Sixto atrapa desde Ubrique su sueño americano
A los 14 años ya buscaba becas para estudiar en el extranjero En agosto comenzará el curso en Kansas gracias a una de la Fundación Amancio Ortega
¿Qué hacen los chavales de 13 o 14 años delante del ordenador en sus ratos libres? Digan lo que digan los estudios sobre el uso de internet por parte de los adolescentes, a sus 14 años, Sixto Menacho buscaba becas. Pero no cualquier beca. Sixto quería conocer mundo y bicheaba en Google detrás de ayudas para estudiar en el extranjero. Para Estados Unidos, mejor. Pero no le alcanzaba la edad. Dos años después de emprender aquella búsqueda, a mediados de agosto, partirá para Topeka, Kansas. Como un junior más, Sixto cursará eleventh grade - el equivalente a primero de bachillerato- en la Shawnee Heights High School hasta el 20 de mayo del año que viene. Todo gracias a una beca de la Fundación Amancio Ortega. Y a su empeño. Pero mejor que lo cuente él con sus propias palabras:
"Siempre quise conocer mundo y estudiar en el extranjero, pero no me lo podía permitir. Hace tres años me vino la inspiración de irme fuera. Me gusta mucho el inglés. Una compañera de la academia me dijo que había echado una beca para Canadá. Entonces empecé a buscar...Al principio fue difícil: No encontraba becas para mi edad. Yo estaba en segundo de ESO y las que veía eran para alumnos de cuarto. Dejé la idea aparcada. Pero el año pasado, por Navidad, recibí un e-mail de una profesora que me mandaba información sobre una beca para estudiar en Estados Unidos, la Benjamín Franklin, que se concede a nivel europeo a dos estudiantes de cada país. Era una beca para 16 y 18 años y sólo para un mes".
"Siempre quise estudiar fuera y que fuese en Estados Unidos. Me gusta la forma de ser de los americanos, cómo viven, su cultura, su humor, las series... [sigue Arrow,The Flash y Agents of Shields] Después de buscar mucho, en Google encontré una noticia de un periodico del norte sobre una niña que había ganado una beca de la Fundación Amancio Ortega para ir a estudiar primero de bachillerato a Canadá. Comprobé que la convocatoria estaba abierta y que este año, como novedad, ofertaban plazas en Estados Unidos. No me lo podía creer. Me puse a rellenar los papeles como un loco. Tenía tres semanas para hacerlo". La fundación ofertaba este curso cien becas para Canadá y otras cien para EEUU.
"En el primer corte, la nota media de 3º de ESO y la nota de inglés eran dos de los factores clave: pedían un mínimo de ocho. Yo tenía un 9,45. Esperando que salieran las listas de admitidos, los días se me hicieron larguísimos. Estaba nerviosísimo. Por fin llegó la fecha en la que se publicaban por internet. Iba a ser a las doce del mediodía. Me puse a buscar en el móvil y allí estaba mi nombre. Más que alegría, sentí alivio. Era uno de los 600 seleccionados entre 6.000 estudiantes de toda España".
"La primera convocatoria fue un examen. La sala de aquel hotel de lujo de Sevilla estaba abarrotada. Todos estábamos muy nerviosos. La primera fase fue una prueba tipo test sobre las asignaturas que tendría que cursar en Estados Unidos, entre ellas matemáticas, un texto en inglés, un listening y una pequeña redacción. Las que más me gustan son Física y Química, Biología y los idiomas, claro está, pero también me gustan las letras. Salí satisfecho de la prueba, aunque tuve algún problemilla con la audición. Después de más de dos horas de examen, empezó a dolerme la cabeza de tanta concentración y tanta tensión. A las doce del mediodía del 2 de marzo volvieron a salir las listas y veo que vuelvo a estar dentro. ¡Bien!".
"La siguiente prueba era oral, vía Skype: primero un tema libre y luego una entrevista. Elegí el viaje a Irlanda que hicimos con la academia de inglés. En la entrevista tenía que dar el cien por cien de mí mismo. Me preguntaron si me importaría que mi familia de acogida fuese árabe: yo dije que no, que así, además, aprendería algo de ese idioma. Que qué me parecería si fuese a una casa en la que tuviera que leer la Biblia una hora todos los días, Contesté que bien, como si era El Corán. Y cómo encajaría ir a una granja en la que tuviese que levantarme a las cinco de la mañana para ordeñar las vacas. Dije que sí a todo. Y hubiese dicho que sí de corazón a lo que fuera con tal de irme".
"Luego vinieron los cuatro días más largos de toda mi vida, venga a darle vueltas a la cabeza, porque no sabía si estaría entre los cien elegidos. Por fin llegó la hora. Allí estaba yo, sentado en un banco del pasillo, rodeado por muchos de mis compañeros. Cuando vi mi nombre, cuando vi que me habían cogido, pegué un salto de alegría y todos se me echaron encima".
Antes de saber que iría a Kansas, Sixto confesaba: "Sé que a algunos les ha tocado Nueva York, Minnesotta o Alaska, pero yo prefiero California o algún otro sitio de la Costa Oeste". No pudo ser, pero está muy contento con su destino en el Medio Oeste. Ya ha contactado con su familia de acogida en Topeka: una madre de 36 años y su hijo de 14. La beca, valorada en 20.000 euros cubre estancia, viaje, matrícula y libros, entre otros gastos. "Mis padres siempre me han apoyado, siempre me han dicho que si es lo que quiero, adelante. Quiero irme ya y aprender, aprender y aprender, conocer nuevas culturas y volver sabiendo inglés perfectamente". ¿Qué le dirías a los chavales con inquietudes como la tuya? "Que si tienen posibilidad, que se animen, que hagan lo mismo que yo, que para dos días que vamos a estar aquí, teniendo un mundo tan grande, hay que verlo. Lo más importante es formarse para ver eso en el futuro".
¿Sabías quién es Amancio Ortega? "Claro. Casi toda la ropa la compro en sus tiendas. Me gustaría coincidir en algún acto con él para darle las gracias personalmente por la increíble oportunidad que me ha dado. La voy a aprovechar al cien por cien. Debería haber más empresarios como él".
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