Muving se declara en concurso de acreedores con una deuda de seis millones de euros

La compañía de alquiler de motos eléctricas quiebra tras la caída de ingresos por la pandemia

Motos de Muving en una calle de Cádiz.
Motos de Muving en una calle de Cádiz. / Julio González
Alejandro Martín

22 de octubre 2021 - 19:08

Muving, la empresa de alquiler de motos eléctricas que operaba en Cádiz y otras ciudades españolas, ha entrado en concurso de acreedores, según confirmaron ayer fuentes cercanas al proceso, que indicaron que el juzgado Mercantil 2 de Cádiz ha designado administrador concursal a la firma especializada Lener Administraciones Concursales. La compañía sucumbe así al impacto de la caída de ingresos provocada por la pandemia y la competencia de nuevas modalidades de transporte compartido como los patinetes.

Iván Contreras, hasta ahora primer ejecutivo de la firma, explicó que Muving ha solicitado el concurso de acreedores voluntario con una deuda de seis millones de euros, un pasivo que se debe fundamentalmente al renting de su flota de motos, formada por unos 1.400 vehículos, según indicó en declaraciones a este periódico. Contreras señaló que la plantilla asciende actualmente a 37 trabajadores repartidos entre Cádiz y Valencia y los servicios corporativos.

El directivo apuntó como principal causa de la quiebra que la actividad estuvo paralizada durante más de un año a causa de la pandemia. Precisamente, el 20 de marzo del año pasado, en pleno confinamiento, Muving anunció que suspendía temporalmente el servicio de alquiler de motocicletas, no retomándose hasta el pasado mes de junio, y sólo en algunas localidades, entre ellas Cádiz y Valencia.

“En marzo de 2020 pasamos a tener cero ingresos. Esperamos a la reapertura de las ciudades e intentamos antes del verano volver a iniciar las actividades. Entonces no había mucho movimiento y ahora, que parece que es el momento, nos coge vacíos”, señaló Contreras, que incidió en que la compañía “está en modo de continuidad”.

Su plan pasa ahora por ceder la gestión del alquiler de las motos a un tercero en modalidad de franquicia, “en ciudades como Cádiz o Valencia”, aunque Contreras admite que todas las decisiones deben pasar ahora “por la administración concursal”. En su opinión sería un modelo similar al que aplicó Muving en Malta, donde la matriz aportó el software y un franquiciado se encargaba de la gestión del negocio.

Iván y Rafael Contreras, con trabajadores de Muving en una imagen de 2018.
Iván y Rafael Contreras, con trabajadores de Muving en una imagen de 2018. / D. C.

Desde su estreno en Cádiz en marzo de 2017, Muving llegó a expandirse por otras diez ciudades españolas, entre ellas, Sevilla, Valencia y Córdoba, y llegó a anunciar su internacionalización con vistas a implantarse en países como Estados Unidos. La pandemia supuso un frenazo en seco a estos planes. En el caso de Cádiz, su flota de motos con su característico amarillo color corporativo quedó almacenada al aire libre en la Zona Franca de Cádiz durante meses. La misma situación se dio en Córdoba o Valencia, donde todavía hay un centenar de motos abandonadas por sus calles, según indicó este viernes el Ayuntamiento de Valencia.

Muving fue fundada por los primos Iván y Rafael Contreras, aunque este último se encontraba ya desvinculado de la compañía, según afirmó este viernes Iván, que agregó que también dejó la compañía el fondo Black Toro Capital, que les había acompañado en otros negocios. Sin embargo, ambos siguen trabajando juntos en Humanox, la empresa presidida por Rafael Contreras tras su salida de Airtificial, la antigua Carbures, y que desarrolla espinilleras de fibra de carbono con sensores para futbolistas.

Entre sus clientes está el Cádiz C. F, club del que Rafael Contreras fue nombrado hace unos meses vicepresidente en las áreas de innovación, sostenibilidad y digitalización. Dentro de Humanox, Iván Contreras ocupa el cargo de codirector ejecutivo junto a Javier Moreno desde el pasado marzo.

Muving no es el primer proyecto fallido impulsado por Rafael e Iván Contreras. De la mano de Black Toro Capital, ambos fueron la cara visible de Torrot, histórica empresa que fue reflotada por Iván Contreras y que aportaba las motos de la flota de Muving. Torrot proyectaba en la Zona Franca de Cádiz la construcción de una fábrica para ensamblar el velocípedo, una especie de triciclo eléctrico.

La inversión ascendía a unos doce millones de euros y se llegó a celebrar un acto ante la nave que iba a acoger la planta simbolizando el inicio de las obras. Ambos emprendedores incluso lograron que el Rey se sentara en uno de sus prototipos en una feria de innovación en el Palacio de Congresos de Sevilla, logrando un gran efecto propagandístico.

Sin embargo, el proyecto se paralizó a pesar de que Torrot captó más de ocho millones de euros en ayudas públicas. En octubre de 2019, Black Toro Capital apartó a Contreras de la gestión y puso al frente de la firma a un especialista en reestructuraciones industriales. Unos meses después, en febrero de 2020, Torrot canceló sus planes para Cádiz entre reproches a la Junta de Andalucía por la no concesión de una ayuda y concentró sus esfuerzos en su planta de Salt (Gerona), tras asegurarse el apoyo de la Generalitat de Cataluña.

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