Tambores de guerra muy lejanos
El socialismo gaditano encara el camino hacia las primarias de mayo sin las divisiones internas de antañol La inmensa mayoría de los militantes da por hecho que Susana Díaz se presentará y que ganará sin apuros
Cádiz/"Hombre, muy bien no se lo ha tomado, pero esto es lo que hay". Rafael Román muestra su sonrisa más socarrona mientras abandona una de las innumerables salas del Palacio Municipal de Congresos de Madrid. Estamos en el mes de julio del año 2000, con el 35º congreso federal del PSOE ya iniciado. Tras esa puerta que acaba de cerrar, Román, todavía presidente de la Diputación de Cádiz, acaba de dejar con un palmo de narices a Rosa Díez, candidata a liderar el partido. Hace muy pocas semanas ambos coincidieron en los pasillos del Palacio Provincial de la capital gaditana y allí Román anunció su voto a favor de la candidatura de Rosa Díez, a la que consideraba el mejor ejemplo de la renovación que entendía que precisaba su partido. Ni Bono, ni Zapatero, ni Matilde Fernández. El romanismo, que tenía entonces una fuerza nada desdeñable en el socialismo gaditano -el pulso de esta facción con el peralismo duró décadas- había hablado. Y Rosa Díez dejó Cádiz con una sonrisa de oreja a oreja... la misma sonrisa que se tornaría en mueca de indignación cuando ya en Madrid Rafael Román le dijo que no, que se lo había pensado mejor y que él y los suyos iban a votar al final a Zapatero. El objetivo era impulsar la renovación en el PSOE, sí, pero si además se lograba dejar en evidencia al alto mando del partido en Andalucía y en la provincia que se había decantado por Bono (léase Chaves, Pizarro, Alfonso Perales, Gaspar Zarrías, Vázquez Cañas, etc.) pues mejor que mejor. Y dicho y hecho. El romanismo regaló una quincena de votos a Zapatero y éste consiguió contra todo pronóstico erigirse en secretario general del PSOE al ganar a José Bono, presidente de Castilla La Mancha, por unos escasísimos nueve votos.
Aquel episodio vivido en la capital de España hace ahora 16 años y medio no viene sino a constatar la influencia que el socialismo gaditano ha tenido siempre en la larga historia de este partido centenario. Pero además también viene a corroborar que el PSOE de Cádiz ha vivido casi permanentemente en un clima de división interna que se ha trasladado a infinidad de congresos federales como el que asoma a cinco meses vista.
Será a mediados de junio cuando el PSOE celebre su nuevo cónclave en el que el partido contará con una nueva dirección. Pero un mes antes, en mayo, se vivirá un momento aún más crucial, con unas primarias en las que la militancia socialista elegirá de manera oficiosa a su nuevo líder.
Estas son las fechas que ha aprobado la gestora que encabeza Javier Fernández y algunos candidatos están dando ya sus primeros pasos. Pero en el PSOE de Cádiz no existe nada de nerviosismo. Ni congreso, ni primarias, ni Patxi López, ni Pedro Sánchez... En esta provincia el posicionamiento generalizado es que todo el pescado ya está vendido porque Susana Díaz, piensan los socialistas gaditanos, no sólo concurrirá a liderar el partido, sino que ganará las primarias sin despeinarse. Andalucía es mucha Andalucía en el PSOE, piensan para remachar su optimismo.
"A mí no me cae mal Patxi López, todo lo contrario, lo veo un tipo bastante válido. Pero si quiere buscar apoyos en su carrera a la secretaría general, yo le recomendaría que fuera a Soria o a Tarragona antes que a Cádiz, porque aquí no tiene mucho futuro. Aquí está Susana. Y punto". La reflexión parte de un veterano militante que, como casi todos en el PSOE de Cádiz, considera que Susana Díaz tiene el camino expedito para tomar las riendas del partido. Y añade incluso que a él lo que le interesa de verdad no son las primarias y el congreso federal "sino hasta cuándo estará Susana Díaz al frente de la Junta de Andalucía y a quién va a dejar en la Presidencia. Ahí está el meollo de la cuestión, porque habrá que elegir bien al sustituto y, sobre todo, habrá que explicárselo muy bien a los andaluces", opina.
