Mejor prevenir... que apagar
En lo que va de año, se ha conseguido reducir el número de incendios en la provincia a 74, muy por debajo de los 299 de media registrados en el último decenio en Andalucía
El verano es la época del año en la que los incendios son más propensos a surgir y destruir todo aquello que se interponga a su paso. En lo que va de año, Cádiz ha sido la provincia que más afectada se ha visto por las llamas, y es que el pasado 6 de julio se produjo en San Roque uno de los tres incendios de mayor alcance en Andalucía. En este incidente ardieron alrededor de 343 hectáreas, que, unidos a otros incendios, sumaron una cifra de 372,4 hectáreas de suelo forestal calcinado. El peligro de las llamas no queda ahí. Según la delegada de Medio Ambiente, Silvia López, “un fuego descontrolado no sólo puede generar graves consecuencias en el entorno forestal, sino también en núcleos habitados”. López ha hecho un llamamiento a la precaución y colaboración de todos los gaditanos, ya que la segunda parte del verano es la época en la que existe un mayor riesgo de incendios, porque la vegetación ya está seca y, por lo tanto, el combustible es más propenso a prenderse.
De todos es sabido que la mejor arma contra cualquier problema es la prevención, y eso es precisamente a lo que está dirigido el plan Infoca, el protocolo de prevención y extinción de incendios enmarcado dentro de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
El plan Infoca se encarga de realizar las labores pertinentes contra el fuego en toda la región andaluza, aunque cada provincia cuenta con un sistema propio. Cada uno de ellos se encuentra coordinado con el resto y, cuando es necesario colaboran entre ellos a través del envío de helicópteros y personal. El centro neurálgico del sistema en la provincia se encuentra en Cádiz, en la propia Consejería de Medio Ambiente.
Desde allí, varios sistemas informáticos (Horus y Sistema Bosque) basados en un moderno sistema de cartografía, y vídeo, combinados con redes de comunicación por radio y telefonía se encargan de vigilar a tiempo real todas las zonas forestales de la provincia para detectar cualquier incendio que pueda surgir. Las tres cámaras con las que cuenta el sistema están instaladas en el Puerto de Las Yeguas, Montecoche y el Pico de la Gallina.
Todos estos dispositivos utilizan tecnología militar, por lo que su nivel de precisión resulta impresionante (incluso pueden observarse las matrículas de los coches que circulan por la zona). El objetivo de todo este entramado no es otro que sofocar las llamas que puedan surgir en el menor tiempo posible y conseguir así que no se expandan. Desde Medio Ambiente, aseguran que este sistema de viodeo vigilancia también ha servido como “disuasión” para las personas que transitan la zona, precisamente porque la mayoría de los incendios son provocados o causados por negligencias.
Los mapas ofrecen la posibilidad de escoger un punto determinado y acercarlo, para analizar la naturaleza y alcance del incendio. De la misma manera, el sistema de video vigilancia, que cuenta con cámaras de infrarrojos permite visualizar a tiempo real todo el terreno forestal gaditano y detectar en él los puntos de calor.
Todo este moderno entramado informático está apoyado en el personal que trabaja sobre el terreno en los distintos parques naturales de la provincia: son los llamados Centros de Defensa Forestal (Cedefo). En estos recintos se trabaja en labores de prevención y extinción durante todo el año, pero encuentran su punto máximo de actividad entre la primavera y el 15 de octubre, periodo en el que los incendios son más propensos a aparecer.
En Algodonales se sitúa uno de los centros de defensa forestal de la provincia. Aquí la actividad es constante: un equipo compuesto por ocho personas, más el personal sanitario y de mantenimiento se encargan de que todo esté a punto en el caso de que haya que actuar. Para ello, siguen a diario un protocolo de seguridad y entrenamiento en el que utilizan un helicóptero para peinar la zona y realizan labores de entrenamiento físico para fortalecer la resistencia y capacidad que se debe tener para afrontar cualquier situación de riesgo. Un técnico se encarga, también a diario, de revisar al menos durante una hora el helicóptero. Según cuentan los bomberos que participan en el plan, la precisión en este trabajo es algo “fundamental”, por ello el sitio que ocupa cada uno de ellos en el helicóptero ya está prefijado por peso, para conseguir el mayor equilibrio y estabilidad posible dentro del aparato.
La labor del personal del centro no acaba ahí. Durante el resto del año deben mantener el terreno a punto a través de la creación de diferentes sistemas cortafuegos y medidas preventivas. Además, deben asistir a cursos teóricos en los que se les enseñan recursos de primeros auxilios y materia sobre el comportamiento del fuego, las maneras de extinguirlo, los utensilios que se deben utilizar, protocolos de actuación etc.
La red preventiva del Infoca cierra su círculo con las torres de vigilancia que se sitúan en diferentes puntos altos de la provincia. Desde cada una de ellas, una persona se encarga de observar todo el perímetro de la zona y avisar a los operativos en caso de que se detecte algún fenómeno que pueda suponer un peligro. En El Pinsapar de Grazalema se encuentra una de esas torres. Los vigilantes que desarrollan allí su labor se distribuyen la jornada en turnos de 12 horas en los que tienen la obligación de poner los cuatro sentidos para detectar cualquier anomalía. Uno de los vigilantes asegura que se “sabe de memoria” el paisaje que tiene delante, lo tiene tan asimilado que se ha convertido en una especie de “fotografía fija” en su cabeza. Con suerte esa imagen podría permanecer tal cual durante el transcurso de los años. Con suerte y prevención.
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