Parques Naturales de Cádiz: el limbo de la gestión

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Su pertencia a la Red Natura obliga a estos espacios a realizar estudios de evaluación y actuación cada seis años, directriz que no se ha cumplido

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El Parque Natural de Grazalema es el que presenta un mejor estado.
El Parque Natural de Grazalema es el que presenta un mejor estado. / D.C.

Para Ecologistas en Acción, la salida del Parque Nacional de Doñana de la Lista Verde Internacional no es algo de lo que extrañarse, “y sólo esperamos que no lo saquen también del listado de Patrimonio de la Humanidad y de Reserva de la Bioesfera”, añade Juan Clavero. “Hoy día –continúa–, Doñana se encuentra en estado de coma y, como señalan los organismos internacionales, se debe a la mala gestión”. Una problemática, la de la mejorable gestión, que comparten en mayor o menor medida los cinco parques naturales de la provincia.

El hueco más importante en cuanto a déficit de gestión es el referente a lo que dictan los espacios incluidos en la Red Natura 2000 (a la que pertenecen también, desde 2006, los parques gaditanos), con una normativa que les obliga a desarrollar cada seis años una evaluación medioambiental que incluya los cambios del estado de conservación (superficie, fragmentación, especies típicas, cobertura…) y tendencias de evolución;así como la tendencia poblacional, cambios y distribución de las especies incluidas en la red. A día de hoy, ningún parque realiza estas evaluaciones.

“En parte –indica el ecologista Juan Clavero, que fue director del Parque Natural de Grazalema– porque se equiparan los planes de ordenación de recursos naturales a planes de gestión, y no lo son, porque el contenido no es el mismo”.

Actualmente, afirma, “ninguno de los planes de ordenación de los parques se acerca a lo que propone la normativa europea: el único que se acercaba fue el de Los Alcornocales en 2017, pero se echó atrás por un defecto de forma”.

“En todos ellos –continúa–, se inició la redacción de unos nuevos textos adaptados a la Red Natura”, pero los ecologistas presentaron en torno a 400 alegaciones a estas propuestas, “en gran parte, justificando la necesidad de ampliar los parques, y la Junta ha paralizado la tramitación”. Así que, ahora mismo, “todos están fuera de ordenación”.

Ecologistas en Acción: "Ahora mismo, todos están fuera de ordenación"

“Cuando se aprueban los proyectos de los planes que afectan a los parques –continúa Clavero–, no se tienen en cuenta los objetivos de conservación que deben incluirse, y la administración aprovecha este limbo para aprobar proyectos. Se está eludiendo la obligación de evaluar proyectos dentro de la Red Natural, y así nos topamos con problemáticas como la del Eurovelo; planes urbanísticos en torno a La Breña; instalaciones hoteleras más o menos encubiertas dentro de fincas de caza en Grazalema; el tema del uso público del parque también en Grazalema, restringiendo rutas para que las haga sólo la Federación de Montaña; o las carreras en el Bosque de Niebla".

Para los ecologistas, el otro déficit grande en los parques naturales de la provincia es el referente a la participación, “cuando las juntas rectoras se diseñaron precisamente para permitir la participación social. Se ha convertido en un modelo que no funciona –apunta Clavero–. Y no funciona porque la Junta de Andalucía lo intenta convertir en un órgano puramente informativo: no admiten nunca ningún punto de nadie, se niegan a tratarlo o no lo incluyen en el orden del día. Como nosotros les decimos, informar (emitir un informe) no es lo mismo que ser informado”. Otra cuestión es la periodicidad: las juntas rectoras se tienen que reunir tres veces al año, lo que raramente se cumple, y “el índice de asistencia es muy bajo. En Grazalema, que es el que más controlo, nunca viene el representante de la UCA, aunque sí el del CSIC; ni la Federación de Caza ni los sindicatos; de Asaja sí que acuden, porque siempre hay alguien liberado”.

Para Ecologistas en Acción, el gran reto que tienen nuestros parques naturales es “crear una red interconectada, que es lo que dice la normativa europea. De hecho –prosigue Clavero–, esto es algo que podría hacerse fácilmente porque se da casi de forma natural, a través de vías pecuarias, ríos, terrenos forestales, zonas agrarias de bajo impacto... Mientras que la tendencia actual parece ser la contraria, la de compartimentar la naturaleza, rodeando los espacios naturales y dejándolos aislados. Piensa sólo que antes Doñana tenía conexión con Sierra Morena. Tú coges un mapa con los espacios naturales de Cádiz y ves que están interconectados”.

BAHÍA DE CÁDIZ: El abandono de las salinas

Para los ecologistas, el principal problema al que se enfrenta el Parque Natural de la Bahía de Cádiz es el estado de las salinas y la orla forestal, “sobre todo, en Puerto Real, la mayoría monte público de la Junta”, señala Juan Clavero. “Respecto a las salinas –prosigue–, vemos que muchas se han convertido en piscifactorías intensivas, que es una burrada: nosotros no tenemos nada contra lo extensivo, o contra los esteros, al revés. Cuando intentas decir algo al respecto la respuesta, sobre todo desde el actual gobierno de la Junta, es que el principal objetivo de los parques naturales es promover la actividad económica”.

“El abandono de las salinas conlleva que la mayor parte de este parque natural se esté desecando, con lo que supone de pérdida ambiental, cultural y de biodiversidad. Aunque hay un pequeño repunte –concede Clavero–, con la recuperación de salinas originales con denominación, con visitas, degustaciones, despesques...”

