'Terapia' contra la rendición
Asistimos en Andalucía Orienta a una sesión grupal de desempleados de larga duración, una novedosa técnica para evitar el desaliento de los que buscan trabajo
"Cuando empecé en artes gráficas, hace veinte años, se trabajaba con lo que se llamaba pantalla ciega. Estaba segura de mis conocimientos y de lo que hacía. Incluso cambié de empleo, mejoré, pero cuando en 2009 perdí el último he visto que todo ha ido cambiando. Ahora hay mucha gente que sabe más que yo y voy a la entrevista de trabajo insegura, con desconfianza". Quien habla es una mujer de algo más de 40 años con titulación, con buen currículum, pero arrinconada en el mercado de trabajo por el desempleo de larga duración. Ya ha pensado en abandonar, en dejar de buscar empleo. Si cae algo, que caiga. Pero no cae. Con ella se encuentra una decena de personas en su misma situación, puro desaliento. Pero esta mañana de jueves ha salido a la calle con ideas, de buen humor. Comparte bromas con sus compañeros de mesa, que parecen viejos amigos, pero a los que sólo conoce de doce horas. Hoy tiene claro que debe de mejorar en algunos aspectos de su 'trabajo' de buscadora de empleo. Y lo va a hacer.
Marisa Rial y Oliva Manzorro, de la oficina central de Andalucía Orienta, orientadoras de orientadores de empleo en toda la provincia, le han animado a que lo haga. A ella y a los otros seleccionados para sesiones grupales de orientación laboral, una técnica novedosa que intenta evitar que la desesperación del desempleado de larga duración le lleve a la renuncia. Han poblado las paredes de folios con palabras estimulantes y han iniciado la sesión con un vídeo sobre El libro de la felicidad. Es difícil hablar de felicidad en este contexto. Donde antes tenían 10 usuarios ahora tienen 70 y el periodo medio de espera antes de encontrar empleo se ha duplicado. Ese tiempo de incertidumbre genera amargura. "La amargura es una barrera. Una de nuestras funciones en estas sesiones es buscar aspectos positivos, pero desde la realidad. No puedes decir sin más 'sé feliz'. Es difícil ser feliz cuando estás frustrado porque llevas años buscando empleo", explica Oliva. "Todo es guay hasta cierto punto", remata Marisa.
Lo que han conseguido de momento es que una decena de personas que se sentían culpables por no encontrar un empleo hayan recargado energía. Y lo han hecho entre ellos. "Como orientadora sientes que el usuario te lanza esa mirada de 'qué me vas a decir tú, que tienes trabajo', pero cuando te habla alguien que está como tú... entonces la cosa cambia".
"Creía que había hecho lo imposible por encontrar trabajo, pero me he dado cuenta de que hay puntos a mejorar. Vine desmoralizada y me voy con confianza y con el campo emocional abierto". Quien habla, Charo, cuyo último trabajo fue de teleoperadora, se va incluso como miembro de un grupo de facebook, "con lo que me repelían a mí las redes sociales, pero comprendo que la socialización es una herramienta y el aislamiento un enemigo". Eso sí, poco a poco. Nada de fotos. Como identificador, se ha puesto la foto de una berenjena.
Charo ha reflexionado en la sesión sobre su anterior trabajo. "Yo sé las cosas que se dicen, que en estos tiempos vale cualquier trabajo, pero no podría volver a trabajar de teleoperadora porque a mí me gusta dormir por las noches y ahí hay que omitir demasiadas verdades. No puedo venderle algo que no necesita a una persona de 80 años con 500 euros de pensión al mes". El diálogo fluye rápido. Otra chica, la más joven de la sesión, admite que no envía currículum a tiendas de animales "porque no puedo vender un perro. Acabaría convenciendo al cliente para que fuera a por uno a la perrera. La ética es mi límite para encontrar trabajo".
Y es que lo que están trabajando las orientadoras en este momento es la creación de un perfil . "La frase 'yo trabajo de cualquier cosa' no es una forma de encontrar trabajo. El 'cualquier cosa' hay que desterrarlo. Hay que ofrecer algo concreto. Ese 'algo concreto' es tu perfil", explican. El único hombre de esta reunión -"hay más usuarias que usuarios de orientación laboral", explica Marisa- tiene ese perfil concreto. De hecho, cuenta con todas las herramientas para ser un buen buscador de empleo. Pero su meta ahora no es más formación, más información, etc. Todo eso lo tiene. Su meta ahora es no desesperarse. "Entras en el casino y pierdes, y pierdes. Las fichas nunca son las tuyas. Pero yo pienso que sólo necesito ganar una vez". Ese 'casino' es el mercado de empleo. Juan José es un hombre culto, administrativo titulado, con larga experiencia laboral y buenas dotes sociales. "Hace unos años cualquier orientador te hubiera dicho que Juan encontraría trabajo en unas pocas semanas. Ahora no es tan fácil hacer esas predicciones, pero si sales del círculo, si bajas los brazos, es cuando la ficha del casino no caerá nunca en tu casilla", dice Oliva.
En la tormenta de ideas cada participante aporta palabras que identifican al mejor candidato a un empleo: "Planificación", dice una. "Hay que ser realistas, dar pequeños pasos. Encontrar empleo es muy general, hay que centrar nuestro objetivo". "Ser competitivo". "¿Qué hace falta para ser competitivo?" "Conocer al dedillo el sector que te has puesto como objetivo". "Formarse". "Bueno ya, pero eso también es muy general. Por ejemplo, el inglés. Todo el mundo que se queda parado dice que aprenderá inglés. ¿Realmente te sirve en tu objetivo? Hay que formarse de manera específica". "Mejorar mis recursos de información, por ejemplo, en internet". "Resistencia a la frustración"....
Cuentan que el clima que acabo de observar, de mucha camaradería, generoso en el intercambio de información, que es la materia de mayor valor en el buscador de empleo, no era así al principio. En el grupo elegido hay dos mujeres sin experiencia laboral, hasta ahora amas de casa. Ambas pasaron por lo mismo. Sus maridos se fueron: dolorosos divorcios. "En estos grupos hay momentos de emociones muy fuertes. Se sueltan". Y ellas expresaron su falta de fe: nadie les daría trabajo. "Sólo con el tiempo que tengo que emplear en aprender a buscar trabajo y estar al nivel de los demás buscadores ya me habrá llegado la edad de la jubilación", aseguraba una de ellas. En ese mismo grupo está Esperanza. Ella contribuyó al éxito grupal que acabo de contemplar. Se le diagnosticó un cáncer de mama, para ella el empleo no es lo principal; lo principal es su salud. Y está segura de que conseguirá las dos cosas, "¿no me llamo Esperanza?".
En la provincia hay 200.000 parados. No hay trabajo para todos ellos, pero estas diez personas se van a dar otra oportunidad. Puede que fracasen una vez más. O puede que no. Tienen más instrumentos, más energía. Lo irán contando en el facebook que reúne a los que siguen en la brecha. Los que no han tirado la toalla.
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