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No habrá quinto petrolero para Puerto Real

Navantia

El armador vasco Ibaizábal no asumirá la construcción de otro barco ante la ausencia total de intención por parte de Navantia

La distancia en los precios entre ambas partes y la necesidad real de que Cepsa o Repsol necesitasen otro Suezmax terminan de complicar la situación

Un operario de Navantia Puerto Real, durante la protesta del miércoles / Julio González
F. R.

12 de octubre 2018 - 08:00

Cadiz/No hay vuelta atrás. La única opción de que el astillero de Navantia Puerto Real tuviera empleo durante el próximo ejercicio 2019, a un nivel similar al actual, se ha disipado. Así se confirma después de que el armador vasco Ibaizábal haya asegurado a este periódico que ni tan siquiera se ha planteado la construcción de un quinto petrolero tipo Suezmax que seguiría la serie de cuatro que actualmente finaliza el astillero puertorrealeño.

El armador ha explicado que la última conversación con los responsables de la empresa pública se produjo el pasado mes de julio, en la ceremonia de entrega del segundo de los petroleros. "Allí nos dejaron claro que Navantia en absoluto estaba interesada en construir esa quinta unidad", afirma el armador. Pero, es más, insiste en que tras el cambio en la presidencia de la compañía un mes después, "con el nuevo equipo que preside Susana Sarriá ni siquiera hemos hablado".

Llegados a este punto son varios los aspectos importantes. Por una parte, el argumento de Navantia que ya dejó bien claro la anterior presidenta de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Pilar Platero, durante el mandato del Gobierno del PP. "Navantia estudiará todas las propuestas que sean interesantes, pero tiene que ser una buena oferta", respondió entonces cuando fue preguntada por la opción de este quinto buque. Aquí chocan los intereses de una y otra parte. Ibaizábal pretende lograr un precio por el nuevo barco (al principio incluso se habló de una sexta unidad) competitivo para su negocio. Pero, claro está, eso supone todo lo contrario para Navantia, que no está dispuesta (más bien la SEPI) a perder dinero con la construcción de este tipo de barcos. En este punto, hay que explicar que la diferencia entre lo que pretende pagar Ibaizábal y lo que le costaría a la empresa pública es sustancial. Prácticamente el doble. Hay que tener en cuenta también que cuando se contrataron los cuatro petroleros la situación era muy diferente: no había carga de trabajo en la Bahía y se hizo "a precios coreanos". Pero esta fórmula se ha agotado. Tanto que los astilleros de Daewoo han tenido que ser rescatados por su Gobierno por construir a bajo coste.

El otro fleco se juega a tres bandas. No sólo es la relación comercial y financiera que se pudiera establecer entre la empresa pública e Ibaizábal. El armador vasco también tendría que sentarse con Cepsa y Repsol, los clientes para los que ha fletado estos petroleros, y saber si va a necesitar otro. Esta conversación ni siquiera se ha producido aún.

Y ¿qué dice Navantia? Este periódico ha querido saber la opinión de la empresa pública acerca de esta situación. Su respuesta no dista mucho de la que ya dio en su día la ex presidenta de la SEPI. Fuentes de compañía aseguran que "Navantia y SEPI están actualmente negociando con los representantes de los trabajadores un plan estratégico, cuyo primer pilar, el plan comercial, tiene como objetivo asegurar la carga de trabajo necesaria para alcanzar la sostenibilidad a largo plazo de la compañía". En dicho plan, continúan estas fuentes, "se definirán los objetivos de contratación que la empresa aspira alcanzar en los próximos 5 años, tanto en los mercados de Defensa Nacional, de exportación, así como oportunidades rentables en el mercado civil, eólica marina y de diversificación".

En este sentido, Navantia afirma que "trabaja y participa en aquellas oportunidades comerciales en las que, tras un análisis de requisitos, es posible presentar una propuesta competitiva que cumpla con los requerimientos técnicos, industriales y programáticos".

