Una pareja de cualquiera de estas dos especies suele comer alrededor de 7.000 insectos al año, especialmente larvas de la procesionaria del pino”, apunta Palmero.

El tratamiento contra la oruga procesionaria es fundamental para la ciudadanía, ya que este lepidóptero supone un riesgo para menores y animales de compañía más allá del contacto directo, puesto que los filamentos urticantes que cubren el cuerpo de esta especie pueden flotar en el aire y provocar irritaciones en la piel, los ojos o la nariz al entrar en contacto con personas o animales.

Asimismo, Roberto Palmero ha instado a los propietarios de parcelas privadas la conveniencia de actuar en estas fechas en sus árboles, para así potenciar aún más los efectos de los tratamientos contra este insecto, a la vez que ha recordado que durante todo el año se realiza un seguimiento continuo de la procesionaria.

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