El PP sigue dándole vueltas al perfil idóneo del titular de la Diputación
Arenas y Sanz han dado órdenes de aparcar dos semanas cualquier debate sobre la identidad del futuro presidente · Las miradas se centran en Loaiza, pero su victoria en La Isla abre un abanico de posibilidades
La dirección del PP andaluz dio ayer órdenes a sus ocho estructuras provinciales de zanjar cualquier debate en torno a los que serán sus primeros presidentes en las diputaciones andaluzas, entre ellas la de Cádiz. Ese debate no se abrirá por tanto hasta después del 11 de junio, fecha prevista para que se constituyan los nuevos ayuntamientos.
Esta decisión tiene una lógica aplastante ya que el PP quiere esperar a ver cómo quedan constituidos los diferentes gobiernos en aquellos municipios en los que no hay mayorías absolutas y, sobre todo, quiere ver si algunos de sus primeros espadas quedan descabalgados por los pactos postelectorales de las alcaldías de poblaciones punteras de la provincia en las que las candidaturas del PP fueron las ganadoras el 22-M.
Este hecho tiene una importancia radical en Cádiz, ya que la teoría inicial de Javier Arenas era que fueran los presidentes provinciales del partido los que se convirtieran en los titulares de sus respectivas diputaciones. De esta manera, en Cádiz las miradas se dirigen directamente hacia José Loaiza, aunque su triunfo electoral en San Fernando abre un abanico infinito de posibilidades.
Lo único que puede afirmarse ahora mismo es que Loaiza será el presidente de la Diputación si un pacto PSOE-PA-IU en La Isla le aparta el 11 de junio de la Alcaldía isleña. Pero, ¿qué pasaría si Loaiza es elegido alcalde? Pese al mutismo, desde las filas populares se afirma que el presidente provincial del PP en ningún caso abandonaría la Alcaldía para asumir otro cometido, porque eso podría entenderse claramente como un fraude electoral, como tampoco lo harán los alcaldes electos al menos de las ciudades grandes de la provincia caso de Cádiz, Jerez o Algeciras.
Pero nada hay decidido sobre la opción de que, llegado el caso, Loaiza pudiera compatibilizar ambas cosas. Ello, que sería del todo legal -González Cabaña lo ha hecho ocho años con la Alcaldía de Benalup- parece si embargo muy complicado, ya que estaríamos hablando de una Alcaldía de mucha más importancia y, además, con un gobierno bien en minoría o bien en coalición pero no con la mayoría absoluta de la que sí ha disfrutado el presidente en funciones de la Diputación gaditana en su pueblo.
Y hay otro elemento a tener en cuenta. El método de trabajo aplicado en los últimos años en el PP andaluz por Javier Arenas y por Antonio Sanz tiene su base en muchos kilómetros y en muchos viajes por la geografía andaluza, para estar cerca de la realidad de los ciudadanos. Lo lógico por tanto es pensar que este método será aplicado también por el nuevo presidente de la Diputación, que tendrá que ponerse las pilas desde el primer día ya que además en el horizonte hay unas elecciones andaluzas claves para el PP.
Pero, ¿y si no es Loaiza el elegido porque sus responsabilidades en La Isla se lo prohíben? En este caso, nada está claro. El PP no sabe si se decantaría por un concejal de ciudad o por un cargo público de una población rural, y tampoco sabe si primaría o no que tuviera experiencia en la Diputación.
Antonio Sanz dijo el martes que el presidente de la Diputación se convertirá "en el nuevo líder de la provincia". Lo que no dijo es si ese líder ya existe o si tienen aún que crearlo. En este segundo caso, tienen pocas semanas para hacerlo.
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