“Oliver nació sin vida y no quise cogerlo en brazos; ahora tengo su foto enmarcada en casa”

El legado de Oliver

La pareja chiclanera Natalie Claytor y Manuel Moreno ha donado cuatro cunas de abrazos a los hospitales de la provincia. Quieren que otras familias tengan la despedida que ellos no tuvieron

Natalie Claytor y Manuel Moreno han impulsado 'El legado de Oliver', el hijo que perdieron hace un año y medio.
Natalie Claytor y Manuel Moreno han impulsado 'El legado de Oliver', el hijo que perdieron hace un año y medio. / Jesús Marín
Fran M. Galbarro

27 de marzo 2022 - 07:00

Chiclana/Natalie Claytor y Manuel Moreno hablan de la pérdida de su hijo Oliver con una entereza admirable. “Tu bebé está muerto y es el peor momento de tu vida, pero también es un momento bonito porque estás descubriendo la cara que tanto has imaginado durante el embarazo; estás conociendo a tu hijo", introduce la madre, rememorando un parto del que apenas ha pasado un año y medio.

La iniciativa El legado de Oliver pretende humanizar la atención que ofrecen los hospitales a quienes pierden un hijo durante el embarazo. Esta pareja chiclanera recauda fondos para comprar ‘cuddle cot’ o cunas de abrazos, un aparato que permite mantener el cuerpo sin vida del bebé y “regalar tiempo” a las familias para que puedan tener la despedida que ellos no tuvieron.

Su propuesta resulta chocante en España, pero está muy asentada en países como Inglaterra o Estados Unidos. “Hay quien lo ve y dice: ‘¡Qué tétrico!’. Pero no es tétrico, es tu hijo”, afirma Natalie. De momento han conseguido donar cuatro cunas a los hospitales de Jerez, Algeciras, Cádiz y Puerto Real.

- ¿Qué es una cuna de abrazos?

- Manuel: Es una cuna diseñada para que el cuerpo sin vida aguante más tiempo tras el parto. Está conectada a una máquina que enfría aire y lo mete en una mantita que rodea al bebé, el feto o lo que sea momento.

- O sea que no solo sirve para embarazos muy avanzados.

- Natalie: Se considera muerte prenatal a partir de las 22 semanas de embarazo y hay cunas muy pequeñitas para ellos. Ese no fue el caso de Oliver, a él le quedaban apenas dos semanas para cumplir los nueve meses.

- ¿Qué pasa por la cabeza de unos padres cuando se enteran de que han perdido al bebé?

- N.: No llegas a creértelo. Piensas que no te está pasando a ti y esperas despertar de la pesadilla en algún momento. Hace nada estabas en el parto y cuando te das cuenta estás despidiéndote de tu bebé. Dos horas antes estabas feliz y de repente todo cambia.

- El Legado de Oliver propone un trato más humano para estos casos. ¿Cuál es el protocolo habitual en los hospitales?

- N.: Cada hospital es diferente y depende mucho de los médicos y de su forma de consolarte. El protocolo habitual es que la familia pueda despedirse del bebé tras el parto, aunque al rato se llevan el cuerpo.

"La cuna que entregamos en Puerto Real ya se ha usado por una familia que estuvo un día con el bebé"

- ¿Vosotros llegasteis a estar con Oliver?

- M.: Al principio me negué a cogerlo porque estaba en shock. En aquel momento no era yo, acababa de perder al niño un día después de montarle la cuna. Al final me convencieron entre Natalie y la matrona y te juro que es lo mejor que he hecho en mi vida.

- ¿Es habitual negarse?

- M.: El primer paso siempre es el rechazo. Más aún para nosotros, primero porque no nos lo esperábamos a esas alturas del embarazo y segundo porque era la tercera vez.

- ¿No sólo perdisteis a Oliver?

- M.: Nosotros hemos tenido cinco embarazos. En el primero nació Cloe, que hoy tiene cinco años. Luego tuvimos un embarazo ectópico, una pérdida de tres meses, Oliver falleció a dos semanas de nacer y luego perdimos a otro con tres meses.

- N.: Por eso el embarazo de Oliver lo vivimos con mucho miedo. Yo no me relajé en ningún momento y hasta dos o tres días antes del parto no nos echamos la primera foto embarazada.

- M.: Por eso lo primero fue negar la realidad, pero luego hemos descubierto que no somos los únicos. En un primer momento, cuando les preguntan si quieren coger al bebé, la mayoría de los padres dicen que no. Por eso es tan necesario este proyecto. La cuna de abrazos que entregamos en Puerto Real ya se ha usado por una familia que estuvo casi un día entero con el bebé. Los abuelos pudieron conocerle.

- ¿Pero pueden verlo también otros familiares?

- N.: Claro, porque el duelo no solo es de los padres. Cloe no pudo conocer a ese hermanito del que tanto habla, al que le traía dibujos a casa, al que sentía tocando mi barriga y hasta hablaba con él. Es el duelo de ese futuro que tanto había imaginado.

