Trópico de Cádiz

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La tercera generación de uno de los grandes mayoristas de fruta de la provincia se asienta en Europa exportando aguacates del Tesorillo

Juan de Dios Pérez muestra uno de los árboles en su campo de aguacates junto a San Martín del Tesorillo. / Fito Carreto
Pedro Ingelmo

08 de abril 2018 - 01:46

El tesorillo/En esta loma en la frontera entre Cádiz y Málaga, con la blancura de Casares a un lado y el mar del Estrecho azul al otro, en un microclima tropical de mucha agua y poco frío, están creciendo 6.300 árboles de la palta. Son todavía bebés, protegidos por mallas de gasa como crisálidas, pero ya brota una nueva generación de oro verde, el aguacate. Dentro de tres años empezarán a producir y cuando sean árboles en su madurez de cada uno de ellos colgarán 60 kilos de un fruto preñado de grasa vegetal.

Lo del 'oro verde' es una denominación mexicana reciente y es oro porque su consumo se ha disparado en pocos años. Y es oro porque en el suelo volcánico de Michoacán, donde se encuentran los mayores campos de persea mexicana del mundo, el mayor negocio del territorio, habiendo negocios mucho más sucios como muestran todos los clanes de la muerte que lo habitan, no es la maría ni la metanfetamina, sino el aguacate. El aguacate puede funcionar entre 'narcos' como criptomoneda y se exporta masivamente a Estados Unidos. Allí se convierte en guacamole, se unta en los nachos y no hay americano que no se lo zampe ante una superbowl. Los norteamericanos comen tres kilos de aguacate triturado al año por cabeza. Ahora Donald Trump quiere, además de levantar un muro, imponer aranceles al aguacate mexicano. El único productor europeo de aguacate observa estos movimientos en la distancia. El único productor europeo de aguacate es España.

370.000Kilos. Es la cantidad que esta campaña ha salido de la provincia de Cádiz rumbo a Europa

No es que en Andalucía, el único lugar de Europa -también produce Canarias- con condiciones para el aguacate, seamos grandes productores. 77.000 toneladas frente a los casi dos millones de México son números modestos, nos sitúan en el decimoquinto lugar en el mundo, pero somos los que más cerca estamos de las fruterías de un mercado que crece en torno al 15% al año, aunque a día de hoy sólo un 10% de ese consumo europeo es de aguacate español. Las posibilidades de crecer son evidentes. Y aquí la cosa no va de guacamole ni de nachos, sino de modas vegetarianas, prevención del colesterol, cutis sano y los etcéteras propios de la vieja Europa que quiere ser más vieja a base de dietas sanas. Y en ese campo el aguacate tiene un magnífico cartel. Empezaron los franceses con esta fiebre subtropical y ahora están los ingleses, los alemanes, los italianos...

Todo esto lo sabe un joven de 28 años que habla inglés y francés y entiende el italiano, que se ha pateado el mundo, que dice hacerse 150.000 kilómetros al año conduciendo, que es arquitecto por estudios y frutero por sangre, todo esto lo sabe este joven que creció "encima de una caja de cebollas". Ea, fíjate bien, le dijo su padre mientras ante su vista circulaban palés de las frutas mediterráneas de toda la vida. Él es Juande Pérez Sánchez, tercera generación de una familia de fruteros fundada en Conil a finales de los años 50 por Ildefonso Pérez Moreno. Hoy, Frutas Ildefonso es el principal abastecedor de fruta de la provincia. En el año 82, Ildefonso Pérez Zara, el hijo de Pérez Moreno, con el gen emprendedor de esta familia, se aproximó al Tesorillo, una pedanía de Jimena, buscando naranjas. Las naranjas del Tesorillo ganaron fama y el hermano pequeño de Ildefonso, Juan de Dios, levantó la nave que hoy es Pérez Zara Agrícola. Esta es la historia hasta que llegó desde Madrid, con el título de arquitecto bajo el brazo, Juande con una idea. Aguacate. ¡Fruta tropical! Nadie en Cádiz se dedicaba al aguacate, un producto exclusivo de marquistas de Málaga y Motril.