Acantilados en el Parque de La Breña.
Acantilados en el Parque de La Breña. / Europa Press

BREÑA Y BARBATE: La asfixia de la urbanización

“El parque en sí no tiene demasiados problemas –analizan en Ecologistas en Acción–. Su masa de enebros es la segunda más importante tras Doñana, lo que tiene gran valor. Se ha recuperado la piscicultura pero de forma más respetuosa con el medio, con un proyecto en el que plantean dos temas: tener un lago y áreas sin tocar para la avifauna, y reciclaje de nutrientes, lo que supone un modelo muy interesante”.

La principal lacra viene por su tamaño: es un parque pequeño al que “están intentando ahogar con grandes proyectos urbanísticos”. Juan Clavero menciona el caso de la zona de pinar urbanizable frente a Barbate: veinte hectáreas de terreno público que el puerto cedió al ayuntamiento, y el ayuntamiento vendió a particulares”. También está el caso del Següesal, o el proyecto de Trafalgar Golf en el término de Vejer, pegado al parque natural... “Una serie de planes, en definitiva, que dejarían encapsulado al parque”, concluye.

Sin olvidar el tema de que la Junta de Andalucía haya concedido a la peña de cazadores El Cartucho, sin que se reuniera la junta rectora del parque, la condición de entidad de custodia del espacio.

LOS ALCORNOCALES: Monocultivo de caza

La bestia negra de Los Alcornocales no es otra que haberse convertido en un monocultivo de piezas de caza. “Todas las fincas están cerradas, con lo que han cortado cualquier posibilidad de paso de fauna. En Los Alcornocales hubo linces en los años sesenta, y hubo lobos, que conste, hasta 1916. Pero es que ha desparecido hasta el gato montés –subrayan los ecologistas–. Sólo quedan tejones, meloncillos y zorros que, por cierto, siguen siendo pieza de caza en España, cuando hasta en Inglaterra se prohibió”.

Las fincas han terminado siendo “corrales para ciervos, jabalíes, muflones y gamos”, grandes herbívoros en superpoblación que hacen “imposible regenerar el bosque”. La sempiterna seca que afecta al alcornocal no es ajena a este escenario, y se recrudece en él. “Han dado permiso para cazar jabalíes todos los días, a todas horas –abunda Juan Clavero–. En San José del Valle, La Atalaya tiene alambre de espino para desollar a los animales que pasen. En Benaocaz y Grazalema hemos encontrado comederos para los jabalíes”. La directiva europea –añade Clavero– dice que tiene que haber libre tránsito de fauna y aquí se apropian impunemente de la silvestre”.

EL ESTRECHO: Amenazas continuas y saturación

La presión urbanística y turística es la causante de la mayor parte de los suspensos en el Parque Natural del Estrecho.“El descontrol en verano es absoluto, en Bolonia se meten los coches por cualquier sitio, en Los Lances no paran de construir cosas ... Una sobrecarga que no sólo tiene impacto a nivel personal, sino por las infraestructuras que se demandan”, señalan desde Ecologistas en Acción, aunque aliviados porque los “cinco grandes proyectos urbanísticos de la zona decayeron con el Corredor del Litoral”. A pesar de esto, hay casos como el del Ayuntamiento de Tarifa, que ha “retomado el plan de ampliación de la playa de Los Alemanes, y ha recuperado Atlanterra 2, que es sólo un poco menos grave que Valdevaqueros –especifica Juan Clavero–. Pero todas las grandes obras que están sobre el papel han sobrepasado los plazos de ejecución, todas podrían revertirse, pero no se hace”.

GRAZALEMA: El de mejor estado

El parque natural más antiguo de la provincia es, curiosamente, el que menos débitos lleva en la mochila. “No está tan generalizado el tema de la caza, hay libre tránsito de fauna, la actividad agropecuaria es bastante respetuosa, con casos de éxito como la merina o la payoya; o el olivo de la zona norte, que estaba a punto de desaparecer y ahora hay pequeñas almazaras que muelen por maquila; y el turismo se ha sabido encauzar”, enumera Juan Clavero, que comenta la importancia que han vuelto a tener, con la subida de precios, las pequeñas huertas familiares, “que se han reactivado. Por la zona todavía funciona mucho la economía familiar, que es muy importante: el autoconsumo tiene su peso y no cuenta en el PIB”.

Aun así , los ecologistas comentan que tanto el parque natural como su entorno albergaron proyectos, en la época del boom inmobiliario y más allá, que de haberse llevado a cabo “hubieran matado la gallina de los huevos de oro. En Benamahoma querían plantar 500 viviendas; en Villaluenga tenían un campo de golf en la manga; en Prado del Rey llegó a aprobarse... Y sí, se han hecho burradas, pero en general se ha mantenido la tipología de los pueblos”. Ahora mismo, la polémica está en Ubrique, “donde hay un proyecto para urbanizar en parte del parque –que es Red Natura y no urbanizable–, pero parece que el ayuntamiento está por reconsiderar la situación”.

Además, “la Sierra tiene un modelo turístico en el que los hoteles y las casas rurales están en los pueblos y, la mayoría, los llevan gente del sitio. No hay casas en ruinas”, señala Juan Clavero.

Como tareas pendientes, estaría que “todos los municipios aprueben los planes contra el cambio climático, que tenían que estar listos desde el año pasado; y también hay que actualizar el uso del espacio verde: hay muchos caminos públicos y vías pecuarias que se podrían recuperar como vías de senderismo, para descolapsar un poco los que hay. Algunos pueblos, Grazalema, Zahara, Benaocaz, están haciendo ya un inventario, pero sólo es este último el que lo está tramitando”.

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