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Salinas de Chiclana, un santuario único en el fondo de las marismas

Los centros ambientales luchan por la conservación y protección del ecosistema y persiguen concienciar a la ciudadanía para conseguir un futuro sostenible

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El Parque Natural Bahía de Cádiz, un paraje de gran valor

Centro de Recursos Ambientales Salinas de Chiclana, Salina Santa María de Jesús / Manuel Aragón Pina

Chiclana/Entre los encantos naturales de Chiclana, sus kilométricas playas cristalinas y sus caminos rodeados de pinares, se despliega un escenario único donde la tierra y el mar danzan en armonía. Un paisaje donde se mezcla tradición, biodiversidad y, cómo no, la magia de lo salado.

Las salinas naturales son santuarios ecológicos que guardan tesoros ancestrales y sostienen un delicado equilibrio entre la naturaleza y la cultura. Ángeles Chozas Rendón, una de las responsables de la Salina Santa Teresa, comenta que “es importante cuidar las marismas y las salinas porque preservan una tradición de muchos siglos que se está perdiendo, mantiene un entorno natural y está aportando productos de kilómetros cero, es decir, de la salina al plato”. “Es tu propia puerta al mar”.

Entre la pureza de las salinas, se revela un compromiso apasionado con la sostenibilidad y la educación ambiental, gracias a la labor que desempeñan los responsables de los centros que, con esfuerzo y sacrificio, sacan adelante cada día estos espacios naturales para mantener esa esencia cultural de sus familias.

“Hay muy poca gente que le da valor a este entorno que aporta tanta riqueza a nuestra comunidad, por lo que a través de la Salina Santa Teresa queremos impulsar que la ciudadanía descubra un recurso tan esencial que siempre ha estado abandonado, como es el caso de la marisma. Siempre, cuando uno piensa en Cádiz se imagina playa y sierra, pero también tiene otros patrimonios importantes”, recalca Antonio Jesús Rivero, técnico medioambiental de la Salina Santa Teresa.

Estos rincones de la naturaleza no sólo despiertan los sentidos de la belleza, sino que también sirven como un aula de aprendizaje al aire libre, donde se enseña respeto y cuidado con el medio ambiente. María Fernández Romero, colaboradora del Centro de Recursos Ambiental Salinas de Chiclana, cuenta que realizan proyectos dirigidos a los más pequeños sobre educación ambiental mediante visitas guiadas.

Ampliamos los conocimientos que los niños dan en clase, por ejemplo, el ciclo de agua. Además, algunos de ellos vienen con proyectos que están desarrollando en las escuelas, como es el tema del ecosistema del Parque Natural Bahía de Cádiz. También complementamos esta enseñanza con actividades deportivas con kayak o talleres donde trabajamos las aves de marismas o la flora”, afirma María.

Spa Natural donde se realizan baños con agua salina o fango en la Salina Santa María de Jesús / Manuel Aragón Pina

Y es que, a lo largo de la historia, la sal ha sido muy importante debido a los beneficios que aporta para la belleza y el bienestar humano. Las salinas, con sus cristales puros y ricos en minerales, ofrecen una fuente única de ingredientes naturales para los baños salinos conocidos por sus propiedades relajantes y exfoliantes. “Muchos médicos lo recomiendan para afecciones de la piel como la psoriasis, eccemas en el cuerpo, problemas de circulación, entre otros”, explica Ángeles, gerente de la Salina Santa Teresa.

Estos centros ambientales persiguen la conservación de la fauna y la flora de las salinas. Velar por la preservación de las marismas se traduce en más cantidad de sal pura y natural y en la llegada de más peces de estero y aves. Es una zona de protección de aves migratorias y éstas necesitan las salinas en condiciones óptimas para su descanso, alimentación y reproducción.

Sin embargo, detrás de la serena apariencia de las salinas de Chiclana, se esconden desafíos significativos que amenazan la estabilidad de este delicado ecosistema. El cambio climático, la contaminación y las alteraciones en los patrones naturales de las mareas presentan retos inminentes.

“Sí que es cierto que el principal problema que afecta directamente al entorno es ese cambio climático, esa subida del mar, pero intentamos conservar este entorno, manteniendo el ciclo de funcionamiento de la marisma. Respetamos el estero y el medio ambiente en general, por ello buscamos de alguna forma minimizar este desafío, a la vez que fomentamos la educación ambiental con la idea de que el ecosistema no se pierda”, resalta María Fernández.

Además, la presión antropogénica derivada de las actividades humanas cercanas plantea amenazas adicionales, generando la necesidad urgente de estrategias de conservación y gestión sostenible. “Otro de los impactos negativos a los que nos enfrentamos es la falta de concienciación ambiental por parte de la ciudadanía”, comenta Antonio Jesús, responsable ambiental de la Salina Santa Teresa. “Es un desafío educar a las personas porque aquí en Cádiz no se enseña a la gente en educación ambiental. Nadie puede querer ni respetar algo que no conoce”.

La actividad salinera del centro es fundamental para el mantenimiento de la biodiversidad, el Parque Natural de la Bahía es patrimonio natural gracias a la biofauna. “Es una responsabilidad compaginar por un lado que el usuario disfrute de una serie de actividades, pero que a su vez sea consciente de que entra en un Parque Natural donde hay caminos cortados para evitar perjudicar a los huevos de las aves”.