En Madrid Juande se pasaba el día en Mercamadrid. "Me había criado entre frutas y Mercamadrid era el mayor centro de España de distribución. Para mí era el paraíso. Me fijaba en cómo funcionaban los grandes, lo marquistas, y pensaba en cómo traer a Cádiz algo distinto. Mi familia jamás se había dedicado a la exportación, tenía el negocio principalmente en la provincia. Pero, claro, no te vas a poner a exportar naranjas. Las naranjas del Tesorillo las conocemos aquí, pero en Europa no podemos competir con los grandes exportadores valencianos. Había que apostar por otra cosa y hay pocas cosas que les gusten más a los franceses, a los suizos, a los austriacos, que los aguacates". Así que propuso a su padre: dame para montar una planta de aguacate. Era el año 2014 y sólo una temporada antes, en 2012, unas heladas de febrero se habían llevado por delante el 80% del aguacate andaluz. Contando con que su padre sabía que una hectárea de cítrico da 60.000 kilos y esa misma hectárea de aguacate no llega a 10.000, las cuentas no le salían. Un producto demasiado caro. Y su padre dijo no, ni soñando. Ok, dijo Juande, me iré a Holanda, a Rotterdam, a ver qué sucede en el epicentro logístico del producto fresco de Europa. Por lo que su padre, ante la perspectiva migratoria, dijo bueno, venga, si te vas a poner así, sí.

Con 150.000 euros Juande se hizo con una máquina de calibraje de aguacate y amplió la nave de las naranjas del Tesorillo y se fue a patear Europa. "Tenía que colocar mi aguacate y para eso tenía que crear una marca". La marca está en la pegatina de cada aguacate que espera en cámaras su punto de premaduración. En estas cámaras, que en temporada alta están repeletas de cajas, Juande nos enseña en su móvil un vídeo de su contacto en Italia, "un buen amigo", que está quitando cada una de las etiquetas a los aguacates "porque los italianos son muy listos y no quiere que si un día nos peleamos la gente se haya encariñado con nuestra marca", bromea a medias. Lo que muestra es un buen síntoma. "Mi amigo italiano sabe que la gente quiere sus aguacates y no otros y mi amigo italiano sabe que esos aguacates son los nuestros".

Para los productores del Tesorillo la iniciativa de Juande "era una magnífica noticia porque es un producto muy rentable, se paga muy bien, mucho mejor que la naranja, a tres euros el kilo. En el mercado europeo seleccioné distribuidores que me daban confianza porque trabajaban con los buenos en España, Pedro Caparrós, Pepe Bollo... Es gente a la que admiro y trato de copiar de ellos lo mejor". Pedro Caparrós es fundador de Caparrós Nature en Almería y Pepe Bollo es el gran naranjero español, creador en Valencia de Bollo International Fruits. Son los ejemplos de calidad, innovación y exportación en los que Juande se inspira.

De momento, les emula, "humildemente", enviando más de 370.000 kilos de aguacate, el 90% de su producción, a Europa, lo que en algunos mercados ya le ha situado en el top 5 de exportadores españoles de este producto y en otros va camino, "aunque eso es porque tampoco somos muchos. Lo importante es ir conociendo el mercado, ir dominando la logística y sabiendo que no todo es el mismo mercado. El francés es sin duda el más sibarita, pero también el que mejor paga. El inglés, al que se le empieza a notar el brexit en poder adquisitivo y en plazos de pago, está muy controlado por los paquistaníes, que miran más el precio. Los márgenes son escasos porque lo que compramos a tres euros lo va a comprar el consumidor a cuatro y medio. En ese euro y medio de margen es en el que nos movemos, muy poco, sí, pero esto no es un proyecto de dinero rápido. Ahora lo importante es abrirnos un hueco porque esto va a seguir creciendo".

Ese es el motivo de este paradisiaco enclave con 6.300 árboles de palta recién nacidos. "En un futuro queremos autoabastecernos con producción propia en un 50%. No tengo ninguna duda de que el aguacate es nuestro futuro". Lo dice este joven que se crió encima de una caja de cebollas, viendo la fruta pasar. Algo sabe de esto.

Y el frutero se fue al extranjero

Cualquier analista que haga balance de lo que significó la crisis financiera en nuestro país y, sobre todo, en la provincia, sacará una conclusión clara: aprendimos a cruzar fronteras. El sector hortofrutícola ha sido uno de los que traspasó esas fronteras para salir de la asfixia de los mercados locales. Una nueva generación de empresarios se ha formado para que una provincia con no demasiada tradición exportadora en estos productos haya incrementado sus índices en muy pocos años de manera exponencial. En 2017 salieron de la provincia 42 millones de kilos de fruta al exterior. No es que la provincia sea Almería, la gran despensa europea de frescos, de donde salen 330 millones de kilos, pero si se compara con el año 2012, cuando la cifra aportada por Frutex era de 26 millones, el salto es sencillamente asombroso.

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