Tráfico de holoturias

En el último año se ha disparado la captura de estos ejemplares, creándose un auténtico mercado negro que paga precios desorbitados para el consumo en Asia.

Una embarcación intervenida en la última actuación de la Policía Local contra la holoturia, la pasada semana.
Pablo-Manuel Durio Cádiz

15 de agosto 2016 - 01:00

Han estado ahí siempre, en la costa. Y nunca se le ha hecho caso. Han servido si acaso para diversión de los pequeños durante los meses de playa, y poco más. Pero de la noche a la mañana se han convertido en uno de los objetos más deseados y codiciados. La holoturia, o pepino de mar, ha creado tal expectación en la gastronomía que en la ciudad se está produciendo un "marisqueo indiscriminado" de esta especie (cuya captura está del todo prohibida en cualquier modalidad o cantidad) que ya ha dado como resultado numerosas actuaciones policiales y de la Junta de Andalucía y que ha creado una auténtica red ilegal para traficar con estos equinodermos marinos.

El origen de este tráfico de holoturias se remonta unos cuatro años, según expone el oficial de la Policía Local Ernesto Pérez. Entonces, algunos orientales comenzaron a capturar holoturias en la orilla de la playa. "Como vieron que era muy llamativo ver a un chino por la playa mariscando, empezaron a optar por pagar a gente de aquí para que lo hicieran". Y así nació un boom del marisqueo de estos ejemplares que en este último año se ha disparado de manera alarmante. La culpa la tiene el cada vez más demandado consumo en Asia y su utilización cada vez mayor también en la gastronomía de Valencia y Cataluña, donde se ha puesto de moda. Esto hace que se estén pagando precios desorbitados por estos ejemplares. Tanto, que una holoturia, un solo ejemplar de holoturia, puede alcanzar en Asia los 50 euros.

Hasta 23 expedientes sancionadores ha tramitado la Junta de Andalucía -que es la administración competente en esta materia- en lo que va de año 2016, habiéndose incautado la Policía Local de más de una tonelada de ejemplares sólo desde mayo a esta fecha. Estas cifras se multiplican si se une la actividad de la costa gaditana con Málaga, sumando entonces hasta 69 expedientes tramitados por la Junta en 2016.

Con una actividad sancionadora de tal calibre (23 expedientes abiertos sólo en Cádiz en menos de ocho meses por capturar holoturias), las administraciones y fuerzas de seguridad tienen claro que se ha creado una auténtica red que articula este tráfico ilegal de holoturias. Algo similar a lo que se mueve en torno al mundo de las drogas, pero con estos ejemplares marinos. Suena estrambótico, pero así es. De hecho, apunta Ernesto Pérez que hay casos de conocidos traficantes de hachís de la ciudad dedicados al menudeo que han abandonado esta práctica para capturar holoturias -entre otras cosas, porque las sanciones por esto último son sólo económicas mientras que las drogas sí pueden conllevar prisión-.

Los distintos actores que velan por la protección de estos equinordermos marinos vienen hace tiempo manteniendo reuniones para coordinar la acción contra esta trama de la holoturia que se ha implantado en la ciudad. Así, Policía Local, Junta de Andalucía y Guardia Civil van de la mano en este asunto, que se ha abordado ya en específicas reuniones que vienen manteniendo para ver cómo va evolucionando esta práctica ilegal e intentar ponerle freno.

A este respecto, el oficial Ernesto Pérez describe cómo las técnicas y los mecanismos de captura de las holoturias han ido evolucionando en cuestión de meses, buscando que sea más difícil la incautación policial de los ejemplares y la sanción a sus responsables. Así, en un primer momento estos mariscadores furtivos capturaban las holoturias en plena orilla de las playas y marchaban a pie con lo recolectado. Pero al ir aumentando las sanciones por esta práctica, los hábitos han ido cambiando. Ahora lo habitual es que se haga utilizando embarcaciones (zodiacs) y descargando los ejemplares en zonas de más difícil acceso, como los bloques de la Punta de San Felipe, en lugar de salir por la propia playa. Además, también se ha percibido cómo esta práctica empieza también a hacerse de noche, para pasar más desapercibidos y evitar la presencia policial.

Es precisamente la Policía Local la que lidera la acción contra el marisqueo de la holoturia en su primera fase, que es la que corresponde a su captura. Pero en aquellas ocasiones en las que el infractor logra hacerse con el botín deseado, aparece en escena una segunda fase: la comercialización. Según explica la Policía Local, hay dos formas de hacerse esta comercialización de holoturias; o bien en estado natural, tal y como se han capturado, entregándolas a compradores que se encargarían de darle la salida hacia ese mercado asiático que con tanta fuerza reclama estos ejemplares; o bien procediendo al secado de los ejemplares (ya que, en última instancia, la holoturia se comercializa seca, perdiendo alrededor de dos tercios de su tamaño), lo cual implica un riesgo mayor al estar el infractor más tiempo con el producto en su poder pero adquiere mucho más valor en el mercado.

En cualquiera de los casos interviene una segunda persona, el que adquiere los ejemplares capturados en Cádiz para llevarlos a Asia, que es fundamental en esta trama que se ha creado en torno a la holoturia. Estos intermediarios son los que han generado este espectacular aumento de la actividad ilegal en los últimos tiempos, tejiendo una auténtica red ilegal que está haciendo posible que los ejemplares capturados en la costa de Cádiz lleguen a Asia.

Esta captura indiscriminada de holoturias tiene un efecto muy negativo en el Medio Ambiente. Desde la Junta de Andalucía se explica en este sentido que las holoturias son unos equinodermos que se encargan de filtrar y limpiar las impurezas del mar. Y su ausencia en la costa gaditana impedirá, por tanto, esta función. Además, Ernesto Pérez señala que su reproducción es bastante lenta, por lo que ante la pérdida de este ejemplar pasarían décadas hasta que se repoblara la zona.

El espectacular aumento de la práctica ilegal de este marisqueo ya está provocando que en la orilla de las playas apenas haya ejemplares, obligando ya a los que capturan a hacerlo mediante pesca submarina. La clave en esta situación es que la holoturia es un ejemplar que no ofrece oposición ninguna a su captura, lo que facilita mucho las cosas para el mariscador. "En Almería han arrasado por completo la costa. Ya no quedan ejemplares", puntualiza al respecto Ernesto Pérez, que habla de "aniquilación total de la especie".

Es por ello que las administraciones y los cuerpos y fuerzas de seguridad están haciendo "un gran esfuerzo" en tratar de poner fin a este tráfico ilegal de holoturias que se ha disparado en Cádiz. Y para ello, se hace también un llamamiento a la ciudadanía para que denuncien cualquier situación que haga sospechar de que se están capturando ejemplares de este oro marino descubierto en los últimos años que ha creado un auténtico mercado ilegal similar al de la droga al que ahora se intenta poner freno.

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