Salina Santa Teresa

Es un proyecto familiar encabezado por Luis Chozas Rivera y sus hijasÁngeles Chozas e Isabel Chozas. La Salina Santa Teresa lleva siete meses en funcionamiento, tras estar 30 años inactiva, siendo utilizada como un vertedero de escombros.

Principalmente el centro nace a raíz de la pasión y motivación de Luis Chozas por explotar alguna salina del municipio, sumado a los estudios de gastronomía y arte culinario de Isabel. “Nosotros, como entidad, no comercializamos ni con la sal ni con el pescado, de ahí que surja la idea de montar un espacio gastronómico a partir de la materia y los productos que se obtienen de un sitio como es la salina”, relata Ángeles.

Huevas de choco extraídas de una de las tajerías de la Salina Santa Teresa / Manuel Aragón Pina

Es una explotación acuícola tradicional, ya que la tajería está más enfocada a concienciar a los usuarios de la importancia de la salina. Se diferencia del resto en que no se aporta nada externo, los peces entran por captación natural y no se les echa alimentos.

El principal objetivo que persiguen es recuperar no sólo la actividad acuícola y salinera, sino la biodiversidad existentes antes del abandono de la finca. Para Ángeles esto supone un punto clave en el ecosistema, dado que tienen otra vez especies de peces que antes no estaban por el mal estado de las aguas, ya que se encontraba estancada. "Han llegado nuevas aves que hace 30 años que no anidaban en este espacio, como es el caso del Chorlitejo Patinegro, que está en peligro de extinción”.

Han puesto en marcha varios proyectos, siendo el último el avistamiento de aves. “Desde el punto de vista ornitológico, muchos expertos aseguran que ahora mismo hay mucha presencia de aves que no había años atrás. Va a ser un punto de referencia para la ornitología en el municipio porque desde el momento que se restaura el agua entran una gran variedad de especies; además, también hay una flora considerable”

“Somos muy activos y estamos abiertos a iniciativas que ponga en marcha el Ayuntamiento de Chiclana o cualquier otra entidad sin ánimo de lucro. Ya hemos colaborado con Arrabal, que es una asociación para jóvenes desempleados. También hemos colaborado con la Delegación de Mayores a través de una ruta y un desayuno. Y, por último, hemos participado en la Fiesta del Remo, que organiza la Asociación de Empresas Turísticas”, comenta Ángeles, encargada de la salina Santa Teresa.

Salina Santa María de Jesús

El Centro de Recursos Ambientales Salinas de Chiclana nace a raíz de que la Mancomunidad de la Bahía de Cádiz decidiera hacer un centro de interpretación con su propio museo enfocado a la salina. Hoy en día, el complejo, perteneciente a la empresa Alema Turismo y Medio Ambiente, se dedica a poner en valor el entorno que tiene el enclave gaditano.

“El principal motivo es que la gente, sobre todo los chiclaneros, conozcan cómo funcionaban y cómo funcionan las salinas actualmente. Años atrás, fue un recurso primordial para nuestras familias, y desgraciadamente está desapareciendo”, comenta María Fernández Romero, colaboradora de la Salina Santa María de Jesús.

Conjunto de aves dentro del complejo Salina Santa María de Jesús / Manuel Aragón Pina

“Nuestra idea es que todo el que venga tenga la oportunidad de conocer desde cómo se empieza a trabajar en la salina hasta cómo sacamos la sal en directo en verano”, dice.

No hay que olvidar que en las salinas artesanales la sal que se extrae es muy importante porque ésta no está manipulada, no se realiza ningún proceso de lavado, ni refinado, por lo que esta sal conserva las propiedades naturales, recibiendo el nombre de Sal Marina Virgen Artesanal.

Una de las últimas iniciativas que han llevado a cabo ha sido una línea de cosmética natural a través de un proyecto llamado Medalsar, utilizando productos ecológicos como el fango, la sal, el agua de mar o las algas.

“Es un proyecto que esta hecho en la zona del Mediterráneo, en Italia, en España, en Túnez y el Líbano. En España se contó con una salina de Menorca, otra de Murcia y una tercera de la Bahía de Cádiz. Lleva desarrollándose alrededor de cuatro años y así trabajamos la sostenibilidad y la relevancia que tienen las salinas artesanales”, comenta María.

María Fernández enseñando las herramientas que utilizan en los esteros / Manuel Aragón Pina

Los responsables del centro se preocupan por la preservación del entorno que se encuentra dentro del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, como de los beneficios que sus productos naturales aportan para el ser humano. De hecho, fueron los primeros en tener un spa natural en Andalucía que utilizaba la sal para realizar baños naturales, lo que no sólo es beneficioso para el bienestar humano, sino para la piel, ya que facilita y mejora el tratamiento de la dermatitis, la psoriasis o la piel atópica mediante los minerales que absorbe el cuerpo, como el cloruro, el sulfato o el magnesio.

“Cuidar las salinas no es únicamente proteger un hábitat, sino también salvaguardar nuestra conexión con la tierra y las generaciones futuras”. “No sólo nos encontramos ante la preservación de un ecosistema, sino también ante la promesa de un futuro sostenible ”, concluye María.

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