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Navantia presume de su récord: un petrolero en sólo nueve meses

Industria naval

El astillero de Puerto Real entrega el 'Monte Urbasa' con Susana Díaz como madrina

La presidenta de la Junta reclama el quinto petrolero y los dos buques militares

Entrega del petrolero en los astilleros de Navantia. / Jesús Marín
F. R.

17 de julio 2018 - 20:35

Cádiz/La ceremonia de entrega del segundo petrolero que Navantia Puerto Real ha construido para la naviera Ibaizábal se convirtió ayer en una nueva demostración de lo que es capaz la industria gaditana. Estaban todos: el presidente de la empresa pública de construcción naval; Esteban García Vilasánchez; el presidente de la naviera, Alejandro Aznar; el consejero delegado de Cepsa, Pedro Miró (cliente final de cada petrolero); y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz que, de nuevo, ejerció de madrina de la entrega.

Delante de todos los demás (representantes del astillero coreano de Daewoo, antiguos directores como Fernando Miguélez, representantes políticos de todos los partidos, el rector de la UCA y representantes del centenar de empresas auxiliares que han participado en este nuevo hito), los dirigentes de todas las compañías que han tenido algo que ver con que el segundo de los cuatro petroleros tipo Suezmax se rindieron a la evidencia. Sorpresa, orgullo y eficacia fueron sólo algunos de los términos utilizados ayer para describir el logro.

Pero, sin duda, fue de nuevo Susana Díaz la que se erigió en defensora a ultranza a la industria naval gaditana, capaz de generar 3.700 empleos diarios. Como ya hiciera semanas atrás con la entrega de la subestación eléctrica del proyecto East Anglia One a Iberdrola, la presidenta no dudó en ir al grano. "Queremos el quinto petrolero, y queremos también el BAM de investigación subacuática y el buque de transporte militar; porque hemos demostrado que somos capaces de hacerlo bien y queremos seguir con estas buenas noticias en la Bahía de Cádiz". Susana Díaz se ofreció delante de sus acompañantes a mediar para que dicha carga de trabajo se haga realidad.

De hecho, la presidenta andaluza ya dio muestras de hacer suya la defensa del empleo en los astilleros gaditanos en el referido acto de Iberdrola, cuando se acercó al comité de empresa y, sólo unos días después, recibiéndolos en San Telmo. A la entrada del astillero de Puerto Real, por cierto, una pancarta con un lema: "Queremos el quinto petrolero".

El presidente de Navantia, Esteban García Vilasánchez, no ocultó ayer su satisfacción. "Este barco ha supuesto un verdadero récord: 23.000 toneladas de acero contando con todos los equipos en sólo nueve meses. Y el parto ha salido bien". El dirigente de la empresa pública admitió que "ha sido una sorpresa muy agradable, porque este es un proyecto que arrancó regular hace un año, y el trabajo de toda nuestra gente nos ha llevado de nuevo al éxito". Y continuó: "Este es el momento de la esperanza, de estar orgulloso de lo que somos; es el momento de salir al exterior, es el momento de las oportunidades", finalizó.

En términos parecidos se pronunció el presidente de Ibaizábal, Alejandro Aznar, pero ahondando en la necesidad de que la industria naval española dé el paso necesario para recuperar el hueco perdido frente a la competencia asiática en la construcción civil. "La globalización desplazó la construcción civil a oriente, que ha construido barcos de bandera europea que suponen el 40% de la flota mundial. A Navantia y a Daewoo les digo que espero que este sea el inicio de una nueva etapa de construcción naval civil, y que no caiga en saco roto como en ocasiones anteriores".

Para el máximo responsable de Cepsa, Pedro Miró, el acto de entrega del segundo de la serie de cuatro petroleros supone "que, una vez más, otro proyecto pasa a ser realidad y de nuevo ha sido en Andalucía y ha sido en Cádiz. Hacen falta materias primas y hay que mejorar la logística; barcos como este son excepcionales", afirmó.

El Monte Urbasa, de hecho, se incorporará a la flota de Cepsa bajo la modalidad de time charter, dentro del programa de renovación de su flota, como ya hiciera el pasado mes de marzo el Monte Udala, el primer petrolero de la serie. Este barco ha navegado ya 20.000 millas y realizado varios viajes de suministro de crudo desde diferentes orígenes a las refinerías de la compañía energética, satisfactoriamente.

La construcción de cada barco está suponiendo más de 725.000 horas de trabajo, que traducido a empleo alcanza una media de más de 2.000 personas, entre directo e indirecto. Como destacó ayer Navantia, "este programa está permitiendo al astillero alcanzar uno de sus picos de ocupación más altos en los últimos años, ya que casi 3.000 personas están entrando diariamente a trabajar a sus instalaciones".

Además del programa de los petroleros, en los astilleros de la Bahía de Cádiz se acaba de entregar la subestación eléctrica contratada por Iberdrola para el parque eólico East Anglia en Puerto Real y el quinto Buque de Acción Marítima (BAM) se entregará en San Fernando a finales de mes. La empresa pública quiso remarcar que "a ello se añade la pujante actividad de los negocios de Reparaciones y Sistemas en los astilleros de Cádiz y el programa de mantenimiento de los destructores para la US Navy en Rota, y la reciente firma del contrato con Arabia para la construcción de cinco corbetas".

Para la fabricación de este segundo petrolero, como detalló Navantia, "se está empleando intensamente el dique de Puerto Real, uno de los más grandes de Europa. Así, cuando se produjo la flotadura del Monte Urbasa ya había bloques del tercer petrolero puestos en el dique. Es de destacar que en el último año se han producido 400 montajes en la grúa pórtico, lo que equivale a una media de dos diarios".

Finalizados los discursos, la presidenta-madrina realizó con éxito la maniobra de bautizo. Pero ayer Navantia decidió retornar a sus orígenes, a la fórmula que se utilizó durante buena parte su historia al principio del siglo XX en el astillero de Matagorda. En lugar de un corte con tijera, se dispuso de una guillotina con un martillo y un formón. Dos golpes de Susana Díaz hicieron cortar la cinta con la que las dos botellas (en lugar de una, como es habitual) de Sangre y Trabajadero y de Marqués de Riscal, se estamparan contra el casco de la construcción 254 que entrega el astillero de Puerto Real.

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