¡Policía! Alto o... ¿disparo?: dudas sobre el uso de la pistola tras la muerte de un agente en Andújar

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Tras la muerte de un agente por el disparo accidental de un compañero en Andújar, el sindicato Jupol pide "más formación" y una revisión del Plan Nacional de Tiro

"Tenemos miedo a sacar la pistola", dicen desde Jupol

El vídeo completo del suceso en el que ha muerto un policía nacional y el hombre al que acudía a detener

El suceso de Andújar paso a paso: quién disparó a quién y qué ocurrió exactamente

El vídeo completo del suceso el que ha muerto un policía nacional y su presunto agresor en Andújar
El vídeo completo del suceso el que ha muerto un policía nacional y su presunto agresor en Andújar

La muerte en Andújar de un policía por el disparo accidental de un compañero cuando mediaban en una pelea vecinal ha vuelto a poner sobre la mesa las históricas reclamaciones de los sindicatos policiales al Ministerio del Interior sobre la necesidad de actualizar el Plan Nacional de Tiro, un manual que viene a explicar la forma en que los agentes deben utilizar sus armas reglamentarias.

Uno de los principales problemas que tiene el texto es que data de la década de los 80 -concretamente de 1986- y la delincuencia ha cambiado mucho desde entonces. Más aún en provincias como Cádiz, donde las mafias y los grupos dedicados al narcotráfico aumentan exponencialmente la peligrosidad de los servicios que llevan a cabo los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Este diario ha hablado con el secretario provincial del sindicato Jupol, que, al igual que han hecho sus compañeros a nivel nacional, ha reclamado “formación, formación y formación”.

Desde el sindicato policial aseguran que en los últimos tiempos cada vez se imparten menos cursos que actualicen sus conocimientos para actuar en situaciones como la que los dos agentes se encontraron en Andújar. “Son momentos muy complicados y hay que dar una formación continua para estar preparados y saber afrontarlas de la mejor manera. Desde los atentados de París, hace ya unos años, no hemos vuelto a tener cursos en esta materia, la mayoría de los cursos que damos son sobre chorradas y, además, los hacemos on line. Pero no nos ejercitamos ni en la entrada de inmuebles, ni en el manejo de armas, ni en la mejor manera de reducir a sospechosos ni en nada”.

En cuanto al Plan Nacional, reconocen desde Jupol que “al menos en Cádiz nos llevamos años sin disparar un arma. Durante las obras de la Comisaría Provincial no había galería de tiro, y cuando queríamos hacer prácticas teníamos que ir hasta Sanlúcar de Barrameda. Lo hacíamos de higos a brevas. En algunos casos hasta dos años sin disparar un arma. Mucho tiempo. Personalmente creo que al menos una vez al año debería ser obligatorio tener sesiones de tiro”.

Pero otro de los problemas más graves a los que se enfrentan los agentes tiene que ver con las consecuencias que les puede acarrear hacer uso de su arma reglamentaria. “Es algo que nos inculcan desde la Academia de Ávila. Que sólo se puede utilizar en caso de extrema necesidad, pero claro, después vienen los problemas. Te dicen eso y cuando estás en una situación de estrés lo primero que te calienta la cabeza es qué va a ser de ti si sacas la pistola”.

Porque, automáticamente, Asuntos Internos entra a valorar la actuación del agente. Y la Policía dentro de la Policía, no se casa con nadie. Luego están la autoridad judicial y, por último, la opinión pública, que se pregunta si fue necesario recurrir a ese extremo. A veces se dan situaciones contraproducentes, porque reducir a tipos grandes en estado de excitación, algunos con problemas mentales, no es nada sencillo. Un ejemplo lo tuvimos en el conocido como caso Santa María, que sentó en el banquillo a cuatro agentes tras el fallecimiento de un detenido durante la Semana Santa de 2015. Quizá entonces, si se hubiera sacado una pistola ante las amenazas de un hombre violento con un punzón que ponía en riesgo la vida de los agentes y que llegó a apuñalar a uno de ellos, que se salvó milagrosamente porque portaba el chaleco antibalas, el resultado final habría sido diferente. Pero no es fácil sacar el arma y disparar a alguien. En Andújar quedó demostrado nuevamente. “Tenemos miedo a sacar el arma. Hay miedo, cada vez más, es la realidad. Porque sabes que te juegas una imputación y hasta la expulsión del cuerpo. Te juegas la vida pero también tu trabajo, tu sustento. Y tienes que decidir en décimas de segundo”, dicen desde Jupol.

Otro ejemplo ocurrió en Puerto Serrano, cuando los Cachimba asaltaron la jefatura de la Policía Local y agredieron a Juan Cadenas. A pesar de que este tenía su arma, prefirió no sacarla. En vez de pegarle un tiro al salvaje que se le echaba encima intentó defenderse como pudo. Acabó perdiendo un ojo y casi la vida.

Esa teoría de proporcionalidad que predican en la teoría es complicada de establecer en momentos críticos. Y eso que cada vez hay más bandas y más narcotraficantes con armas largas dispuestas a hacer fuego ante el menor indicio que ponga en peligro sus cargamentos.

Recuerda Jupol que en zonas de ocio de la provincia, incluso de la capital, como la Punta de San Felipe, cada vez hay más bandas violentas. “Vienen de todas partes, hasta de Algeciras, y la lían. Vienen dispuestos a liarla, a pelearse, y no respetan a nada ni a nadie”.

Para situaciones como la vivida en Andújar, o incluso para poner freno a peleas multitudinarias como la que se originó el pasado sábado en la Punta, Jupol reclama “las pistolas Taser. Por lo que me dicen, a raíz de lo de Andújar, han empezado a repartirlas. Hace tiempo que nos dieron la formación, pero todavía nada. El chaleco antibalas protege, pero si te pegan un tiro en la ingle, en una pierna y te pilla la femoral, o en el cuello, estás muerto en minutos. Lo mismo con una puñalada. Tienen que darnos formación y las herramientas adecuadas para poder hacer frente a situaciones que ponen en riesgo no sólo la vida de los ciudadanos sino la nuestra”.

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