El padre Troya y Maruja Mey serán nombrados hijos adoptivos el Día de la Villa
La medalla de la ciudad se otorgará a la Peña Flamenca Canalejas y a la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica
PUERTO REAL/El próximo pleno ordinario que se celebrará el 4 de mayo votará las propuestas de concesión de medallas de la Villa e hijos adoptivos de Puerto Real para este 2017, unos galardones que se conceden con motivo de la celebración del Día de la Villa, en el que se conmemora la fundación de Puerto Real el 18 de junio de 1483.
Los hijos adoptivos de Puerto Real este año serán el sacerdote Antonio Troya Magallanes (San Fernando, 1927) y Maruja Mey Novo (Cádiz, 1937).
Por su parte, las medallas de la Villa recaen en la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de Puerto Real por su importante trayectoria y por su arduo y loable empeño en el esclarecimiento de la historia reciente de nuestro municipio; y en la Peña Flamenca Canalejas de Puerto Real, por su encomiable trabajo cultural y como entidad motora del tejido asociativo puertorrealeño.
Referente a los hijos adoptivos, el padre Troya, conocido como el 'cura rojo', recibirá el nombramiento "por su inestimable labor y dedicación en pro de los más desfavorecidos desde su firme compromiso social y como público reconocimiento a su dilatada labor a favor de los intereses de nuestro pueblo a lo largo de toda su vida".
El padre Troya llegó a Puerto Real a finales de los años 60 y no pasó desapercibido. La Guardia Civil acudía a oír sus homilías y las denuncias se sucedían. Antonio recuerda haber comparecido en el juzgado por pedir al obispo que no llevasen a Franco bajo palio. Su proclama no gustaba a las autoridades políticas y en algunas ocasiones tampoco a las autoridades eclesiásticas. En tiempos en las que muchas cosas "ilegales" -partidos políticos, sindicatos, homosexuales o divorciados- Troya denunciaba en sus homilías las "tinieblas" que cubrían a España.
Actualmente, a sus 89 años, forma parte de un grupo de Cáritas Puerto Real que visita los jueves a los sin techo en Cádiz, repartiendo caldo, café y mantas. En la residencia de ancianos Joaquina de Vedruna vive, descansa y reza como uno más, porque siguen sin gustarle los privilegios.
Maruja Mey, por su parte, lo recibe "por el ejemplo de superación que siempre ha evidenciado y su inestimable labor y dedicación al frente del mundo asociativo". Como mujer emprendedora, vio una oportunidad laboral en la apertura de la Pensión Mey. A mediados de los 80, por circunstancias familiares, le tocó liderar un movimiento de lucha contra la heroína. Creo la asociación APAT, desde la que trató de promover la rehabilitación y reinserción de drogodependientes, llegando a alojar en su propia casa a jóvenes puertorealeños para llevar a cabo ese proceso de desintoxicación. A finales de los 90 fundó la Asociación de Ayuda a Drogodependientes y Presos Mará, en la que siguió trabajando en este campo.
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