Desde la Sierra, caminito a Belén

Belenes Vivientes

Cinco municipios levantan sus recreaciones navideñas, congregando en sus calles a cientos de personas

El pasaje de José y María buscando posada, ayer, en Espera, y el encuentro con un pequeño del pueblo, al que obsequiaron con un presente.
El pasaje de José y María buscando posada, en Espera, y el encuentro con un pequeño del pueblo, al que obsequiaron con un presente. / Ramón Aguilar
E. Armario

15 de diciembre 2018 - 20:49

Sierra/Se han convertido en poco más de 25 años en una tradición, que ha congregado el aplauso de propios y extraños; de niños y grandes; de hosteleros y Ayuntamientos. Los belenes en la Sierra son, hoy por hoy, una de las grandes citas de la Navidad en la comarca para demostrar que la participación ciudadana funciona, que el tejido asociativo está más vivo que nunca y que cuando instituciones y vecinos reman en la misma dirección, la cosa sale.

Hasta cinco municipios de la Sierra celebraron este sábado las recreaciones de sus belenes vivientes, que fueron una gran oportunidad para llenar de vida sus calles y de paso, animar los negocios de la zona. Arcos, Espera, Benamahoma, El Gastor y Ubrique convirtieron sus cascos antiguos en Judea para viajar dos milenios atrás y recrear el nacimiento de Jesús. No faltaron las escenas de la tradición bíblica, los villancicos y las zambombas, y toda esa repostería local, a base de miel, frutos secos, masas y especias que hacen la boca agua. Hasta el más mayor disfruta como un niño siendo parte de belenes tan reales, donde la alegría y emoción se podía ayer contemplar en el rostro del público asistente.

Los belenes más tempraneros fueron los de Benamahoma y Espera, que se desarrollaron en marcos incomparables. El benamahometano comenzó a la una de la tarde, teniendo por bandera nada menos que la naturaleza del parque natural y la entrega de sus habitantes, que cuidan al detalle su puesta en escena. Su adelanto propició la afluencia de más público con respecto a otros años. El espereño, coronado por las faldas del castillo de Fatetar, arrancó con el pasaje de José y María buscando posada. Este año, los vecinos Joaquín Flores y María Lozano, encarnaron ambas figuras.

Le siguieron los belenes de Arcos, Ubrique y El Gastor, con enclaves dignos donde parecía que el tiempo se había detenido por el espíritu de la Navidad.

Arcos, cuyo belén está declarado de Interés Turístico de Andalucía, congregó a miles de personas en su conjunto monumental, donde la luz tenue de las antorchas dibujaba un paisaje navideño a lo largo de todo el recorrido. El evento se inició a las cinco y media de la tarde para dar vida a 32 escenas que se salpicaban por cada rincón del casco antiguo arcense. El dispositivo de seguridad instalado para la ocasión contó con tres puntos de control para atender posibles incidencias: uno ubicado al principio del recorrido; otro en las inmediaciones de la Plaza del Cabildo, donde se congregan las escenas de labranza y otro cerca del templo de San Pedro.

El belén de El Gastor se ha posicionado, con los años, también en uno de los más atractivos por su ubicación y la entrega de sus vecinos. Al igual que el de Ubrique, donde la participación ciudadana es su bandera. La labor del colectivo que lo levanta, la asociación de vecinos de la Plaza de la Verdura, se materializó durante la jornada.

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