Ricardo Domínguez, presidente de Navantia: "Las eólicas son una oportunidad económica para la Bahía"

Acaba lanzar en la feria internacional WindEurope la nueva marca comercial de la empresa, Navantia Seanergies, que afianza su "apuesta decidida" por la eólica offshore en el astillero de Puerto Real sin dejar de lado -asegura- la construcción naval

Ricardo Domínguez, presidente de Navantia, en la feria WindEurope celebrada esta semana, donde se ha presentado la nueva marca comercial de la empresa, Navantia Seanergies.
Ricardo Domínguez, presidente de Navantia, en la feria WindEurope celebrada esta semana, donde se ha presentado la nueva marca comercial de la empresa, Navantia Seanergies. / Navantia
Arturo Rivera Barrera

10 de abril 2022 - 06:00

San Fernando/Hace unos meses se creó la dirección de Energías Verdes y esta misma semana se ha presentado en el contexto de la feria internacional WindEurope la marca comercial Navantia Seanergies, ¿estamos ante el comienzo de una nueva época?

Diría que es un punto y seguido. El nombre de la marca, Navantia Seanergies, se vincula a la palabra sinergia porque aprovechamos realmente el conocimiento que tiene Navantia en la construcción naval y en la integración de sistemas, así como la experiencia previa que ya tenemos en las energías eólicas. Navantia decidió hace unos años apostar por la diversificación, por construir esas cimentaciones, los monopiles, las flotantes... Hasta el punto de que se ha convertido en líder en esa parte de cimentación. Pero a eso se le suman también nuevos conocimientos que llegan a través del programa de submarinos S-80, con el que hemos entrado en el mundo del hidrógeno, para aprovechar esa energía de la pila de hidrógeno y trabajar con ella. Y vamos a seguir adentrándonos en esos conocimientos con la puesta en marcha de los centros de excelencia. Todo eso sumado nos lleva a decidir que era el momento de que a Navantia se le viera esa marca verde. Hace unos meses creamos la dirección de Energías Verdes -ahora acompañada de esta marca Navantia Seanergies- para lograr un reconocimiento internacional más allá de la Navantia naval. Por supuesto, que seguiremos siendo navales y seguiremos construyendo buques, pero tenemos la capacidad, el conocimiento y grandes profesionales para desarrollar todo lo que va vinculado con la eólica offshore y con las energías renovables como pueden ser proyectos de hidrógeno.

¿Qué falta para el desarrollo de la energía eólica en España?

Falta la aprobación por parte del Ministerio de Transición Ecológica del plan que está ahora mismo sometido a tramitación pública, en el que se especifica la delimitación de las zonas en las que se implantarán los parques eólicos. Y a partir de ahí, la iniciativa empresarial para instalación de esos parques. Estamos en contacto diariamente con los actores más importantes que desarrollan esos parques para ser su partner. Son actores muy importantes y nosotros le aportamos la capacidad para instalarse en la mar. Así que estamos ahí, a la espera de que el Ministerio establezca las reglas del juego, de que empiecen los concursos... Al mismo tiempo vamos a aprovechar el PERTE naval recientemente aprobado por el Consejo de Ministros, que está orientado hacia digitalización y sostenibilidad, para que realmente ese papel de Navantia como tractora en la construcción naval también lo tenga en la parte de energías e, incluso, para que ayudemos a los pequeños astilleros -a esos astilleros que no tienen las dimensiones de Navantia- a introducirse en este mundo. Pensamos que es importante para la economía de España y vamos de la mano con ese PERTE naval para implicarnos también con los astilleros más pequeños, para que sean importantes en el desarrollo de la eólica marina.

En el ámbito de los centros de la Bahía de Cádiz, ¿cómo van a repercutir estos cambios, esta apuesta por la eólica?

