"Rafa Nadal cae tan bien porque es auténtico y no tiene dobleces"
Benito Pérez-Barbadillo López de Carrizosa | Jefe de prensa del tenista Rafael Nadal
Desde hace 16 años este jerezano enamorado de los vinos de su tierra es el responsable de comunicación del mejor deportista que ha dado España, de quien elogia sus cualidades humanas y tenísticas
"En 1996 me ofrecieron trabajar en la sede de la ATP en Mónaco y no me lo pensé. El idioma me abrió puertas"
"Me niego a quedarme con un único momento en la carrera de Rafa porque han sido muchos y muy emocionantes"
"Yo no soy importante, el importante es Rafa”, dice con humildad Benito Pérez-Barbadillo a través del teléfono. No es muy amigo de las entrevistas, reconoce desde su piso en Montecarlo (Mónaco), pero en esta ocasión acepta conversar con el periodista porque la llamada procede de su provincia de Cádiz, de la que en ningún momento se olvida durante sus numerosísimos viajes alrededor del mundo acompañando al mejor tenista y al mejor deportista que ha dado España. Nacido en Jerez en 1967, Benito Pérez-Barbadillo va a cumplir 16 años como responsable de Comunicación de Rafa Nadal. En esta entrevista explica cómo llegó a asumir esa responsabilidad, cómo es su día en estas funciones de comunicación y también cuáles son, en su opinión, las principales cualidades humanas y deportivas del tenista balear.
—Jefe de prensa de Rafael Nadal. ¿Es correcta esa definición para su responsabilidad profesional actual?
—Sí, bueno, jefe o coordinador de prensa o de comunicación. De cualquier manera es correcta la definición. Digamos que soy el responsable de comunicación de Rafa, y quien lleva por tanto sus relaciones con los medios de comunicación y a su vez quien coordina sus redes sociales.
—Criado en Jerez pero con un apellido nítidamente sanluqueño. Curioso, ¿no?
—Bueno, yo siempre digo que provengo del ‘triángulo mágico’, porque nací y me crié en Jerez, viví también y me formé en El Puerto de Santa María, en el colegio Guadalete, y además tengo sangre sanluqueña por parte de padre.
—Su padre que, según me he enterado, era muy conocido en los mundillos jurídicos y cofrades de Jerez y a quien llamaban el 'jurispoeta'. ¿Por qué?
—Es cierto, no sólo le llamaban el 'jurispoeta' sino que en su DNI y en su pasaporte en la parte en la que se especificaba su profesión también oficialmente figuraba así. Él, que era abogado de profesión, era muy amante de la escritura y de la poesía y también daba pregones y conferencias. Además era muy amigo de mandar sus minutas a sus clientes en rima. De ahí el apodo. El ex alcalde Pedro Pacheco me dijo un día que mi padre era el abogado de Jerez que mejor sabía escribir, pero lo decía de broma, claro.
—Su padre también se llamaba Benito, un nombre muy de Jerez.
—¿Sí? Pues no lo sé. Yo lo que sé es que mi nombre me ha dado algún quebradero de cabeza en Italia.
—¿Y eso?
—Hombre, después de la Segunda Guerra Mundial en Italia a casi nadie se le ponía el nombre de Benito, por Mussolini. Y cada vez que yo iba por Italia diciendo mi nombre, algunos (otros menos) me miraban de aquella manera. ¡Anda que no te he tenido que decir veces que Benito es solamente un nombre muy feo y sin connotación política alguna!
—¿Y viene mucho por su tierra?
—Voy todo lo que puedo. Ahora con la pandemia no he podido ir en Navidad a ver y estar con la familia y amigos, pero claro que me gusta ir y voy siempre que puedo. Es mi casa y volveré a vivir allí algún día. Soy un enamorado de la Feria de Jerez y del verano gaditano y no me pierdo ambas cosas. En ese aspecto puedo decir sin ofender a nadie que me considero un jerezano atípico porque me encanta la ciudad de Cádiz y la provincia en su totalidad.
—¿Y cómo llega un gaditano, en su caso un jerezano, a ser jefe de prensa de Rafa Nadal?
