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José Ignacio Castillo Manzano
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Navantia mejora sus opciones de cara a un contrato valorado en 1.150 millones de euros para construir tres buques logísticos para la armada británica. Dos de los cinco consorcios que se presentaron a la licitación, el astillero coreano Daewoo y el italiano Fincantieri, se han retirado de la puja y un tercero, el Team UK -formado por las empresas británicas BAE Systems, Babcock, Cammell Laird y Rolls Royce- se plantea también dar un paso atrás por las dificultades para asegurar la financiación, según el diario británico Financial Times (FT).
Esta situación dejaría a Navantia en solitario con el otro contendiente, el astillero japonés Japan Marine United Corporation. Uno de los requisitos planteados en el pliego del contrato es que el adjudicatario debe adelantar una parte significativa de la financiación. Esta condición beneficia significativamente a los astilleros con acceso a fondos públicos, como es el caso de la empresa naval española.
Según FT, la retirada de Daewoo y Fincantieri suponen un duro golpe para los planes del Gobierno de Theresa May, ya que el objetivo era abrir la licitación a un consorcio no británico. Así, el Ejecutivo británico consideró que estos buques no están armados por lo que no tienen categoría de barcos de guerra, pese a que su función será aprovisionar a sus portaaviones en alta mar.
Esta decisión ha generado una dura polémica en los últimos meses en el Reino Unido. Los sindicatos británicos exigen que los buques logísticos sean catalogados como armada de guerra para que su construcción recaiga en los astilleros de las islas. Incluso han lanzado una campaña en las redes sociales con el lema #KeepBritainAfloat (Mantener Gran Bretaña a flote) para presionar a Downing Street.
También ha sido muy crítico el Partido Nacionalista Escocés, que considera que el Ejecutivo de Theresa May "ha acuchillado por la espalda a los trabajadores escoceses" para lograr un acuerdo sobre el estatus de Gibraltar con España tras el Brexit.
El contrato licitado por el Ministerio de Defensa británico comprende la construcción de dos buques de aprovisionamiento con la posibilidad de ampliarlo a un tercero. La decisión final se adoptará en 2020 con el objetivo de que el primero de los barcos entre en servicio en 2026.
Con un desplazamiento de 40.000 toneladas y una capacidad de carga máxima de 7.000 metros cúbicos, -el doble que el buque Cantabria construido por Navantia para la Armada-, los futuros barcos logísticos británicos servirán de apoyo para abastecer de provisiones y municiones a los portaaviones de la clase Queen Elisabeth Royal Navy en alta mar. Entre otras especificaciones, deberán alcanzar una velocidad de 18 nudos y ser capaces de transferir cargas individuales de hasta cinco toneladas.
La puja por este contrato forma parte de la estrategia de internacionalización que ha emprendido Navantia para diversificar sus ingresos y que se recoge en su plan estratégico aprobado a finales del pasado año. La empresa naval trabaja actualmente en la construcción de las corbetas para Arabia Saudí que se está ejecutando en la factoría de San Fernando.
La empresa naval española también parte como principal favorita para hacerse con la construcción de veinte fragatas para Estados Unidos. Sin embargo, han surgido dudas sobre el futuro de este contrato después de que el Gobierno de Pedro Sánchez decidiera retirar la fragata Méndez Núñez del grupo de combate del portaaviones Abraham Lincoln para no involucrarse en la escalada de tensión en el Golfo Pérsico.
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