Va a ser una apuesta decidida, estoy convencido. En el caso de Bahía, Puerto Real va a ser el astillero que se dedique a la eólica offshore. Aunque lo digo y lo repito por activa y por pasiva: seguiremos construyendo buques en Puerto Real, que tiene el gran dique de España y uno de los grandes diques de Europa. Seguiremos trabajando y construyendo buques en él, pero es un astillero tan grande y con tan grandes capacidades que también nos permite hacer ese desarrollo de la eólica, bien a través de la creación de estructuras o bien a través de las subestaciones eléctricas que podamos construir. Estamos en multitud de ofertas y esperamos una inversión de 500 millones, fundamentalmente para cimentaciones, aunque también estamos concursando en subestaciones. Creo que va a ser realmente esa oportunidad de diversificar, de consolidar el desarrollo de la eólica offshore en Andalucía y en un astillero con unas capacidades como tiene el de Puerto Real. Por tanto, es una oportunidad económica para Navantia, para Puerto Real y para la industria auxiliar de la zona de la Bahía de Cádiz.

¿Y Fene, qué papel asume en esta apuesta por las renovables?

Ahora mismo, si pudiéramos ir, podríamos ver que Fene está lleno de jackets que se están construyendo con un gran contrato que tenemos. Hay que pensar aquí que hay una variable logística. Estamos trabajando sobre todo para la zona del mar del Norte. Y lógicamente una jacket, que son grandes estructuras, resulta más fácil trasladarla desde el norte de España hasta el mar del Norte. Pero también pasa a la inversa. Vamos a suponer que se desarrolla o que se empieza a desarrollar esa zona de Canarias que es donde pensamos que hay un gran potencial. Bahía va a tener más potencial hacia la zona sur. ¿Puede darse la combinación de ambos astilleros? También. Estamos trabajando en un programa que se podrá llevar perfectamente entre Fene y Puerto Real. Son dos astilleros que van a dedicarse a ello, no exclusivamente pero sí de una forma importante y buscaremos la coordinación. Me gusta decir algo y siempre se lo digo a todos los astilleros: no se compite entre astilleros, somos Navantia y buscaremos la sinergia, la colaboración y la cooperación para ser los más eficientes y los más rentables como unidad de empresa. Ni Fene compite con Puerto Real ni Puerto Real con Fene sino que buscamos realmente esa optimización.

Entrega de la primera de las corbetas realizadas en el astillero de San Fernando a la Marina Saudí.
Entrega de la primera de las corbetas realizadas en el astillero de San Fernando a la Marina Saudí. / Julio González

¿Puerto Real no puede aspirar a construcción civil de barcos?

Estamos concursando y nos presentamos a concursos de barcos civiles. En Puerto Real se han hecho gaseros, se han hecho petroleros... Lo que pasa es que ahora mismo en el mercado mundial -hasta ahora, por lo menos- la mayoría de los traders globales de gas o de petróleo compran a Corea, que construye de otra forma, con otros requisitos y a unos precios que no somos competitivos... Es verdad que ahora mismo afrontamos una situación diferente a raíz de la guerra de Ucrania. Puede que haya otros movimientos en el tablero y ahí estamos. Esto lo hablo mucho con los compañeros en Puerto Real: no es que no queramos construir (barcos civiles), por supuesto que sí. Si surge la oportunidad, Puerto Real construirá barcos civiles, pero tiene que surgir la oportunidad. Hay que estar ahí, hay que ser competitivos... Eso es lo que queremos y en ese movimiento estamos.

¿Qué le pide Navantia a la industria auxiliar?

Navantia no puede vivir sin la industria auxiliar y la industria auxiliar necesita de Navantia. Por tanto, tenemos que ir de la mano, tenemos que tener una coordinación, tenemos que ver las necesidades que tenemos uno y otro, tenemos que hablar el mismo idioma, tenemos que trabajar con un mismo sistema informático para estar perfectamente coordinados... Necesitamos imbricarnos totalmente. No es, ni mucho menos, una cuestión de un dominante y un dominado: es una sinergia total -y vuelto a esa palabra- de colaboración. Y en ese sentido estamos trabajando. De hecho hay un foro pronto en el que nos sentaremos para ver qué necesidades tenemos, bien sea para la construcción militar -como estamos haciendo ahora mismo en Bahía y concretamente en San Fernando- o bien en Reparaciones, donde dependemos muchísimo de la industria auxiliar. Si necesitamos mayor o menores capacidades, mayor o menor especialización... Eso es lo que tenemos que ver y lo que tenemos que trabajar y desarrollar porque mutuamente va a ser bueno para Navantia, para los clientes de Navantia y, por supuesto, para la economía de la Bahía si generamos ese desarrollo.

