El Rúa Mar, un pesquero dedicado al voraz y al atún rojo
Desaparece un barco de Barbate en Marruecos
La embarcación había pasado todas las inspecciones y estaba muy cuidada
En el puerto de Barbate conocen bien la trayectoria pesquera de la embarcación Rúa Mar, el barco desaparecido en la madrugada de este miércoles cuando faenaba en aguas de Marruecos. Con la matrícula CA-3-1-97, el barco tiene algo más de 22 años. Una de sus ventajas es que su casco es de metal y eso lo hace más fuerte ante el embate de las olas en caso de navegar en medio de un temporal.
Los profesionales consultados apuntan que el hundimiento ha podido por ser un golpe de mar o por un mercante que se lo haya podido llevar por delante, algo que se tendrá que investigar. Algunos de los cargueros que atraviesan el Estrecho tienen unos 400 metros de eslora y van generando una ola en su proa que fácilmente puede llevarse a un barco de apenas catorce metros como éste.
Precisamente, el tener el casco de metal es mejor a la hora de que un radar detecte su posición. También los marineros, además de la ropa de agua, suelen llevar un salvavidas automático que está equipado con una señalización lumínica que le permite ser detectado en la oscuridad.
La zona de pesca a la que acudía este pesquero está dentro de la jurisdicción de Marruecos, por lo que su armador era poseedor de la preceptiva licencia de pesca, en este caso para la pesca del pez voraz o besugo de la pinta, una especie muy comercial para los establecimientos de hostelería, llegando en épocas puntuales como la Semana Santa, el verano o fiesta concretas como navidades a alcanzar en subasta los 40 euros cada kilo.
La media de las piezas capturadas suelen rondar ese peso, o entre los 800 y 900 gramos. En el verano también estaban autorizados para capturar atunes, disponiendo de una determinada cuota que les permitía capturar buenas piezas en alta mar.
Esta tripulación ha estado dedicada al palangre de fondo, una de las variedades de pesca de las que se practican en el Estrecho. Se sale unas dos horas y media antes de que culmine la marea creciente, para lanza el hilo de nylon sobre el que se soportan los anzuelos con una pequeña línea de un metro y separados unos de otros unos dos metros. Esas líneas suelen tener unos 200 metros, y hay veces que se lanzan al mar unas cinco o seis líneas, que son señalizadas con boyas. Estas líneas son recogidas con la marea vaciante.
Como las mareas cambian, la salida del puerto y el regreso con las capturas van cambiando. Por ello, en muchas ocasiones el punto de venta era el puerto de Barbate, aunque también tenían como puntos de atraque a Tarifa y Algeciras de donde es la tripulación ahora dada por desaparecida.
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