Pero esa será una segunda historia. Antes hay que dilucidar unas primarias y un congreso federal que darán mucho que hablar. Y Patxi López ya ha presentado su candidatura, y Pedro Sánchez empezará a dejarse ver antes de que acabe enero, y Susana Díaz espera que la militancia le pida de rodillas que haga el esfuerzo de resucitar al PSOE... y poco o nada tendrá que ver este proceso con otros que el partido vivió décadas atrás, también en Cádiz.
Porque anda que no hubo batallas y enfrentamientos en el pasado de este partido. Quitando el largo periodo de Felipe González como secretario general (1974-1997), donde incluso los guerristas dieron bastante que hablar en la etapa final, y algunos años de claro liderazgo de Zapatero, el PSOE, sobre todo en Cádiz, ha sido siempre un polvorín. Y unas veces ganaban unos y otras veces se llevaban el gato al agua los otros.
Fue eso mismo lo que sucedió en 1998 con el choque Almunia-Borrell. Un año antes, y tras la dimisión de Felipe González, Joaquín Almunia fue elegido nuevo secretario general del PSOE en el 34º congreso federal. Parecía que tenía el camino expedito para enfrentarse a Aznar en las generales del año 2000, pero el partido se inventó lo de las primarias, Josep Borrell presentó su candidatura... y terminó ganando a Almunia en 1998 de una manera totalmente inesperada. Para nada le sirvió a Almunia el respaldo claro que le dio la dirección del PSOE andaluz y también la cúpula del partido en la provincia de Cádiz, que había visto unos meses antes cómo Almunia había aupado a Alfonso Perales a la ejecutiva federal socialista.
El revés fuero duro y la implicación de los guerristas terminaron dando la victoria a Borrell... aunque el destino le terminaría jugando una mala pasada, ya que éste acabó renunciando a la candidatura a la Presidencia del Gobierno en favor de Almunia debido a la falta de apoyo de la dirección y a su supuesta responsabilidad en un escándalo de fraude fiscal de dos antiguos colaboradores suyos cuando era secretario de Hacienda.
Pintaron bastos para la dirección provincial del PSOE que encabezaba Francisco Vázquez Cañas en las primarias de 1998 pero también sucedió lo mismo en el congreso de 2000, cuando Rodríguez Zapatero terminó superando a José Bono. Semanas antes de ese congreso el político leonés había pasado por Cádiz y el único socialista que le hizo un mínimo de caso fue Salvador de la Encina, entonces compañero suyo de bancada en el Congreso de los Diputados. Bono, por el contrario, tenía todo el respaldo de la maquinaria del partido, aunque no le terminó sirviendo para nada.
Pero los Chaves, Pizarro y Zarrías que dirigieron muchos lustros el PSOE andaluz, se tomaron la venganza en el congreso federal de 2012. Tras la marcha de Zapatero eran Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón quienes pugnaron por el liderazgo del partido. Griñán y Susana Díaz, más López Gil, Irene García o José Luis Blanco, entre otros representantes del socialismo gaditano, optaron por Chacón, pero otra diferencia exigua de apenas 22 votos, algunos de los cuales fueron arañados de madrugada por los pizarristas, terminaron decantando la balanza hacia el lado de Rubalcaba.
Y en 2014, con tres nombres de candidatos sobre la mesa, pasó lo que quiso Susana Díaz. A muchos socialistas gaditanos les gustaba más Madina para liderar el partido, pero la ya presidenta de la Junta dirigió su dedo hacia Pedro Sánchez y todo el socialismo gaditano acató su dictamen.
Ahora el PSOE de Cádiz oye algunos tambores de guerra, pero están muy lejos. Aquí sólo impera la paz -que ya era hora- y el convencimiento de que Susana Díaz logrará reflotar el partido.
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