"El Tribunal Supremo de hoy es el que querían en el Doce"

La Isla rinde homenaje al poder judicial gestado en Las Cortes en la jornada histórica del 24 de Septiembre Gonzalo Moliner, presidente del Tribunal Supremo, recoge la medalla de la ciudad

Foto: Fito Carreto
Foto: Fito Carreto
Arturo Rivera San Fernando

24 de septiembre 2013 - 12:13

La Isla revivió ayer su gran fiesta de Las Cortes con una jornada que protagonizaron casi en exclusiva homenajes y reconocimientos y que tuvo una especial dedicatoria al poder judicial, representado en la figura del presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Gonzalo Moliner Tamborero.

Fue el invitado de honor en un nuevo 24 de Septiembre -fecha en la que los isleños recuerdan aquella primera reunión de los diputados que fraguaron La Pepa- que ahondó en su vocación histórica y divulgadora para rescatar de nuevo la trascendencia de lo ocurrido en La Isla y Cádiz hace dos siglos haciendo honor al espíritu que promovió el Bicentenario.

Esta vez, este aniversario, hizo alusión a una de las asignaturas pendientes que todavía arrastraba la conmemoración: recordar, conmemorar y celebrar que fueron Las Cortes de La Isla de León -y luego la Constitución de Cádiz- las que sentaron también las bases del poder judicial, de la justicia moderna, en el revolucionario salto del Antiguo Régimen a las ideas liberales que España dio con la Guerra de la Independencia y el largo asedio napoleónico a las islas gaditanas como telón de fondo.

Fue, precisamente, en San Fernando, en su Ayuntamiento, donde en junio de 1813 tomó posesión el primer Tribunal Supremo, presidido por Ramón de Posada- Soto y Rivero. Y acaba de cumplirse el bicentenario de su constitución, un aniversario que la isleña celebración del 24-S no ha podido pasar por alto.

El Ayuntamiento aprovechó la gran fiesta de Las Cortes para hacer entrega de la medalla de la ciudad -su más alta distinción- al Tribunal Supremo, órgano que se sitúa en la cúspide del poder judicial. Y su presidente, Gonzalo Moliner, pronunció en Real Teatro de las Cortes el discurso institucional que centró los actos de un 24 de Septiembre, que contó también con más homenajes y distinciones.

Moliner se aferró al contexto histórico de Las Cortes y de la Constitución de Cádiz, a los hechos decisivos que se vivieron en el propio Teatro que ayer acogió el acto conmemorativo, para subrayar su importancia decisiva en la gestación del poder judicial.

"El principio de separación de poderes no existía en este país", advirtió. Se plasmó por primera vez en el primer decreto de Las Cortes de 1810, como apuntó por su parte el delegado municipal de Presidencia, Daniel Nieto, que ayer se encargó también de glosar al presidente del Tribunal Supremo antes de que el alcalde, José Loaiza, le hiciera entrega de la medalla de la ciudad. Y ese sistema -prosiguió el ponente invitado- se desarrolló por primera vez en la Constitución de 1812, que dedica un extenso articulado "a la regulación de este poder judicial que se constituía nuevo".

Con un discurso sumamente sencillo pero elocuente, Gonzalo Moliner trazó una línea imaginaria que unió La Pepa con la Constitución de 1978 que, en lo relativo a la regulación del poder judicial, se erige como heredera directa de aquella primera Carta Magna que los diputados redactaron mientras arreciaban los bombardeos de las tropas invasoras. De hecho, advirtió el presidente del Consejo General del Poder Judicial, apenas varían los textos de una y otra en sus aspectos fundamentales a pesar de que lo separan 166 años de historia.

"El artículo 117.1 de la vigente Constitución sostiene que la justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por jueces y magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley", constató. "La Carta Magna de 1978 es históricamente deudora de Las Cortes de Cádiz, en la que los mismos principios de independencia, inamovilidad y sumisión al principio de la legalidad estaban reconocidos con una redacción muy semejante a la actual".

Previamente, el presidente del Consejo General del Poder Judicial había recordado el contexto histórico, aquella España caótica, invadida y sumida en una cruenta guerra contra los franceses, en la que los diputados llamados a Cortes promulgaron la primera Constitución Española. Un texto -recordó- articulado en torno a tres ejes fundamentales: la afirmación de la soberanía nacional frente al absolutismo, el reconocimiento de una serie de derechos y libertades de la persona y la instauración del principio de separación de poderes", que propició la creación del poder judicial. A Las Cortes -explicó- se le atribuyó la facultad de proponer leyes, interpretarlas y, en su caso, derogarlas. Y a los tribunales se les encargó la administración de la justicia en lo criminal y civil. El poder judicial quedó regulado y, a pesar de los avatares históricos, inició un camino que le llevó hasta la actualidad. Se constituyó el Supremo Tribunal de Justicia -"la propia denominación del citado órgano pone de manifiesto la importancia que se le daba", dijo Moliner- que se situó en la cúspide de ese poder judicial.

"Su mera existencia se articuló como uno de los pilares del Estado de Derecho", apuntó. Fue, de hecho, en la Isla de León con Las Cortes y en Cádiz con la Constitución del Doce "donde nació el Estado de Derecho".

El discurso institucional se hiló en torno a ese paralelismo entre La Pepa y la Constitución de 1978 para recordar también su artículo 123, en el que se define al Tribunal Supremo como "el órgano jurisdiccional superior en todos los órdenes, salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales". Moliner refirió también esa "supremacía" heredada del primer texto constitucional que permite "imprimir una doctrina legal vinculante para todos los jueces y tribunales inferiores en grado jurisdiccional garantizando así la aplicación uniforme de la ley en todo el territorio nacional, lo que constituye el fundamento esencial del principio de seguridad jurídica".

"Somos, por tanto, fiduciarios de un importante y notable legado que tuvo su origen en este territorio y tributarios de su reconocimiento", concluyó. "El Tribunal Supremo en la actualidad es el órgano que previeron los constituyentes de Cádiz", subrayó al destacar lo avanzado de la propuesta de aquellos diputados, tanto que apenas ha variado en sus aspectos más esenciales al hablar de una justicia independiente. "No siempre ha sido así, pero después de 200 años podemos decir que estamos ante un Tribunal Supremo como querían aquellos constituyentes que nos precedieron".

Al acto que ayer se celebró en el Real Teatro de Las Cortes -todo un homenaje a la justicia- asistieron también el presidente de la sala segunda del Tribunal Supremo así como el secretario general de este órgano judicial y el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

Gonzalo Moliner mostró también su agradecimiento a los vecinos San Fernando tras recibir la medalla de la ciudad y correspondió al alcalde isleño con un regalo sumamente especial: una publicación editada con motivo del Bicentenario de Las Cortes y de La Pepa publicada el año pasado con motivo de la gran efeméride y que recoge también aportaciones de todos los países iberoamericanos que tomaron parte en el histórico proceso como diputados de ultramar.

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