Operación antidroga a gran escala en Barbate

Primero llegó el ruido de motores. Luego aparecieron los vehículos. Una caravana de todoterrenos verdes que enfilaron hacia las entrañas de Barbate con 70 agentes de la Guardia Civil. Dejaron su cuartel a la izquierda y siguieron hacia la barriada de La Fátima. Rostros serios y las cosas claras. El operativo se había acordado previamente en el punto de encuentro. Tú aquí y tú allí. Me encanta que los planes salgan bien. El paso del desfile benemérito se produce esta vez a las claras del día. Son casi las once de la mañana cuando los agentes se despliegan. El rumor se va extendiendo. Ya están aquí. Agua. Algunos caminantes blancos que se habían acercado hasta la calle Churruca en busca de su dosis de buena mañana ahuecan el ala cuando escuchan el cucurrucucú paloma. No está el horno para bollos. Uno de ellos incluso es engrilletado. “Eh, que yo sólo había venido por lo mío”, dice. Tras comprobar que lo suyo es lo de siempre y que el paisano no tiene otros vínculos con los objetivos de la operación le quitan las esposas y lo devuelven a la calle. Hala, a hacer cosas.

Es la hora del recreo y los gritos de los escolares de un centro cercano apenas si pueden camuflar el trasiego de agentes. Algunos son armarios empotrados. Tonterías las precisas oiga. Señora, cierre la ventana que aquí no hay nada que ver.

Y empieza la fiesta. Los golpes de ariete son un hasta aquí hemos llegado con todas las de la ley. ¿Qué es eso de que en Barbate se trafica en medio de la calle con heroína, cocaína, rebujito y hachís impunemente? Se acabó. No lo dice María Jiménez sino un guardia civil como un trinquete al que cuesta abarcarlo de un simple vistazo. Primero de cintura para arriba. Después de cintura para abajo.

Los agentes tienen marcado en rojo cinco puntos cardinales. Los epicentros desde donde opera una red de narcotraficantes que no se sabe muy bien hasta qué punto son vendedores y hasta cuál consumidores. Las puertas de las viviendas, situadas en zonas marginales y en condiciones lamentables, no presagian que estemos tratando con capos del negocio sino con algunos de los más débiles eslabones de la cadena.

Hasta el momento hay 11 detenidos tras llevarse a cabo varios registros, en los que han participado diversas unidades de la Benemérita, como el GAR, Useci, Edoa de Cádiz y miembros del puesto de Barbate.

En los registros se han encontrado heroína, cocaína, rebujito y hachís. La investigación se inició en el mes de agosto de 2023 y desde entonces se ha sometido a vigilancia a sus miembros más destacados, que, en su gran mayoría arrastran antecedentes penales por delitos relacionados con el narcotráfico.

El principal cabecilla de la organización es David A.P., de 42 años de edad y vecino de Barbate. Esta persona, según fuentes de la investigación, vendía en plena calle, cerca del Instituto Trafalgar y del CEIP Baessipo, con total impunidad. Apoyado, principalmente, por su pareja, M.S.P., y otros compinches: S.S.G. y R.R.M. Todos ellos fueron detenidos y trasladados al cuartel de la Guardia Civil para prestar declaración.

Durante el operativo nadie presentó resistencia a la autoridad. De hecho había incluso alguna chica, joven, muy joven, que parecía asistir a la situación como si presenciara una película, con la mirada perdida y movimientos lentos. Es el submundo de la droga, que en la mayoría de los casos no es sino un portal de entrada al infierno.