El Tren de la Playa, un anhelo que vuelve

La puesta en funcionamiento esta pasada semana del Trambahía ha venido a convertir en realidad el deseo de los chiclaneros de poder desplazarse por la provincia en tren. No es una cuestión baladí. Basta con recordar que la reivindicación tiene siglo y medio de antigüedad y que el tranvía llega tras 16 años de obras y 267 millones de inversión pública. Pero la comarca de la Bahía de Cádiz no es la única que reclama mejoras en las comunicaciones en una provincia que es la octava con mayor población del país y que la ve aumentar de manera exponencial durante los meses de verano. La Costa Noroeste también reclama su vía del tren y recuerda que hasta el 31 de diciembre de 1984 Renfe mantuvo abierta la línea ferroviaria que enlazaba Jerez con poblaciones como Sanlúcar, Rota y Chipiona.

Esta línea fue creada todavía en el siglo XIX por el ingeniero belga León Mulet, y los más antiguos del lugar recordaban que antes del denominado ferrobús la línea la cubría un tren de vapor “que iba tan despacio que daba tiempo a bajarse para coger racimos de uvas de los viñedos que atravesaba, para volver a subirse de nuevo al tren”, como contaba en una crónica histórica Diario de Jerez hace unos años.

El convoy era conocido como el tren de la playa, el de la Jara o el de Rota, y la máquina tiraba de tres vagones donde los jerezanos podían desplazarse hasta el mar. Su supresión fue recibida con fuertes críticas por los vecinos de las localidades afectadas, que vieron como tenían que despedirse de un medio de transporte para enlazar con la estación de Jerez; y viceversa, ya que eran miles los jerezanos que utilizaban el Ferrobús para poder ir a la playa en los meses de verano.

Según recogió la prensa en su momento, Luis Mario Aparcero, que ya entonces ostentaba el bastón de mando de Chipiona, no dudó en decir que la decisión de Renfe suponía “un gran atraso para el progreso de la zona”.

No obstante, antes de que llegara el Ferrobús hubo otra línea que unió Jerez con la Costa Noroeste. Esta constaba de 28 kilómetros de longitud entre Jerez y Bonanza, pasando por Sanlúcar de Barrameda, y fue una de las primeras concesiones ferroviarias españolas, no en vano data de 1830, según se recoge en la web euroferroviarios.net.

Desde aquel lejano 1985 que nació sin trenes, en la Costa Noroeste no han sido pocos los intentos políticos por volver a llevar el tren hasta sus entrañas.

Uno de los más recordados es el que realizó Javier Arenas en 2008, cuando prometió que de gobernar en Andalucía pondría en marcha un tranvía que enlazaría El Puerto de Santa María con Sanlúcar, Rota y Chipiona.

Ya en 2016, el PP llegó a presentar alegaciones al Plan de Infraestructuras para la Sostenibilidad del Transporte en Andalucía 2020 para lograr que esta comarca gaditana no se quedara fuera de las comunicaciones por tren de que disfrutaban otras poblaciones.

La última reclamación ha llegado desde la Diputación Provincial, que en su Pleno ordinario de octubre solicitó por unanimidad recuperar las conexiones ferroviarias de la Costa Noroeste.

El Pleno reclamó hace poco más de un mes diferentes medidas para recuperar estas conexiones a través de la construcción de las líneas de tren que unieran entre sí a los municipios de esta comarca y la conectasen con las áreas metropolitanas de Sevilla y la Bahía de Cádiz.

La moción fue presentada por el presidente Juan Carlos Ruiz Boix, que quiso hacerse eco de las demandas de la Plataforma por el Tren de la Costa Noroeste.

La solicitud pretende recuperar el funcionamiento del antes citado Tren de la Playa, que unía El Puerto con Sanlúcar.

La Diputación llegó a comprometerse a participar en una comisión de seguimiento integrada al menos por los ayuntamientos implicados, en la que también tomaría parte la Universidad de Cádiz, y que confía en el respaldo de Adif y la Junta de Andalucía.

Entre los argumentos para que el tren vuelva a llegar hasta la Costa Noroeste está su densidad de población, puesto que Sanlúcar, Rota, Chipiona y Trebujena suman más de 125.000 habitantes, a las que hay que añadir hasta 150.000 personas más durante los meses centrales del verano.