—En Jerez tradicionalmente hemos sido muy internacionales. El vino, por un lado, y el circuito de alta velocidad, por otro, dan un nombre a Jerez en todo el mundo y entiendo que ambas son una buena plataforma internacional. En mi caso esa puerta se abrió en el circuito de Jerez. Yo iba para abogado e incluso estaba estudiando la carrera de Derecho, pero en 1992 falleció repentinamente mi padre y preferí tomar otro rumbo en la vida. Entonces yo ya colaboraba en el circuito de Jerez, en el gabinete de prensa, y dado que se me dan bien los idiomas, fui haciéndome un sitio. En 1996 un inglés que trabajaba para Dorna (la empresa organizadora del Mundial de Motociclismo) me ofreció irme con él a la sede europea de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales), que está en Mónaco. No me lo pensé dos veces, me vine y fijé mi residencia aquí en Montecarlo, donde sigo viviendo. Tras 10 años en el gabinete de Comunicación de la ATP trabajando con los tenistas de la época, Carlos Costa, quien ya era muy amigo. y el padre de Rafa Nadal me ficharon para empezar a trabajar con él dentro de su equipo y no desde la ATP. Aquí sigo. De eso hace ya 16 años, en 2006.
—O sea, casi en los inicios de la carrera profesional de Rafa Nadal.
—Prácticamente. Yo conocí a Rafa cuando tenía 15 años en un torneo que se disputó en Mallorca. Trabajé con él desde la ATP y ganó dos Roland Garros entre otros torneos. Me incorporé al equipo a finales de 2006.
—Su último título fue el reciente Open de Australia, en esa final interminable en la que tras cinco horas ganó a Medvedev tras remontarle dos sets. Hay quien piensa que ha sido la final más emocionante de la carrera de Nadal y hay otros que se siguen quedando con el primer torneo de Wimbledon, el que le ganó a Federer en 2008 también en cinco sets. ¿Con cuál se queda usted?
— Yo no me quedo con uno en particular, no sé por qué tendría que hacerlo. Qué va, me niego. Después de una carrera tan larga y con tantos títulos conseguidos es imposible quedarse con un único momento. Porque hay finales de Roland Garros para enmarcar, y el otro título de Wimbledon, y finales espectaculares en el US Open contra Djokovic o contra el mismo Medvedev en 2019. Y también ha habido otros partidos y torneos inolvidables… La última final, la de Australia, fue increíble y muy, muy emocionante. Pero de ahí a que sea la mejor de todas, pues no lo sé. Pero me niego a elegir un único momento.
—Le vimos junto al resto del banquillo de Rafa celebrar a lo grande el último triunfo en Australia.
—Sí, claro, fue muy emocionante y más sabiendo de dónde venía Rafa con la lesión, el Covid a finales de año, las dudas... Pero también le digo que yo soy el que más tarda en caer en la cuenta del éxito conseguido. No sé si influye el hecho de que en ese momento tengo que estar pendiente del trabajo, de la rueda de prensa posterior, de gestionar las entrevistas, de las redes sociales, etc., pero la verdad es que tardo en digerirlo. Estamos muy metidos en el trabajo y la situación. En este caso, por ejemplo, tardé tres días en caer en la cuenta de lo conseguido. Tres días después vi el final del partido y viendo el match point se me saltaron las lágrimas de la emoción.
—¿Y se pone usted muy nervioso antes de los partidos?
—Muchísimo. Soy un manojo de nervios, todo lo veo negro y mis compañeros se ríen de mí porque dicen que, como buen andaluz, soy muy exagerado. Yo creo que nosotros no somos exagerados, es que ellos se quedan cortos.
—Perdóneme la indiscreción pero ¿usted cobra más si Rafa gana un torneo o el sueldo es el mismo aunque cayera en primera ronda?
—El sueldo es el mismo, no influye para nada que gane o pierda.
—¿Y cuántos idiomas habla?
—El inglés lo hablé siempre porque tuve la suerte ir a un colegio inglés en Jerez y mis padres desde niño me enviaron a estudiar fuera. Digamos que controlo bien el español, el inglés, el francés y el italiano… pero jamás he perdido mi acento de Jerez, ¿eh?