- M.: Hay que tener en cuenta que un parto también es una operación. Durante el poco tiempo que Natalie estuvo con Oliver estaba recuperándose y la estaban cosiendo. Puede darse el caso de un parto que se complique un poco más, que la madre esté sedada… Incluso el bebé puede fallecer en accidentes del coche o en un momento en el que el padre esté fuera. El regalo de la cuna de abrazos es el tiempo para llegar.

”En otros países está asimilado que le vistas, le bañes, te fotografíes y hasta duermas con él”

- N.: La idea es que no haya un protocolo marcado, sino dar la oportunidad del tiempo para que ningún familiar salga del hospital, por distintas circunstancias, sin haber tenido la oportunidad de estar con el bebé. Hay familias que vuelven al hospital pidiendo la foto de la autopsia.

- M.: A nosotros nos dijeron que si queríamos echarnos una foto y en ese momento también nos chocó muchísimo. Hoy tenemos una colgada en casa e incluso le di una a mi madre.

- ¿Y qué significado tiene para ella?

- M.: Para ella es diferente... Es un cadáver. Prefiere tener la foto guardada. Son otras generaciones y les impacta.

- N: Mi madre igual. Es normal, lo habitual es que nadie quiera recordarlo o hablarlo por no hacerte daño.

Natalie y Manuel ya han donado cunas de abrazos a cuatro hospitales de la provincia.
Natalie y Manuel ya han donado cunas de abrazos a cuatro hospitales de la provincia. / Jesús Marín

- ¿Por qué es un tema tabú?

- M.: Estamos acostumbrados a que muera gente que es mayor que nosotros; un padre, por lógica, tiene que fallecer antes que tú. Sabes que es lo habitual y te preparas desde que naciste. Para un bebé que muere cuando está a punto de nacer, no. Además, en un duelo común tienes recuerdos a los que aferrarte; con un hijo fallecido no. Y si no tienes la cuna ni los protocolos para tener un tiempo con ese bebé, como fue nuestro caso, que tuvimos 15 minutos, esos recuerdos los tienes que crear. La cuna permite que guardes esos recuerdos porque en vez de tener 15 minutos tendrás seis horas, doce horas o un día.

- ¿Un día completo con el cuerpo del bebé?

- M.: Es normal que choque. En España somos cariñosos y afectivos, pero en esos momentos somos más fríos. Hay culturas del norte que son más fríos de por sí y tienen asimilado que cojas al bebé, te fotografíes con él, le bañes, le vistas o duermas con él una noche.

”Sé que hay gente que lo ve y dice:‘¡Qué tétrico!”; pero yo creo que no es algo tétrico, es tu hijo”

- N.: Hay quien lo ve y dice: ‘¡Qué tétrico!’. Pero no es tétrico, es tu hijo. En Inglaterra este método está implantado en un 95% de los hospitales y hay familias que incluso llevan al bebé a casa para estar una semana con él: lo llevan al parque, al supermercado…

- Llegar a esos extremos aquí es inconcebible.

-N.: Yo eso tampoco acabo de verlo. Pero sí es cierto que la cuna te permite tener un recuerdo y hacer el duelo más llevadero. Si lo piensas es lo que hacemos cuando, por ejemplo, suena una canción en la radio y nos recuerda a nuestras abuelas, a nuestras madres o al familiar que perdimos.

- ¿Qué pediríais a los médicos de los hospitales que ya tienen la cuna?

- M.: Que aconsejen, porque en ese momento no sabes si quieres estar un rato con el bebé o no. Por eso es importante que te orienten y te digan que, aunque parezca una locura, lo hagas: que los padres se echen una foto con el bebé, lo bañen, lo cojan en brazos. Eso ayudará en un tiempo.

- Hemos hablado de periodo en el hospital, pero ¿qué pasa cuando sales?

  • M.: Hace falta un acompañamiento psicológico por parte de los profesionales. Un seguimiento no solo del estado físico de la madre tras el parto, también mental.

- N.: Cuando sales no completas el duelo porque después de una semana tienes que estar bien. La sociedad te da un par de semanas para estar mal, pero luego la vida vuelve a la realidad. Normalmente no vuelven a preguntarte cómo estás.

- Es complicado encontrar el equilibrio de cuándo y cuánto preguntar, ¿no?

- M.: Claro, no va a ser todos los días, la vida sigue. Pero hay que tener en cuenta que es un duelo mucho más duro que cuando se te muere una madre o un padre. No te queda nada y es más inesperado.

-N.: Muchas veces no preguntan porque no saben qué decir. No saben cómo van a reaccionar y tienen miedo.

-M: Cuando muere tu padre o tu abuelo la gente sabe que te tiene que decir ‘lo siento’. El legado de Oliver quiere romper ese tabú y explicar que también está bien decir ‘lo siento’ cuando pierdes a un bebé. Que la gente no cruce la acera si te ve, que las mujeres te cuenten que están embarazadas sin miedo.

- Es sorprendente la entereza con la que habláis del tema.

-N: Bueno, tardamos un año en empezar a hablarlo abiertamente, había gente cercana a nosotros que no lo sabía.

-M: El duelo se afronta de distintas formas y yo pasé de no querer coger a Oliver a tener una foto suya enmarcada en casa. Decidimos hablar de Oliver porque para nosotros Oliver existió y queremos focalizar nuestro dolor en sacar algo bueno de algo tan malo.

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