El 'Oasis of the Seas': un gigante reconstruido en Cádiz
Remodelación en Navantia Cádiz
Royal Caribbean acomete en Navantia la mayor remodelación de un crucero hecha hasta el momento en el mundo
Casi 6.000 personas, de los que 750 son gaditanos, trabajan a pleno rendimiento para que la obra esté lista el 8 de noviembre
Un bar atendido exclusivamente por robots, el mayor tobogán marino del mundo con un desnivel de 50 metros o una Escape Room que recrea la sala de control de la NASA en el Cabo Cañaveral. Éstas son algunas de las novedades que ofrecerá el Oasis of the Seas, uno de los mayores cruceros del mundo, tras la profunda renovación a la que se está sometiendo en el astillero de Navantia Cádiz.
Las cifras del proyecto son apabullantes y superan de largo a la varada del Carnival Triumph, que también fue remodelado el pasado mes de marzo en Cádiz. "Es la mayor transformación de un crucero jamás hecha hasta el momento en el mundo", explica Kevin Thorogood, Hotel Director del buque perteneciente a Royal Caribbean, que recibe a los medios junto a unos operarios que ponen a punto una pista de patinaje rodeada de un auditorio con más de un centenar de asientos.
El buque, que justo este lunes cumple diez años desde su incorporación a la flota de la naviera, aloja en estos momentos a 2.300 trabajadores de las subcontratas de la naviera y los 2.000 tripulantes de hasta 82 nacionalidades que están llegando estos días al astillero, según indica Bobby Brown, cruise director del Oasis of the Seas, que agrega que todos ellos se alojan en el propio crucero.
A ellos se suman una media de 500 trabajadores de Navantia con puntas diarias de hasta 750, lo que implica que casi 6.000 personas atestan los pasillos de esta gigantesca mole de 220.000 toneladas, 361 metros de longitud -que equivalen a más de tres campos de fútbol- y una altura de casi 80 metros desde la quilla hasta la última cubierta, apurando al máximo la capacidad del dique cuatro del astillero. En total, la obra supone 500.000 horas de trabajo, según fuentes de Navantia.
"El objetivo de la reforma es incorporar al Oasis of the Seas las novedades que ya se han puesto en marcha en el Harmony of the Seas y el Symphony of the Seas", comenta Bobby Brown.
Una pasarela colocada a una decena de metros sobre el fondo del dique seco permite pasar del muelle al buque. La entrada en este crucero con bandera de Bahamas ya supone casi superar una frontera. Es necesario franquear un control de seguridad similar al de los aeropuertos, con detector de metales y chequeo de documentación. Una vez dentro, el ruido que producen centenares de operarios es imposible de soslayar. En uno de los teatros, se escucha a un animador de la tripulación poner a punto los micrófonos. Muchas paredes están envueltas de un cartón protector, al igual que el suelo o las piscinas.
El inglés es el idioma que más se escucha entre una algarabía de idiomas. Según los tripulantes, el colectivo más numeroso procede de Filipinas, pero entre los operarios que ahora se afanan en el interior del buque priman los eslavos y los indios.
El interior del crucero es una ciudad en miniatura. Desde la cubierta cinco se imita una calle donde el cielo apenas se vislumbra diez plantas por encima. Pero aquí ya es posible distinguir los dos robots del bionic bar, que prepararán los cócteles que los clientes ordenen a través de un ipad situado en cada mesa. Se trata de una novedad que ya han incorporado el Symphony of the Seas y el Harmony of the Seas.
En el otro extremo de la cubierta, un animador pone a punto los micros del gran anfiteatro que se sitúa a proa con capacidad para varias miles de personas. No en vano, el Oasis of the Seas ha incorporado unas 57 nuevas cabinas lo que le permitirá alojar a más de 6.500 pasajeros repartidos en 2.802 camarotes.
Pero hay que subir a lo más alto del crucero, hasta la cubierta 16, para encontrar al borde de la popa la que se convertirá en la principal atracción, el Ultimate Abyss. Un inmenso pez de cinco metros de altura es la puerta de acceso para esta atracción, el mayor tobogán marino del mundo. "Recorre diez cubiertas que se tardan en bajar unos 20 o 25 segundos", resalta Bobby Brown, que agrega que un equipo formado por 300 personas ha trabajado a tope en su montaje.
En la misma cubierta se sitúa otra de las novedades que incorpora el Oasis of the Seas tras su paso por Cádiz, el Portside BBQ. A pesar de que está a medio montar, ya es posible hacerse una idea de este restaurante especializado en barbacoas americanas, claramente orientado a satisfacer la clientela mayoritariamente estadounidense del buque.
Otra de las nuevas atracciones es el Apollo 18, que requerirá reserva previa para un máximo de doce personas, según explica el Cruise Director del Oasis of the Seas junto a varios técnicos están enfrascados en ponerla a punto con varios ordenadores. Aquí se recrea una sala de control de la Nasa en Cabo Cañaveral y los participantes deberán ser capaces de resolver en equipo problemas y acertijos para llevar una cápsula a la luna.
Papel de Navantia
El grueso de los trabajos del interior del buque están siendo acometidos por subcontratas de Royal Caribbean. "Pero para Navantia es un antes y un después por la cantidad de personal necesario", explica Carlos Torres, jefe de Buque, que agrega que la empresa española ha participado con hasta 750 trabajadores dedicados a "la asistencia logística y en el tratamiento de la zona bajo casco, que comprende propulsión con los azipod, los estabilizadores y las hélices de maniobra".
Navantia también ha participado en el montaje del Ultimate Abyss, así como en la instalación del scrubber, un dispositivo que permite reducir las emisiones, "y en la ampliación de una cubierta en proa, donde se han añadido hasta 40 camarotes nuevos", explica Torres.
Royal Caribbean ha invertido casi 150 millones de euros en una reforma que comenzó el pasado 24 de septiembre y en la que el cumplimiento de los plazos es determinante, ya que el próximo 8 de noviembre tiene que estar lista para que el crucero abandone el dique seco y se pueda incorporar a la temporada de invierno de la costa este de Estados Unidos a finales de mes coincidiendo con la festividad de Acción de Gracias. "El éxito y la experiencia de Navantia han sido determinantes para que elijamos este astillero y esperamos que esa relación vaya a más en el futuro", señala Bobby Brown.
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