En el pasado mes de noviembre se firmó la orden para el BAM-IS que se construirá en Puerto Real y en principio se hablaba de empezar a cortar chapa a finales de 2022.

El BAM empezará a principios de 2023. Es un buque de unas características muy especiales al ir asociado a la flota de submarinos, a la serie S-80. Y por eso tiene unas características y requisitos muy demandantes. Ahora mismo, junto con la Armada y con el Ministerio de Defensa, estamos trabajando en la fase de ingeniería. El buque tiene una serie de requisitos muy exigentes por parte de la Armada para poder dar respuesta, en un momento determinado, a una maniobra de rescate o de apoyo al submarino. Por tanto, necesita unas características muy especiales. No es un barco normal. Está desarrollándose esa ingeniería y esperamos que a principios del próximo año podamos empezar ya su construcción.

Presentación de la marca comercial Navantia Seanergies en la feria Wind Europe celebrada esta semana en Bilbao.
Presentación de la marca comercial Navantia Seanergies en la feria Wind Europe celebrada esta semana en Bilbao. / D.C.

El programa de las corbetas se considera un hito. Las cinco están ya botadas y la semana pasada se hizo entrega a la Marina Saudí de la primera. ¿Se puede decir que para Navantia hay un antes y un después?

Creo que el antes y el después es que se ha diseñado un gran barco. Es una corbeta pero podríamos llamarle casi una fragata ligera, con unas características espectaculares, donde el cliente -en este caso, la Real Marina Saudí- está muy satisfecho. Han probado el barco, que tiene un comportamiento en la mar espectacular y creo que sí, que va a suponer un antes y un después, desde el punto de vista de que va a ser un barco demandado. Tiene un tamaño muy adecuado, unas capacidades muy buenas y con una navegación extraordinaria. Sí creo que puede ser un hito importante de cara al mercado internacional venidero. Primero tiene que demostrarlo: nosotros lo hemos probado, la Marina (Saudí) lo ha probado, el barco demuestra lo que es... Y en cuanto se vea en la mar navegando estoy seguro de que será llamativo, igual que lo serán la F-110.

Precisamente, se ha hablado de una ampliación del acuerdo con Arabia Saudí, incluso -aunque no se ha confirmado- de dos buques anfibios (LPD) y hasta 8 lanchas de desembarco similares a las que se construyeron en La Isla para Australia… ¿Hay negociaciones en este sentido?

Hay que destacar la buena relación que se tiene con Arabia, el cliente está ampliamente satisfecho y así nos lo ha comunicado. Lo hemos podido ver en cada una de las botaduras o en la entrega que hemos tenido hace una semana. Recientemente estuve en Arabia en la feria de Defensa, donde pude hablar con diferentes ministros y todos me transmitían esa sensación. ¿Estamos mirando a futuro?, sí; ¿Arabia quiere ampliar su flota?, sí; ¿Considera ahora mismo a Navantia como un partner con el que le ha ido muy bien?, sí; ¿esto va a traer consigo que nos encarguen más barcos?, pues esperamos que sí. Como he comentado antes, estamos en un mercado global, hay que competir, no somos los únicos y en esos concursos una veces se gana y otras se pierde. Pero Navantia tiene una posición de ventaja porque hemos demostrado lo que somos capaces de hacer.

Pero cuesta encontrar carga de trabajo...