De esta manera, se desvanece la principal exigencia de los trabajadores de Puerto Real, que este miércoles salieron de la factoría después de muchos meses para pedir precisamente eso, el quinto petrolero como única opción de que el alto nivel de empleo que se genera dentro de la planta se mantenga a lo largo de 2019.

En el aire también están los dos barcos que, teóricamente, fueron confirmados en el Senado por la propia Pilar Platero cuando aún estaba en el cargo de presidenta de la SEPI. El nuevo Buque de Acción Marítima (BAM), que se haría en Puerto Real toda vez que San Fernando (su factoría 'natural') logró el contrato de las cinco corbetas para Arabia Saudí; y un buque de transporte de material para el Ejército de Tierra. DE ambos no ha vuelto a hablarse.

Y en medio de todo, el plan estratégico de la compañía para los próximos años. La plantilla de Puerto Real, a través de su presidente, Antonio Noria, ya ha dicho que no va a firmar ningún documento hasta que la Sociedad estatal y la propia Navantia digan en firme a qué se va a dedicar el astillero más grande de Europa. Ese plan industrial, sustentado en buena parte en los casi 2.000 millones de euros y 6.000 empleos que generará durante los próximos cinco años la construcción de las corbetas en San Fernando, incluye aspectos tan importantes como el convenio único, la renovación tecnológica de las plantas o el rejuvenecimiento de las plantillas. Los dirigentes de la empresa y de la SEPI quieren cerrarlo antes de final de año pero, visto lo visto, Puerto Real no parece garantizarlo.

Asegura el presidente del comité que a partir de mayo no habrá trabajo en Puerto Real. De lograrse algún nuevo contrato eólico llegaría a partir de 2020 y, por tanto, en pocos meses habrán dejado el astillero los 2.000 empleados de industria auxiliar que aún permanecen trabajando en los petroleros tercero y cuarto.

Al respecto, detalla Noria que la tercera unidad, ya a flote, se entregará a principios de año. Y el cuarto en mayo. Por eso, ahora insisten en que la mejor solución para Puerto Real es la construcción dual, "como se está haciendo en los astilleros punteros de toda Europa, compaginando lo civil con lo militar".

Las únicas chapas del quinto petrolero

Unas 400 chapas, de las que se cuelgan en la solapa de la camisa, tienen un lema: "Quinto petrolero ¡Ya!". Fueron encargadas por el comité y repartidas entre la plantilla. El miércoles la llevaban en la salida junto al acceso al puente Carranza. Parecen ser las únicas chapas que se cortarán de ese quinto Suezmax que, si alguna vez estuvo cerca, ahora se aleja definitivamente.

Antonio Noria, presidente del comité de empresa de Navantia Puerto Real, no ha parado de repetirlo. Era la única posibilidad de no pasar un año entero cruzados de brazos. Y, en vista de la situación, asegura que "ya me da igual dar nombres de responsables de esta situación y de hablar de otros centros hermanos".

La situación es delicada. Asegura Noria que el responsable de la situación de la factoría puertorrealeña es el actual director industrial de la compañía, anterior director comercial en la etapa de José Manuel Revuelta, ascendido a su actual cargo con la llegada a la Presidencia de Navantia de Esteban García Vilasánchez, y mantenido por la nueva responsable, Susana Sarriá. Dice Noria que "no sabemos por qué han marcado a Puerto Real y lo quieren dejar morir. Era lo que estaba pasando con el equipo de Vilasánchez, y como la nueva presidenta no ha cambiado a la cúpula de su equipo, seguimos igual".

Porque, además, añade, las previsiones que "son sólo rumores porque no nos han dado cifras oficiales", señalan que ese plan estratégico que se negocia prepara 4.000 millones de euros para la zona de Ferrol; otros 4.000 millones para Cartagena, "y tan sólo 200 para toda la Bahía de Cádiz". "Y si hablamos de inversiones, Ferrol recibirá 400 millones por 80 en Puerto Real, cuando este astillero triplica en superfice al gallego".

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