—Usted viaja con Rafa Nadal a todos los lugares del mundo donde disputa una competición pero cuéntenos cómo es su día a día cuando no hay torneo.
—Pues mi trabajo consiste en planificar día a día la comunicación de Rafa Nadal. Cualquier información que haya que dar, cualquier entrevista con él que nos soliciten, todo pasa por mis manos, siempre en coordinación con el propio Rafa, e incluso con otra gente del equipo. Y aunque las redes sociales son personales de Rafa, un cierto trabajo lleva también. Además llevo las agendas de comunicación de los entrenadores de Rafa en ciertos momentos como en el último torneo, porque hay medios que se interesan también por ellos.
—Y cuando Rafa se lesiona durante varios meses, como pasó en el segundo semestre de 2021, ¿cuál es su cometido ahí?
—Pues el mismo, seguir planificando en todo momento y gestionando la agenda de comunicación. Salvo que no hay que viajar, todo se mantiene igual, porque los medios también se interesan por Rafa. Lo único bueno que ha tenido esta última lesión es que al llegar a Australia el 31 de diciembre no hubo la avalancha de petición de entrevistas de otros años. Parece que los medios se olvidaron de Rafa y estuvimos muy tranquilos en las fechas previas al inicio del torneo.
—Una cosa que me llama la atención de Rafa Nadal es su fidelidad con las marcas que le suministran. He leído que está con Nike desde 2001 y con Babolat (empresa fabricante de raquetas de tenis) desde 1998.
—Es verdad, y con Kia, que está con él desde que tiene 15 años, prácticamente toda su carrera. En todos los casos yo creo que no se trata sólo de fidelidad sino que es algo más, porque se llega a la amistad, a la complicidad con quienes representan a una marca en cuestión. Pero, bueno, ese es un tema que no controlo yo porque quien lo lleva es Carlos Costa.
—¿También se encarga usted de la promoción de la academia de tenis que Rafa abrió en Manacor?
—No. De la academia me encargué sólo el primer año, para su lanzamiento, pero después ya no. Hay otra persona que lleva la dirección de comunicación de la academia.
—Y entiendo que trabajará usted en exclusiva para Rafa Nadal, ¿no?
—No, no es así. Es cierto que mi prioridad en el trabajo es Rafa, pero desde el primer momento los Nadal me dejaron claro que no sólo podía dedicarme a otras cosas sino que debía, y eso es lo que hago. Por eso monté mi propia empresa de comunicación y patrocinio deportivo radicada en Montecarlo, donde tengo mi residencia. Se podría decir que gestiono también traer marcas comerciales al mundo del deporte para su patrocinio, principalmente en el tenis aunque también en el golf. Ahora, por ejemplo, estoy trabajando en algo de patrocinio con la marca de café Lavazza o la española Roca. Y en paralelo llevo la comunicación de otros tenistas.
—Ah, ¿sí? ¿De quién?
—Pues ahora estoy trabajando también con el austriaco Dominique Thiem. Pero en años anteriores lo he hecho con Djokovic, Del Potro, o con tenistas femeninas como Kerber, Mladenovic, Azarenka, etc.
—Hablando de Djokovic y de la gran rivalidad creada entre él, Federer y Nadal. Da la impresión de que Rafa se lleva mucho mejor con el suizo que con el serbio. Es más, diría que la opinión pública, en España y en otros muchos países, también valora mucho mejor a Federer antes que a Novak. ¿Usted también lo ve así?
—Sí, creo que es así, pero tampoco sé la razón. Es verdad que Rafa y Federer se llevan muy bien y que están habitualmente en contacto a través de mensajes de móvil. Será que Rafa y Roger congenian mejor, y punto. Porque puedo asegurar que los tres son muy buenas personas. Cuando dejé de trabajar con Djokovic en 2011 el único consejo que le di fue que ciñera su rivalidad con Nadal a la pista, que no se enfrentara a él fuera de la competición. Y creo que me hizo caso porque fuera los dos también se llevan bien. Espero que no haya cambiado la situación después del último episodio en Australia.
—Cuénteme algo de Rafa Nadal que no sepa nadie.
