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La visita pasará y la Base seguirá siendo vital para la economía de Rota. Guadalupe trabaja en el recinto. De padre militar, esta joven roteña opina que económicamente la visita de Obama no tendrá ninguna repercusión en el pueblo. Entiende que tampoco desde el punto de vista turístico, "porque lo que pase pasará dentro" de las instalaciones militares. De todas formas, tiene clarísimo que "Rota vive de la Base". "Todas las familias de la ciudad tienen a alguien trabajando ahí", argumenta.
Un grupito de mujeres mayores charla en una cafetería próxima a las puertas de la Base. No esperan mucho de esta visita: "pasará lo mismo que cuando vinieron los Reyes. Entonces hubo muchos chiquillos esperando para nada". "Y el Príncipe también ha venido un montón de veces y no lo hemos visto nunca", apostillan. Obama les parece "buena gente" y creen que debería venir acompañado de su esposa. Le habrían regalado un traje de flamenca de la tienda de ropa de una amiga. La política internacional también da para chascarrillos varios…
Los taxistas que se encuentran en el acceso del recinto militar trabajan lo mismo estos días. No tienen palabras feas sobre la visita de Obama. "Aunque se quede en la Base, es algo positivo desde el punto de vista de la promoción de la ciudad". "Siempre es bueno que vengan grandes autoridades". Nadie duda del empleo que genera el recinto militar.
Sentada apaciblemente en un banco, Rafaela reflexiona sobre la necesidad de que "los gordos hablen con Obama" para que la Base dé más puestos de trabajo. "Ya que estamos en peligro, por lo menos que los hijos de Rota tengan ahí su futuro", comenta. Su mensaje para los manifestatantes antimilitaristas es diáfano: "que se vayan a sus pueblos y dejen a los roteños tranquilos". "Los de Rota nunca se manifiestan porque lo que quieren es trabajo", asevera.
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