Sí, porque estamos en ese mundo global donde hay países que compiten en precio y con otros criterios de calidad. Y lo digo así de claro, porque Navantia apuesta por unos niveles de calidad óptimos, preferimos estar ahí y no hacer cosas de peor calidad que lleven nuestro nombre. A nivel europeo, tenemos a nuestros competidores -pero también compañeros de viaje- italianos, franceses o británicos... Y la competencia es así. Y luego hay un mercado controlado lógicamente por Estados Unidos. Pero yo creo que tenemos buen producto, que Navantia se ha ido dimensionando a lo que es capaz de hacer y confío en tener carga trabajo, independientemente de los programas nacionales, de los programas del Ministerio de Defensa y de la Armada, que son también parte de nuestro trabajo.

Sin embargo, en la Bahía, a medida que se van terminando las corbetas va aumentado la preocupación ante la falta de carga de trabajo...

Estamos ante procesos muy lentos. Todos los concursos navales son procesos muy lentos desde que sale la petición de información hasta que se le envía, se analiza... Y estamos inmersos en bastante de ellos que supondrán carga de trabajo. Al mismo tiempo estamos también en contacto permanente con el Ministerio de Defensa. Así que pediría paciencia y llamaría a la calma, vamos a seguir, vamos a rematar la faena que tenemos con las corbetas de Arabia... Y tengo la confianza de que va a haber programas que aporten esa carga de trabajo, de que va a haber continuidad.

Hace poco más de un año se anunció un patrullero de altura para Marruecos que se iba a construir en San Fernando, ¿en qué punto está ahora ese proyecto después de la crisis entre ambos países que ahora parece haber llegado a su fin?

Efectivamente, hay un acuerdo con Marruecos para hacer ese patrullero. Se ha ralentizado la firma definitiva de la parte de financiación pero la ingeniería ha estado trabajando. El barco está en diseño y está todo en marcha, no nos hemos quedado cruzados de brazos. Esperemos que ahora con la visita del presidente y la reactivación de las relaciones con Marruecos se vuelva a retomar. Pero sí quiero lanzar ese mensaje: se ha estado trabajando y el barco está muy avanzado... Al igual que ocurre con el BAM-IS, el diseño del barco es un proceso lento dadas sus especiales características.

Estamos en el último año de vigencia del plan estratégico 2018-2022, ¿qué queda por cumplir?

El plan, lógicamente, también ha sufrido la dichosa pandemia, pero creo que podemos estar satisfechos con el grado de consecución. Claro que nos hubiera gustado más carga de trabajo. Toda la parte laboral, con sus avatares, con la pandemia, se ha ido llevando a cabo y Navantia ha evolucionado. Ahora llega el momento de un nuevo análisis, de volver a plantear qué es lo que queremos en la Navantia de 2030 o de cara el futuro... Hemos hecho a nivel interno, a nivel directivo, nuestro propio análisis para ver en qué podemos mejorar, en qué podemos ser mucho más eficientes. Y ahora vamos a empezar a trabajar con la parte social para ver cómo debe ser el futuro. Vamos a empezar a hablar de un nuevo plan. Queda trabajo por delante pero sí está mi compromiso de que, de aquí a fin de año, podamos empezar a establecer ese nuevo plan.

¿Y en materia de renovación de plantilla?

La plantilla ha pasado por su renovación, ahora tenemos una plantilla más joven y creo que bastante equilibrada en número. Ahora vamos a analizar con la parte social qué necesidades tenemos realmente. Hay una Navantia nueva, una Navantia que va evolucionando, con nuevas capacidades como hemos visto con Seanergies y tenemos que dar respuesta a ello. La relación es buena y tenemos que madurar y ver lo que queremos tener en esa Navantia de futuro, que pienso -soy muy optimista- que va a ser muy bueno...

¿También para la Bahía?

Por supuesto. Rechazo totalmente cualquier inquietud. Navantia tiene tres zonas productivas y claramente consolidadas: Bahía, Ferrol y Cartagena, cada una con sus líneas, cada una con una especificación y va a seguir así. No tengo en mente otra realidad. Somos empresa pública, hay un compromiso del Gobierno en el mantenimiento de la actividad en las tres zonas y, sí, tenemos que volcarnos en esa carga de trabajo y en ese desarrollo que tiene que tener, mirando hacia el futuro, mirando a proyectos nuevos, mirando a nuevos buques o a nuevas oportunidades como las energías verdes.

stats