—Eso es muy complicado porque Rafa es como lo ve la gente. Es distinto a nosotros los andaluces, obviamente, pero es un tipo muy normal y muy buena persona. Yo creo que Rafa cae tan bien por eso mismo, porque es muy auténtico, sin dobleces, y porque no es una cosa creada.
—¿Y cómo le calificaría tenísticamente?
—Pues aunque sus detractores opinen lo contrario, para mí Rafa es todo un fenómeno del tenis desde todos los puntos de vista. Técnicamente es mucho mejor de lo que la gente que no sabe tanto de tenis piensa. Pero lo mejor que tiene es su cabeza porque jugando tiene una inteligencia tremenda. Para mí ahí no tiene rival.
—¿Detractores? ¿Usted cree que Rafa Nadal tiene detractores aquí en España?
—Sí, alguno hay. Normal, así es la vida. A nivel tenístico hay gente que dice que Rafa nunca ha ganado una Copa de Maestros o que Federer juega más bonito que él. Sobre lo primero yo siempre digo lo mismo, que la Copa de Maestros se juega en una pista super rápida y cubierta, y esa no es la superficie más óptima para el juego de Rafa, si bien ha hecho grandes resultados y jugado incluso finales. No creo que hoy en día se pueda discutir lo fuera de serie que es Rafa a nivel deportivo. Es absurdo ese planteamiento.
—¿El objetivo de Rafa para este año es recuperar el trono de Roland Garros?
—Para nada. Si así se lo planteara sería un error porque estaría restando importancia a otros torneos que tiene antes. El primer objetivo de Rafa se llama ahora Acapulco, que es el primer torneo que va a disputar después de Australia. Y después su primer objetivo pasará a ser Indian Wells. Y así. Ya llegará el turno de Roland Garros tras otros torneos en tierra muy importantes como son los de Montecarlo, Barcelona, Madrid y Roma.
—¿Cuántos años cree usted que le quedan en activo a un Rafa Nadal que el próximo 3 de junio cumplirá 36 años?
—Esa es la pregunta del millón y nadie la sabe responder, ni el propio Rafa. Pero, vamos, que tampoco creo que haya que planteárselo en todo momento. Dejemos que todo fluya poco a poco. Como él repite siempre, mientras siga teniendo pasión por el tenis y mientras su cuerpo siga respondiendo, pues adelante.
—¿Y qué querría usted hacer en el futuro? ¿Tiene pensado volver a su tierra?
—A mí hay un tema que me apasiona y es el vino de Jerez. Cuando deje de trabajar en el tenis, o incluso durante porque viajo mucho y se pueden tocar muchas puertas, me encantaría trabajar de algún modo en la promoción del jerez, para darle un mayor realce a mi ciudad y a la provincia de Cádiz en general. Yo es que siempre que viajo a Jerez me traigo de vuelta hasta garrafas de vino, más los pedidos que suelo hacer. El último ha sido a Barbadillo, que me ha enviado un vino muy especial que acaba de salir al mercado y con una puntuación máxima en medios especializados. También le puedo decir que mi regalo a quien sea es siempre vino de Jerez. Rafa Nadal y el resto del equipo siempre se ríen de mí, diciéndole a todo el mundo que soy un pesado con los vinos de Jerez, que no sé hablar de otra cosa.
—Me imagino que después de tantos años usted habrá vivido multitud de cosas con Rafa Nadal que jamás contará…
—Uf, muchas, muchas cosas. Pero no las contaré porque tenga yo una cláusula de confidencialidad en mi contrato o cosas así. No es el caso, para nada. No las contaré porque son cosas nuestras, experiencias de vida acumuladas durante muchos años de trabajo y de convivencia juntos y que, al final, son personales. Rafa es muy reservado para sus cosas y yo intento serlo también.
—Tengo una duda: ¿Usted juega al tenis?
—No muy bien, la verdad. De joven hice mis pinitos en el pádel, deporte que ahora se está poniendo de moda en el mundo, pero poco más. Me gustó siempre el deporte y tengo suerte de trabajar en este mundillo que al final es muy cerrado y pequeño.
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